viernes, 31 de julio de 2015

El Papa echó a su médico personal por "cholulo"

Patrizio Polisca también debió dejar su cargo como director de los servicios sanitarios del Vaticano. A Francisco no le gusta el alto perfil del profesional, admitió el propio portavoz vaticano, Federico Lombardi. Aún no se sabe quién lo reemplazará.


El estilo de Polisca no va con Francisco.


El Papa Francisco despidió a su médico personal, Patrizio Polisca, porque no le gustaba su alto perfil como profesional y por considerarlo “cholulo”, según confirmó Federico Lombardi, el portavoz de la Santa Sede.

Polisca dejó también su cargo como director de los servicios sanitarios del Vaticano, luego de cinco años, pero desde el Vaticano consideraron “normal” su cambio en base en el reglamento para el personal dirigente laico de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Lombardi aclaró: “Polisca continuará su apreciado servicio como médico personal del Papa emérito Benedicto XVI y seguirá residiendo en el Vaticano”. Pero no pudo determinar quién será el sucesor, responsable de la salud del Papa y encargado de los servicios sanitarios.

En 2010, Benedicto XVI designó a Polisca, quien lo acompañó hasta 2013 y siguió como médico del Papa Francisco.

“Veremos quién acompaña al Papa en su viaje a Cuba y Estados Unidos”, exclamó Lombardi de cara a la próxima gira prevista para septiembre.

martes, 28 de julio de 2015

Afinidades entre la encíclica sobre 

“el cuidado de la Casa Común” y 

la “Carta de la Tierra, nuestro Hogar”

Leonardo Boff



         La encíclica “Cuidado de la Casa Común” y la “Carta de la Tierra” tal vez sean los dos únicos documentos de relevancia mundial que presentan tantas afinidades comunes. Tratan del estado degradado de la Tierra y de la vida en sus varias dimensiones, fuera de la visión convencional que se restringe al ambientalismo. Se inscriben dentro del nuevo paradigma relacional y holístico, el único, así nos parece, capaz de darnos todavía esperanza.

         La encíclica conoce la Carta de la Tierra que cita en uno de los puntos más fundamentales: «me atrevo a proponer nuevamente su precioso desafío: como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo» (nº 207). Ese nuevo comienzo es asumido por el Papa. Enumeremos, entre otras, algunas de esas afinidades. 

         En primer lugar aparece el mismo espíritu que atraviesa los textos: de forma analítica, recogiendo los datos científicos más seguros, de forma crítica, denunciando el actual sistema que produce el desequilibrio de la Tierra, y de forma esperanzadora, apuntando salidas salvadoras. No se rinde a la resignación sino que confía en la capacidad humana de forjar un nuevo estilo de vida y en la acción innovadora del Creador, “soberano amante de la vida” (Sab 11,26). 

         Hay un mismo punto de partida. Dice la Carta: «Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies» (Preámbulo, 2). Repite la encíclica: «basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común… el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista» (n. 61). 

         Hay la misma propuesta. Afirma la Carta: «Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida» (Preámbulo, 3). La encíclica enfatiza: «Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad» (n. 5). 

         Una gran novedad, propia del nuevo paradigma cosmológico y ecológico, es esta afirmación de la Carta: «Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos forjar soluciones incluyentes» (Preámbulo, 3). Hay un eco de esta afirmación en la encíclica: «hay algunos ejes que atraviesan toda la encíclica: la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología y la propuesta de un nuevo estilo de vida» (n. 16). Aquí toma valor la solidaridad entre todos, la sobriedad compartida y «pasar de la avidez a la generosidad y a saber compartir» (n. 9). 

         La Carta afirma que «hay un espíritu de parentesco con toda la vida» (Preámbulo 4). Lo mismo afirma la encíclica: «Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas… y nos unimos también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la Madre Tierra» (n. 92). Es la franciscana fraternidad universal. 

         La Carta De la Tierra enfatiza que es nuestro deber «respetar y cuidar de la comunidad de vida… respetar la Tierra en toda su diversidad» (I,1). Toda la encíclica, comenzando por el título “cuidar de la Casa Común” hace de ese imperativo una especie de ritornelo. Propone «alimentar una pasión por el cuidado de mundo» (n. 216) y «una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad» (n.231). Aquí surge el cuidado no como mera benevolencia puntual sino como un nuevo paradigma, amoroso y amigo de la vida y de todo lo que existe y vive. 

         Otra afinidad importante es el valor asignado a la justicia social. La Carta mantiene una fuerte relación entre ecología y «la justicia social y económica» que «protege a los vulnerables y sirve a aquellos que sufren» (n.III,9 c). La encíclica alcanza uno de sus puntos altos al afirmar «que un verdadero planteo ecológico debe integrar la justicia para oír tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres» (n.49; 53). 

         Tanto la Carta de la Tierra como la encíclica subrayan contra el sentido común vigente que «cada forma de vida tiene valor, independientemente de su uso humano» (I, 1, a). El Papa reafirma que «todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros» (n.42). En nombre de esta comprensión hace una vigorosa crítica al antropocentrismo (nn.115-120), pues solamente ve la relación del ser humano con la naturaleza usándola y devastándola y no al contrario, olvidando que él forma parte de ella y que su misión es la de ser su guardián y cuidador. 

