Pbro. Diego Fenoglio
Domingo
XXVIII del tiempo ordinario – Ciclo B
2012
“¿Qué debo hacer
para alcanzar la vida eterna?”
Quien
elija la sabiduría habrá aprendido un sentido distinto de la vida y de la
muerte; del dolor y del hambre; del sufrimiento y la desesperación. Con ella
vienen riquezas, valoraciones y sentimientos que no se pueden comprar con todo
el oro del mundo. Porque la verdadera sabiduría enseña a tener y vivir con
dignidad.
Ser pobre
nos lleva tan hacia dentro como hacia fuera. Extirpar el deseo de posesión o de
dominio, permite la libertad de dentro. Ser pobre es remontar hacia la desnudez
de una vida que para sí misma sólo quiere a Dios. Así camina una vida desnuda y
sin complejos. Ser pobre es vivir y hacer de otra manera. Una mirada compasiva nos devuelve la ternura que
nos reconcilia con todo. El proyecto del Reino, es la marca de la comunidad
seguidora de Jesús, es…La verdad más directa: compartir el pan con quien tiene
hambre, justamente porque tiene hambre.
Nada hay más blasfemo que protegernos en esa especie de solidaridad
“espiritual” que sólo es cinismo. Y al final, al final, estar con los débiles
de este mundo nos hace ganar un cierto derecho a llamarnos seguidores de Jesús.
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