viernes, 12 de octubre de 2012


Pbro. Diego Fenoglio

Domingo XXVIII del tiempo ordinario – Ciclo B  2012

“¿Qué debo hacer 

para alcanzar la vida eterna?”



Quien elija la sabiduría habrá aprendido un sentido distinto de la vida y de la muerte; del dolor y del hambre; del sufrimiento y la desesperación. Con ella vienen riquezas, valoraciones y sentimientos que no se pueden comprar con todo el oro del mundo. Porque la verdadera sabiduría enseña a tener y vivir con dignidad.


Ser pobre nos lleva tan hacia dentro como hacia fuera. Extirpar el deseo de posesión o de dominio, permite la libertad de dentro. Ser pobre es remontar hacia la desnudez de una vida que para sí misma sólo quiere a Dios. Así camina una vida desnuda y sin complejos. Ser pobre es vivir y hacer de otra manera. Una  mirada compasiva nos devuelve la ternura que nos reconcilia con todo. El proyecto del Reino, es la marca de la comunidad seguidora de Jesús, es…La verdad más directa: compartir el pan con quien tiene hambre, justamente porque tiene hambre.  Nada hay más blasfemo que protegernos en esa especie de solidaridad “espiritual” que sólo es cinismo. Y al final, al final, estar con los débiles de este mundo nos hace ganar un cierto derecho a llamarnos seguidores de Jesús.

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