         La Carta de la Tierra formuló una definición de paz de las más felices que han sido elaboradas por la reflexión humana: «la plenitud que resulta de las relaciones correctas consigo mismo, con otras personas,  con otras culturas, con otras vidas, con la Tierra y con el Todo del cual somos parte» (16, f). Si la paz, según el Papa Pablo VI, es «el equilibrio del movimiento» entonces la encíclica dice que el «equilibrio ecológico tiene que ser el interior con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual con Dios» (n.210). El resultado de ese proceso es la paz perenne tan ansiada por los pueblos. 


         Estos dos documentos son faros que nos guían en estos tiempos sombríos, capaces de devolvernos la necesaria esperanza de que todavía podemos salvar la Casa Común y a nosotros mismos.            

viernes, 24 de julio de 2015

Para entender el fenómeno de la crisis

Leonardo Boff


         Raramente ha habido en la historia tanta acumulación de situaciones de crisis como en el momento actual. Algunas son coyunturales y superables. Otras son estructurales y exigen cambios profundos, como por ejemplo, la reforma política y tributaria brasilera. Pero hay una crisis que se presenta sistémica y que recubre toda la Tierra y la humanidad. Es una crisis ecológico-social. La percepción general es que la Tierra viva no puede continuar así como se encuentra, pues nos puede llevar a un cuadro de tragedia con desaparición de millones de vidas humanas y porciones significativas de la biodiversidad. En su encíclica sobre “el cuidado de la Casa Común” el Papa Francisco dice sin rodeos: “lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista” (n.61). En su peregrinación por los países más pobres de América Latina, Ecuador, Bolivia y Paraguay, el discurso de cambio estructural y la exigencia de un nuevo estilo de producir, de consumir y de habitar la Casa Común ha sido afirmado repetidamente como algo impostergable.

         La crisis sistémica es grave porque carga dentro de sí la posibilidad de destrucción de la vida sobre el planeta y eventualmente la desaparición de la especie humana. Los instrumentos ya han sido montados. Basta que surja un conflicto de mayor intensidad o un loco fundamentalista del tipo del expresidente Bush para abrir las puertas del infierno nuclear, químico o biológico hasta el punto de no quedar nadie para contar la historia. No podemos subestimar la gravedad de esta última crisis sistémica y global. La actual crisis brasilera es un pálido reflejo de la crisis mayor planetaria. Pero incluso así es desastrosa para todos, afectando especialmente a aquellos sobre cuyos hombros se colocó la carga mayor de los ajustes fiscales para salir o aliviar la crisis: los trabajadores y los jubilados. 

         Comulgamos con la esperanza del Papa Francisco: hay en el ser humano un capital de inteligencia y de medios que nos “ayudan a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (n.163). Y finalmente hay Alguien mayor, señor de los destinos de su creación, que es “el amante de la vida” (Sb 11,26). Él no permitirá que nos exterminemos miserablemente. 

         En este contexto cabe una profundización sobre la naturaleza de la crisis para salir de ella mejores. Desde el existencialismo, especialmente con Sören Kierkegaard, la vida es entendida como un proceso permanente de crisis y de superación de crisis. Ortega y Gasset, en un famoso ensayo de 1942 titulado Esquema de las crisis, mostró que la historia, a causa de sus rupturas y reconstrucciones, posee la estructura de crisis. 
Esta obedece a la siguiente lógica: 
(1) el orden dominante deja de tener un sentido evidente; 
(2) reina la duda, el escepticismo y una crítica generalizada; 
(3) urge una decisión que cree nuevas certezas y otro sentido, ¿cómo decidir si no se ve claro?, pero sin decisión no habrá salida; 
(4) pero tomada una decisión, incluso con riesgo, se abre entonces un camino nuevo y otro espacio para la libertad. Se superó la crisis. Un nuevo orden puede comenzar. 

         La crisis es purificación y oportunidad de crecimiento. No necesitamos recurrir al ideograma chino de crisis para saber ese significado. Nos basta remitirnos al sánscrito, matriz de nuestras lenguas occidentales. 

         En sánscrito, crisis viene de kir o kri que significa purificar y limpiar. De kri viene crisol, elemento con el cual limpiamos el oro de las gangas, y acrisolar que quiere decir depurar y decantar. La crisis representa un proceso crítico, de depuración de lo esencial: sólo lo verdadero y sustancial queda, lo accidental y agregado desaparece. 

         En torno y a partir de este núcleo se construye otro orden que representa la superación de la crisis. Esto se traducirá en un curso diferente de las cosas. Después, siguiendo la lógica de la crisis, este orden también entrará en crisis. Y permitirá, después de un proceso crítico de acrisolamiento y purificación, la emergencia de un nuevo orden. Y así sucesivamente, pues esa es la dinámica de la historia. 

         La crisis posee también una dimensión personal, en varias situaciones de la vida y la mayor de todas, la crisis de la muerte. La crisis posee también una dimensión cósmica que es el fin del universo que para nosotros no acaba en la muerte térmica sino en una inconmensurable explosión e implosión hacia dentro de Dios. 

         Entre tanto, todo proceso de purificación no se hace sin cortes y rupturas. De ahí la necesidad de de-cisión. La de-cisión lleva a cabo una cisión con lo anterior e inaugura lo nuevo. Aquí nos puede ayudar el sentido griego de crisis. 

         En griego krisis, crisis significa la decisión tomada por un juez o un médico. El juez pesa y sopesa los pros y los contras y el médico ausculta los varios síntomas de la enfermedad. Sobre la base de este proceso toman sus decisiones sobre el tipo de sentencia a ser emitida o sobre el tipo de enfermedad a ser combatida. Ese proceso decisorio se llama crisis. Brasil vive, desde hace siglos, demorando sus crisis por faltarles a los líderes la osadía histórica de tomar decisiones que corten con el pasado perverso. Se hacen siempre conciliaciones negociadas con el pretexto de la gobernabilidad. De esta forma se preservan sutilmente los privilegios de las élites y nuevamente las grandes mayorías son condenadas a continuar en la marginalidad social. 

         La crisis del capitalismo es notoria. Pero nunca se hacen cortes estructurales que inauguren un nuevo orden económico. Siempre se recurre a ajustes que mantienen la lógica explotadora de base, como ocurrió recientemente con Grecia. Bien dijo Platón en medio de la crisis de la cultura griega: “las cosas grandes sólo suceden en el caos y en la krisis”. Con la de-cisión, el caos y la crisis desaparecen y nace una nueva esperanza. 


         Entonces se inicia un nuevo tiempo que, esperamos, sea más integrador, más humanitario y más cuidador de la Casa Común.            

miércoles, 22 de julio de 2015

col sicre

A la tercera ola de calor que padecemos en España se añaden, por obra y gracia del zapping litúrgico, cinco domingos dedicados a la lectura del evangelio de san Juan: el discurso del pan de vida, precedido del milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

Un caso extraño
Es raro que Juan coincida con los Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) en algún relato. Este de la multiplicación de los panes y los peces es uno de los pocos casos, pero conviene advertir los matices propios de Juan. El primero es la fecha: «Estaba próxima a la Pascua, la fiesta de los judíos.» Ninguno de los Sinópticos ofrece esta indicación, que para Juan es muy importante: hace referencia al momento de la muerte de Jesús. Juan no cuenta la institución de la Eucaristía, pero este milagro, ocurrido en la misma fiesta, simboliza la idea de que Jesús alimenta a su pueblo.

Jesús y Eliseo
Uno de los grandes obradores de milagros en el Antiguo Testamento es el profeta Eliseo. La 1ª lectura recoge cómo alimentó con veinte panes de cebada a cien personas (teniendo en cuenta las dimensiones de los antiguos panes, no era demasiado difícil sacar un bocadillo para cada uno). En contra de las dudas de su criado, comieron todos y sobró.
El milagro de la multiplicación de los panes y los peces está calcado sobre el de Eliseo, pero aumentando las dificultades. En vez de cien personas son cinco mil (los Sinópticos añaden "sin contar mujeres y niños", Juan sólo menciona a los varones). Y en vez de veinte panes, Jesús sólo dispone de cinco. Para dejar clara la dificultad se indica lo que costaría alimentar a esa gente: 200 denarios. El denario era el salario diario de un campesino; 200 denarios suponen una cantidad muy grande para un grupo que vive de limosna, como el de Jesús.
A pesar de todo, igual que Eliseo dijo: «comerán y sobrará», los comensales de Jesús comen «todo lo que quisieron» y, para demostrar la abundancia, se recogen doce canastos de sobras.
La relación entre el milagro de Jesús y el de Eliseo queda especialmente clara en Juan, ya que mientras los Sinópticos hablan simplemente de "cinco panes", Juan indica que son "panes de cebada", como los que regalan a Eliseo.

Simbolismo eucarístico
Mateo, al contar este milagro, omite la referencia a los peces en el momento de la multiplicación, para subrayar la importancia del pan como símbolo eucarístico.
Juan lo sugiere de forma distinta. La orden de Jesús: "Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda", la refieren los discípulos sólo a los panes, no se preocupan de los peces. Es probable que estas palabras de Jesús reflejen la práctica litúrgica posterior, cuando se pensó que el pan eucarístico no podía ser tratado como otro cualquiera.

La reacción del pueblo 
y la reacción de Jesús
En los Sinópticos, la gente no es consciente del milagro ocurrido. En Juan, el pueblo se sorprende de lo hecho por Jesús y deduce que es el profeta esperado, semejante a Moisés, que alimentó al pueblo en el desierto. A primera vista, extraña que identifiquen a ese «profeta que iba a venir al mundo» con el futuro rey de Israel. Pero Flavio Josefo habla de profetas que se presentaban en el siglo I con pretensiones regias, mesiánicas.
La intención del pueblo es claramente revolucionaria, nombrar un rey que los gobierne distinto del César romano, un rey que los libere. Pero Jesús no comparte ese punto de vista y huye.

Un milagro que continúa en un discurso
En los Sinópticos, el milagro está cerrado en sí mismo. En Juan, el milagro supone el punto de partida para un largo discurso, que se leerá en los próximos domingos. Es importante recordar este detalle al comentar el texto: se puede subrayar la preocupación de Jesús por la gente, su poder infinitamente superior al de Eliseo, el simbolismo eucarístico, la oposición de Jesús a un mesianismo político... pero hay que dejar claro que el relato es sólo la puerta a un discurso. «Ahora viene lo bueno».
Pero Juan, al escribir los discursos de Jesús, los concebía como un desafío para el lector: no se debían entender a la primera, sino tras diversas lecturas y continua reflexión. Por desgracia, la mayoría de los fieles no está para muchos desafíos en el mes de agosto. Sobre todo, si continúa la tercera ola.

José Luis Sicre

martes, 21 de julio de 2015

El terror del Isis está provocando la conversión de musulmanes al cristianismo

Hay más convertidos desde el 11-S 

que en 14 siglos de historia islámica

Muchos mantienen su conversión en secreto, 

temiendo por sus vidas




El grupo terrorista Daesh (autodenominado como Estado Islámico, ISIS) se considera el guardián del Islam. Pero según conquista terreno por la fuerza bruta y el terror, su mensaje religioso conlleva aniquilar a otras creencias y destruir la libertad religiosa.

Aunque algunas noticias dicen que el Islam será la religión más numerosa del mundo, en la actualidad atraviesa una crisis relacionada con los terribles actos de Daesh, en nombre de Alá y siguiendo el más violento mensaje en el nombre de Mahoma, que está llevando a muchos musulmanes a cuestionar su fe y acercarse al cristianismo.
Misioneros cristianos en el mundo islámico dicen que hay más musulmanes convertidos al cristianismo desde el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos que en 14 siglos de historia islámica. Aunque muchos mantienen su conversión en secreto, temiendo por sus vidas.


TESTIMONIOS 
EN EUROPA Y PAÍSES ÁRABES

En Londres, un estudiante inglés, inmigrante de Pakistán, dejó el Islam después de que un largo estudio le convenció que el Corán no podía ser verdad. "Si alguien abandona el Islam o es apóstata, es expulsado de su familia. Sus amigos lo rechazarán y será asesinado o perseguido. Muchos de mis amigos dicen: ‘es la última vez que te hablo porque has irrespetado al profeta Mahoma y al Islam", dice Imram. Imran no es cristiano aún, pero ha estudiado la Biblia y dice que el cristianismo es superior al Islam.
Algunos ex musulmanes se hacen ateos, pero otros descubren un Dios de amor. En Suiza, el pastor Fouad Rasho, inmigrante de Siria, ha bautizado a más de cien ex musulmanes. "A causa de ISIS, muchos musulmanes se vuelven cristianos", indica Fouad Rasho. "Cada semana conozco a uno o más que vienen a mí diciendo ‘quiero conocer del cristianismo, de la Biblia'. Están muy molestos de ser musulmanes", comenta Rasho.
Cuando Nassim Ben Iman llegó a Alemania con sus padres, desde un país musulmán, recuerda que su primera experiencia en el país fue pensar que si Alemania era un país cristiano entonces se trataba de una religión de pecado. "Había desnudos en la televisión, las parejas vivían juntos sin casarse, si eso era el fruto de la religión cristiana es que era mala", expresa Nassim.
Pero luego Nassim descubrió el cristianismo real y hoy es un un cristiano evangélico que alcanza a personas de fe musulmana y de otras creencias para Cristo. "Cuando la gente entiende quien es Jesús lo aman más y más. Y cuando los musulmanes entienden mejor quién es Mahoma, lo que significa el Corán y su historia entonces se alejan del Islam", dice Nassim.
Nassim opina que el Islam parece fuerte pero sólo se alimenta del vacío espiritual en países donde el cristianismo es débil. "El poder más grande del Islam es la debilidad de los cristianos, es lo que ocurre en Alemania y Estados Unidos y en todos los países occidentales", asevera Nassim.
El Hermano Rachid es hijo de un imán marroquí que vivió 15 años como cristiano en secreto. Ahora, presenta un programa en árabe llamado "Preguntas Desafiantes" que reta a los musulmanes a cuestionar su fe. "Muchos musulmanes dicen: ‘si lo que ISIS hace es Islam, yo lo dejo'. Algunos se hacen ateos. Hay una gran ola de ateísmo en el mundo árabe ahora y hay una gran ola de conversión al cristianismo siguiendo a Jesucristo. Yo nunca he visto algo así. El Islam nunca antes enfrentó esta crisis", comenta Rachid.
Aunque parezca que el Islam está preparado para dominar occidente, el Hermano Rachid cree que los cristianos no deben temerle. Él está convencido que es una religión que se muere lentamente. "El Islam no es un instrumento de Dios para juzgar al occidente. La gente teme por lo que ve en las noticias, pero incluso la violencia es una señal de ese colapso", concluye Rachid.


lunes, 20 de julio de 2015

Las mujeres que aprendieron a defender su clítoris

La comunidad embera-chamí lucha por erradicar la ablación en Colombia, el único país americano donde se ha registrado esta práctica. Autoridades gubernamentales e indígenas optan por una transformación cultural que durará décadas

 Mistrato (Colombia) 20 JUL 2015 
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Dos mujeres de la comunidad embera-chamí.
Dos mujeres de la comunidad embera-chamí. / FREDDY CABARCAS (UNFPA COLOMBIA)
Norfilia Caizales no supo que le faltaba una parte de su cuerpo hasta hace unos años. Fue una buena mujer desde niña. Su madre le enseñó a moler maíz, a amasar arepas y a cargar con la casa, pero no a tener hijos. Con eso se encontró después. Su aparato reproductivo fue siempre un misterio, no sabía qué era la regla ni dejó que su esposo la tocara hasta que, confusa, un mes después de casarse fue a ver a un cura que la consoló cuando le dijo que el contacto dentro del matrimonio no es pecado.
Las mujeres embera-chamí viven escondidas de su propio cuerpo. Es sagrado, como una flor que se marchita si ve la luz. Es un objeto frágil del que salen las criaturas que mantienen viva la comunidad. Dentro de esta reserva, donde la tradición es la ley, las mujeres de esta etnia han perpetuado con naturalidad durante siglos, no se sabe cuántos, una práctica que nadie sabe con exactitud cuándo empezó a practicarse en América: la ablación de clítoris.
En 2007, los embera-chamí rompieron un conjuro, una especie de mal de ojo. Ese año, una niña falleció en el hospital de Pueblo Rico, en el departamento de Risaralda, en el centro de Colombia, donde viven unos 25.000 emberas. Esa muerte puso al país, y al continente, en el mapa de la mutilación genital femenina, que se pensaba restringida a África y Asia. El médico que atendió a la niña se dio cuenta de que le faltaba el clítoris. El caso abrió la caja de los horrores. Aparecieron otras niñas mutiladas y se supo que la mayoría de las mujeres de esa comunidad lo estaban. La sociedad volteó a ver a estos indígenas. Los llamaron salvajes, impíos, violentos y empezó la lucha por su erradicación.
Norfilia Caizales no sabía tampoco que la parte que faltaba en su cuerpo era el clítoris. No sabía para qué sirve ni para qué se lo quitaron. Ahora, con una lucidez deslumbrante, casi revolucionaria, quiere ser partera para que ninguna otra niña vuelva a pasar por esto en Colombia.

Las parteras

Una partera escucha una conferencia sobre los derechos de la mujer y los peligros de la ablación de clítoris durante un taller en Colombia.
Una partera escucha una conferencia sobre los derechos de la mujer y los peligros de la ablación de clítoris durante un taller en Colombia. / F. CABARCAS (UNFPA)
Las parteras son las mujeres que ayudan a las embarazadas a traer niños a la vida. Son, por su sabiduría, un tipo de autoridad para los indígenas similar, aunque inferior, al sus médicos, que llaman jaibanás. Ellas saben qué debe comer una mujer encinta para que el bebé crezca sano y cuerdo. Saben cuál es el proceso del parto y qué preparado de hierbas y remedios aplicar en cada momento, algo que mantienen en secreto. Y saben también que a la mayoría de las mujeres embera-chamí les falta el clítoris, aunque nunca lo hubieran llamado así.
El cuerpo de la mujer es tan privado que el sexo solo se da en la oscuridad y los hombres no pueden ver cómo nacen sus hijos. La embarazada se arropa en su madre, su abuela y la partera. Solo ellas saben cómo hacerlo y, cuando llega el momento, se transmiten el conocimiento de generación en generación. “Mi mamá me enseñó que para tener el bebé tenía que abrir las piernas, poner mi mano y esperar. Unos 20 minutos, hasta que el ombligo se vacía. Entonces lo cortas y haces el nudo”, cuenta en una cafetería de Bogotá una desplazada que tuvo a sus hijas sola, en el baño de su casa, lejos de todo, en alguna de las veredas de Pueblo Rico hace tres lustros. Ni siquiera las parteras alcanzan a llegar a todos los nacimientos. El centro de salud más cercano puede estar a algunos días de viaje, un camino que comienza a pie o sobre el lomo de algún animal en la selva, donde viven en tierras comunitarias, y sigue por carretera. Ella hace oidos sordos cuando se le habla de la “curación”. Así se refieren a la mutilación.
El libro Embera Wera, que recoge las experiencias de cuatro años de proyectos para fomentar la emancipación de las mujeres de esta comunidad entre 2007 y 2011, explica que las embera tienen una relación muy fuerte con su cuerpo y el de sus bebés. Los recién nacidos son examinados minuciosamente para alertar de cualquier malformación. Las parteras prestan especial atención al clítoris de las niñas: “si sobresalía de los labios mayores, era cortado por la partera porque así se garantizaba una madurez normal”, explica el libro, basado en declaraciones de las mujeres involucradas. En cuanto a las herramientas, citan tijeras, cuchillas de afeitar... algo capaz de dejar un corte limpio que se sana, si cicatriza, con una combinación secreta de hierbas.

Entre la historia y el mito

El origen de la ablación en Colombia oscila entre la historia y el mito. La duda de que sea una costumbre ancestral perdura, pero la mayoría de las versiones dicen que fue algo que vino, antes o después, durante la colonización. Víctor Zuluaga es historiador retirado de la Universidad Tecnológica de Pereira y ha trabajado en las comunidades embera-chamí de Risaralda desde los años 70. Desde entonces, recoge relatos e historias sobre sus orígenes y sus tradiciones. Cuenta que en el siglo XVII, cuando los colonos ya habían tomado el control de la mayoría de pueblos indígenas, los chamí se mantuvieron indomables. Eran un pueblo casi nómada que vivía más de la caza y de la pesca que de la agricultura o la minería. La salida que encontraron para ellos fue, pues, el camino: los usaron para trasladar carga entre la costa y las montañas. Su trayecto pasaba por Tadó, un pueblecito riquísimo en oro actualmente en el departamento del Chocó, donde trabajaban cientos de esclavos africanos. Cuando coincidían los domingos, a veces también en sábado, los indígenas y los esclavos tenían “un pequeño espacio de libertad” donde compartir costumbres y rituales.
Grupo de mujeres embera al lado de una de sus casas / F. CABARCAS (UNFPA)
Esos esclavos, que venían de Malí y también estaban acostumbrados a que los hombres pasaran mucho tiempo fuera de casa, les enseñaron a los embera, que llegaban a pasar dos otres semanas dando caza a un animal perdidos en la selva, a controlar la libido de sus esposas. “La 'curación' tiene el sentido de poner a la mujer en una posición tal que no pueda cometer infracciones como las contorsiones o la infidelidad. Ellos hablan mucho en el término brinconas. Es curarlas de ese mal. El clítoris es ahí el centro: algunas sectas cristianas lo llaman el timbre del infierno”, explica Zuluaga.
La primera vez que oyó hablar de la ablación fue en los años setenta, cuando una partera le dijo que dos o tres meses después de que naciera la niña le quitaban “la cosita”. “Se coge una puntilla, se pone en las brasas y cuando está roja, lo colocamos y lo quemamos”. El profesor refleja la cara de pasmo que se le quedó en el momento de esa conversación. “Lo oí como testimonio de una persona que lo practicaba y no dimensioné ni creí que pudiera ser una costumbre viva. Creí que era algo que pasaba en el pasado”.

Erradicación con empoderamiento

Alberto Wazorna es embera-chamí y era consejero mayor de los indígenas de Risaralda en 2007. Fue uno de los abanderados en la transformación cultural que ha experimentado la comunidad en los últimos ocho años. Se siente un privilegiado por haber podido presenciar el desvelo. “Fue precioso ese proceso en el cual la mujer se daba cuenta que una práctica que ella consideraba cultural estaba haciendo daño a las niñas de la comunidad. Aprendimos que la tradición debe generar vida y no dolor y muerte”, cuenta sentado en una silla de biblioteca infantil de Mistrató, otro de los municipios de Risaralda donde ha habido muertas por mutilación en los últimos años, durante un taller en el que los jóvenes embera se forman para ser los líderes del futuro en sus comunidades.

Conversaciones sobre la ablación

Mujeres embera con sus bebés.
Mujeres embera con sus bebés. / F. CABARCAS (UNFPA)
La habitación del hostal es pequeña y oscura y las esquinas no forman ángulos rectos. Esto, junto con las dos camas que no dejan espacio para pasar, da una sensación de desorden, pero las almohadas de flores, por viejas que sean, dan cierta calidez a la estancia que ocupan mientras están en Mistrató, la capital del municipio colombano donde se encuentran sus comunidades remotas, durante los días que dura la escuela de formación indígena. Las mujeres hablan de ellas, de sus cuerpos y de la mutilación abiertamente, entre risas.
Wazorna insiste en que los primeros sorprendidos fueron ellos, los hombres: “Nosotros no sabíamos nada”, repite el ahora consejero de laOrganización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC), “en términos de comunidad nos trajo un conflicto muy complicado. Nos tocó afrontarlo”. Desde que se destapó una comisión de organismos estatales (encabezados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF) e internacionales (quien asumió el papel fue el Fondo de Población de Naciones Unidas de Colombia, UNFPA) se echó a la tarea de la concienciación y la transformación cultural. Fueron barriendo la selva para llegar a todas las veredas de todas las laderas de esa zona andina, especialmente en los municipios de Pueblo Rico y Mistrató (Risaralda), donde se han registrado más casos de ablación. Organizaron talleres y charlas con las mujeres, especialmente las parteras, para trasladarles la preocupación. Hoy, el ICBF dice tener unas 30 parteras de su lado, comprometidas a no continuar con la práctica y a difundir los esfuerzos por abolirla. La ONIC calcula que se han reducido en un 80% el número de casos, pero no hay manera de demostrar estas cifras, puesto que ni antes ni ahora existen registros de la ablación. Todos saben que una cultura de siglos no cambiará sinó en generaciones.
El trabajo, que busca concienciar más que punir, pasa porque las mujeres tengan un papel más importante en sus comunidades. Que formen parte de los entes de gobierno. Que den su palabra. Las leyes colombianas no contemplan la prohibición. Solo a nivel comunitario existe una pena de 24 horas de cepo y tres años de trabajos forzadas para las mujeres que se descubra que han participado en una ablación. Delfín Arce, consejero mayor de los indígenas de Risaralda, afirma que en los últimos años unas 300 mujeres han pagado su pena en ese departamento, algo que tanto el ICBF como el UNFPA como la propia ONIC consideran no solo contraproducente, sino injusto para ellas: víctimas no solo de la mutilación y sus consecuencias y de la discriminación social dentro de las comunidades, sino también del estigma de perpetuar una tradición violenta y peligrosa.
Los representantes de las instituciones en el diálogo por la supresión colocan en octubre de 2012 el hecho más importante en el camino por la erradicación que, asumen, tardará décadas en llegar a su objetivo. En una cumbre de autoridades del Estado, indígenas y no indígenas, se prohibió por primera vez de manera oficial la mutilación genital femenina. “La cultura debe generar vida, no muerte”, fue la conclusión que sacaron del encuentro. Llevaban cinco años intentando impulsar el cambio, pero antes tenían y tienen que suprimir la desigualdad.

Preocupaciones de la mujer emberá

Una mujer carga a su bebé en una vereda en Colombia.
Una mujer carga a su bebé en una vereda en Colombia. / F. CABARCAS (UNFPA)
  • “Las mujeres muchas veces mueren de parto y algunas niñas a causa de la curación”.
  • “Si la mujer no puede tener hijos o se manda arreglar para no tener hijos el hombre le pega porque cree que lo va a engañar”.
  • “En Pueblo Rico y Mistrató están dando las niñas a los 10 o 12 años para matrimonio siendo que aún está como niña y eso es como violación”.
  • “A las mujeres nos pegan con machetes, con palos y los hombres amenazan que si las denuncian, las van a acabar, por eso no han podido dejar castigar a sus esposos porque las dejan o las matan”.
  • “Si una compañera queda viuda, se le daña la mentalidad y se va para Bogotá a mendigar diciendo que son desplazados”.
  • “Si la planificación avanza la comunidad no va a resultar a futuro (...) Las mujeres están colocando dispositivos con eso está produciendo cáncer en la matriz, las pastillas están generando problemas, dificultades en la salud. No es permitido seguir planificando con los métodos occidentales, sí hacerlo con los tradicionales para cuando quiera tener más hijos que el otro esté mayorcito. Ahora el marido impone cuántos hijos van a tener”.
  • “Se presenta maltrato físico, maltrato verbal y abuso sexual entre las parejas y al interior de la familia; que algunos hombres no respetan a las mujeres y que la embriaguez frecuente de muchos de ellos hace más grave la situación”.
  • “En los casos de maltrato las mujeres nos quejamos con el gobiernador o la autoridad y ellos castigan a los dos esposos sin tener en cuenta que las mujeres no tienen culpa y en caso de borrachera con amenazas a las muejeres no se aplica la sanción”.
Las citas reflejan las inquietudes de un grupo de mujeres que se reunieron en 2009 con las autoridades indígenas de Risaralda con el objetivo de marcar las líneas de trabajo para empoderarlas y asegurar sus derechos. En esa reunión, celebrada en el marco del proyecto Embera Wera iniciado en 2007 por el CRIR, la ONIC y UNFPA para emancipar a las mujeres de esta comunidad, ya se prohibió a nivel regional la mutilación genital femenina.
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domingo, 19 de julio de 2015

Partió el hombre que esperaba siempre el adviento de Dios

Leonardo Boff


         Hizo de todo en la vida. En la juventud fue ateo y marxista. Pero de repente se convirtió. Se ordenó sacerdote durante la guerra. Entró en la Resistencia contra los nazis. En 1949 lo nombraron asesor de la Juventud de Acción Católica. Pero sus métodos libertarios no agradaron al statu quo eclesiástico y lo mandaron a acompañar a emigrantes italianos que venían por barco a Argentina. En el viaje encontró a un Hermanito de Jesús, seguidor de Charles de Foucault cuyo carisma es vivir en el mundo entre los más pobres. Se inició en Argelia junto al desierto y entró en la lucha de liberación contra la dominación francesa. Después fue enviado a Argentina. Trabajó durante años como obrero con los madereros. Fue al Chile de Pinochet, pero su nombre estuvo pronto en la lista que decía: “quien encuentre a uno de estos, puede eliminarlo”. Estuvo un tiempo en Venezuela. Y acabó instalándose en Brasil, en Foz do Iguaçu, donde creó varias iniciativas para los pobres, con hierbas medicinales, una granja didáctica para jóvenes desamparados y otras organizaciones populares que continúan existiendo hasta hoy.

         Tuvo muchos reconocimientos que casi siempre rechazaba. El más importante fue el 29 de noviembre de 1999 en Brasilia cuando el embajador israelí le confirió la mayor distinción dada a un no judío: “justo entre las naciones”. Durante la guerra creó junto con otras personas una red clandestina que salvó a 800 judíos.

         Se hizo monje sin salir del mundo, sino dentro siempre del mundo de los pobres y humillados. Todo el tiempo libre lo dedicaba a la oración y a la meditación. Durante el día recitaba mantras y jaculatorias. Fue una de las figuras más impresionantes que pasaron por mi vida, con una retórica capaz de resucitar muertos. Éramos amigos-hermanos.

         Tenía una extraña manera propia de rezar. Él mismo me lo contó. Pensaba: si Dios se hizo humano en Jesús, entonces fue como uno de nosotros: hizo pipí, caca, lloriqueaba pidiendo el pecho, hacía pucheros cuando algo le molestaba, como el pañal mojado.

         Al principio, pensaba él, Jesús habría querido más a María, luego más a José, cosas que Freud y Winnicott explican. Y fue creciendo como nuestros niños, jugando con las hormigas, corriendo tras los perros y, travieso, robando frutas del huerto del vecino.

         Ese extraño místico, rezaba a Nuestra Señora imaginando cómo acunaba a Jesús, cómo lavaba en el tanque de agua los pañales sucios, cómo cocinaba la papilla para el Niño y una comida más fuerte para su marido carpintero, el buen José.

         Y se alegraba interiormente con tales cavilaciones porque así debe ser pensada la encarnación del Hijo de Dios, en la línea del Papa Francisco, no como una doctrina fría, sino como un hecho concreto. Sentía y vivía tales cosas con conmoción del corazón. Y lloraba con frecuencia de alegría espiritual.

         Donde llegaba, creaba siempre a su alrededor una pequeña comunidad en la peor favela de la ciudad. Tenía pocos discípulos. Solo tres que acabaron marchando. Encontraban demasiado dura aquella vida y todavía tenían que meditar durante el día, en el trabajo, en la calle, en la visita a los caseríos más decaídos.

         Sólo, se agregó entonces a una parroquia que hacía trabajo popular. Trabajaba con los sin-tierra y con los sin-techo. Valeroso, organizaba manifestaciones públicas frente a la alcaldía y animaba las ocupaciones de terrenos baldíos. Y cuando los sin-tierra y los sin-techo conseguían establecerse, hacía bellas “místicas” ecuménicas, como hace siempre el MST.            

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(Con información de AFP)

En la tv de Estados Unidos

Grupos conservadores califican a Francisco como "el hombre más peligroso del mundo"


Así lo llamó al Papa el comentarista Greg Gutfeld, de la cadena estadounidense Fox News. 
Numerosos conservadores de ese país, los "neacons", piensan lo mismo. 
Rechazan que el Papa tenga un discurso antisistema. Francisco visitará USA en septiembre.



Cuando solo faltan dos meses para su viaje a Estados Unidos y luego de su denuncia contra el sistema económico mundial, el Papa Francisco se ganó nuevos enemigos con sus recientes llamados desde Sudamérica para que el mundo “cambie” el sistema y sus estructuras.

Numeroso conservadores estadounidenses, los llamados “neocons“, entre ellos católicos practicantes, no logran digerir las palabras del papa cada vez que habla de economía y lo desdeñan por considerarlo marxista y comunista.

Al volver a su natal Sudamérica al inicio de julio, ante representantes de los movimientos populares reunidos en Bolivia, Francisco renovó sus críticas a las desigualdades, a la “avidez desenfrenada por el dinero”, a la “dictadura sutil” que condena y esclaviza a hombres y mujeres y al “nuevo colonialismo” enraizado con el sistema económico.

“Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, ni lo aguantan los pueblos… y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra”, clamó el pontífice.

El papa argentino pidió a las bases del mundo una suerte de revolución, una revolución social, lo que irrita profundamente a los estadounidenses.

“Santidad, los Estados Unidos ven esas críticas al sistema económico como una condena a su modo de vida. ¿Qué responde a ello?”, le preguntó una periodista durante el vuelo de regreso de Paraguay a Italia y el Vaticano.

“Lo que he dicho no es nuevo. Lo dije en la encíclica Evangelii Gaiduim: ‘ésta economía mata’. Lo he dicho también en la encíclica ‘Laudato Si’. No es nuevo. Se sabe. Supe que se han hecho algunas críticas en Estados Unidos. No las he leído ni tenido tiempo para leerlas. Cada crítica debe ser estudiada y luego iniciar el diálogo”, respondió.

Para los vaticanistas, Francisco respeta simplemente la doctrina social de la Iglesia, cuyas bases fueron lanzadas a finales del siglo XIX por el papa León XIII, quien preconizaba salarios justos y el derecho a organizar sindicatos, aunque rechazaba vigorosamente el socialismo y mostraba poco entusiasmo por la democracia.

Sin embargo, todas esas críticas comienzan a pesar sobre el viaje a Estados Unidos, que se presenta cada vez más complejo, sobre todo después de su paso por Cuba, etapa confirmada recientemente, donde se reunirá con Raúl Castro, quien ha demostrado una particular admiración hacia el pontífice latinoamericano.


El hombre más peligroso del planeta

Para el comentador de la cadena de televisión estadounidense Fox News, Greg Gutfeld, Francisco es hoy por hoy “el hombre más peligroso del planeta”.

El pontífice que viene del sur, que ha vivido junto a los pobres y desheredados, que considera que la lucha contra la pobreza y defensa del medio ambiente está profundamente entrelazada, tomó posición sobre temas específicos, al pedir que se sustituya el petróleo y el carbón por energías renovables, lo que naturalmente molesta al poderosa lobby del petróleo y pone en cuestión el modelo de vida de ese país.

Al tachar a las multinacionales de ser las “depredadoras” del planeta y de ser responsables del uso insensato de la tierra, Francisco acumuló aún más poderosos enemigos.


Instrumentalización

Los críticos más agudos del papa lo acusan también de haberse dejado “instrumentalizar” por los gobiernos izquierdistas de Bolivia y Ecuador, algo a lo que al parecer no le otorga mayor importancia.

“Todo puede ser instrumentalizado. Hay que tener siempre en cuenta el contexto. La hermenéutica”, explicó a los periodistas.

Comentando el regalo que le hizo el presidente Evo Morales, quien le obsequió un crucifijo de madera con la forma de la hoz y el martillo, elaborado por el cura Luis Espinal, un jesuita de extrema izquierda asesinado en 1980, Francisco declaró: “Para mí es arte de protesta, no es ofensivo”.

El papa mencionó a uno de los grandes artistas argentinos de su país, León Ferrari, premiado por la Bienal de Venecia, cuya fuerte crítica a la Iglesia católica causó gran controversia en Argentina, generando un intenso debate sobre arte y libertad de expresión en el que estuvo involucrado el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.


Teología de la liberación

“Es uno de la teología de la liberación. Critica el capitalismo salvaje y rehabilitó a Gustavo Gutiérrez, el padre de esa teología”, sostiene el profesor estadounidense Mark Silk, del Trinity College (Connecticut) en la página Religion News Service.

Juicios a los que sus allegados responden que, desde que vivía en Buenos Aires, siempre ha sido un “teólogo del pueblo”, que defiende una justa distribución de los frutos de la tierra y del trabajo humano.

(Con información de AFP)