miércoles, 17 de octubre de 2012


ESTUDIO 

DOCUMENTO DE LA PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA

"La Interpretación de la Biblia en la iglesia" 

(1993)


Vanesa Ester Martínez




ANÁLISIS RETÓRICO

Definición según el documento: 

señalar página y párrafo







a) ANÁLISIS RETÓRICO: retórica clásica, la “retórica griega”.

Partes de la retórica griega:
- “captatio benevolentiae” que intenta ganarse la atención del lector.
-  “propositio” en la que se expone la tesis, es la clave de la carta.
-  “narratio” en la que se cuentan unos hechos.  Argumentaciones.
-  “probatio” en la que se quiere probar esa tesis.

TAREA:   Analizar los -según el esquema de la retórica- Discursos de los Hechos de los Apóstoles
-        De Pedro: 2,14-36; 3,11-26
-        De Esteban: 7,1-54



b)  Inclusiones:

Mt. 1,23 y 28,20;

      Jn. 2,1-12




QUIASMOS:

Ejemplos:


Is. 22,22:

Mt. 20,16:

Sal 34,14:

Gal. 5,17:

1 Cor. 6,13:

Prov. 5,23:

Lc.24,13-35.

Am 7,10-17


DANIEL: 2-7

8 comentarios:

  1. ANÁLISIS RETÓRICO:
    Definición según el documento: “La retórica es el arte de componer un discurso persuasivo. Puesto que todos los textos bíblicos son en algún grado textos persuasivos, un cierto conocimiento de la retórica forma parte del instrumento normal del exégeta. El análisis retórico debe ser conducido de modo crítico, ya que la exégesis científica es una tarea que se somete necesariamente a las exigencias del espíritu crítico.”
    Señalar página y párrafo: (La interpretación de la Biblia en la Iglesia, Pontificia Comisión Bíblica, pág. 40, b)
    a) ANÁLISIS RETÓRICO: retórica clásica, la “retórica griega”.

    Partes de la retórica griega:
    - “captatio benevolentiae” que intenta ganarse la atención del lector.
    - “propositio” en la que se expone la tesis, es la clave de la carta.
    - “narratio” en la que se cuentan unos hechos. Argumentaciones.
    - “probatio” en la que se quiere probar esa tesis.

    TAREA: Analizar los -según el esquema de la retórica- Discursos de los Hechos de los Apóstoles
    - De Pedro: 2,14-36; 3,11-26
    CAPTATIO BENEVOLENTIAE: Pedro intenta ganarse la atención de los judíos piadosos venidos de todas las naciones del mundo para Pentecostés, recordándoles las profecías del Antiguo Testamento.

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  2. Hch 2, 14-21: “Entonces, Pedro poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: «Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención, porque voy a explicarles lo que ha sucedido. Estos hombres no están ebrios, como ustedes suponen, ya que no son más que las nueve de la mañana, sino que se está cumpliendo lo que dijo el profeta: “En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán. Haré prodigios arriba, en el cielo, y signos abajo, en la tierra: verán sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y glorioso. Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará".”
    PROPOSITIO: Pedro expone la tesis del mensaje.
    Hch 2, 22-24: “Israelitas, escuchen: A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su intermedio los milagros, prodigios y signos que todos conocen, a ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque no era posible que ella tuviera dominio sobre él.”
    NARRATIO: Pedro relata los argumentos.
    Hch 2,25-34: “En efecto, refiriéndose a él, dijo David: "Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque él está a mi derecha para que yo no vacile. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. También mi cuerpo descansará en la esperanza, porque tú no entregarás mi alma al Abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción. Tú me has hecho conocer los caminos de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia". Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías, cuando dijo que no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción. A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. Exaltado por el poder de Dios, él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen".
    PROBATIO: Pedro quiere probar su tesis.
    Hch 2,35-36 “Porque no es David el que subió a los cielos; al contrario, él mismo afirma: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a todos tus enemigos debajo de tus pies". Por eso, todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías”.

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  3. - De Esteban: 7,1-54
    CAPTATIO BENEVOLENTIAE: Esteban intenta ganarse la atención de los miembros de la sinagoga elogiándolos.
    Hch 7, 1: “El respondió: “Hermanos y padres, escuchen”.
    PROPOSITIO: Esteban expone la tesis del mensaje.
    Hch 7, 2-7: “El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham, cuando aún estaba en la Mesopotamia, antes de establecerse en Jarán, y le dijo: «Abandona tu tierra natal y la casa de tu padre y ve al país que yo te indicaré». Abraham salió de Caldea para establecerse en Jarán. Después de la muerte de su padre, Dios le ordenó que se trasladara a este país, donde ustedes ahora están viviendo. El no le dio nada en propiedad, ni siquiera un palmo de tierra, pero prometió darle en posesión este país, a él, y después de él a sus descendientes, aunque todavía no tenía hijos. Y Dios le anunció que sus descendientes emigrarían a una tierra extranjera, y serían esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. Pero yo juzgaré al pueblo que los esclavizará –dice el Señor– y después quedarán en libertad y me tributarán culto en este mismo lugar”.
    NARRATIO: Esteban relata los argumentos.
    Hch 7, 8-50: “Le dio luego la alianza sellada con la circuncisión y así Abraham, cuando nació su hijo Isaac, lo circuncidó al octavo día; Isaac hizo lo mismo con Jacob, y Jacob con los doce patriarcas. Los patriarcas, movidos por la envidia, vendieron a su hermano José para que fuera llevado a Egipto. Pero Dios estaba con él y lo salvó en todas sus tribulaciones, le dio sabiduría, y lo hizo grato al Faraón, rey de Egipto, el cual lo nombró gobernador de su país y lo puso al frente de su casa real. Luego sobrevino una época de hambre y de extrema miseria en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y nuestros padres no tenían qué comer. Jacob, al enterarse de que en Egipto había trigo, decidió enviar allí a nuestros padres. Esta fue la primera visita. Cuando llegaron por segunda vez, José se dio a conocer a sus hermanos, y el mismo Faraón se enteró de origen de José. Este mandó llamar a su padre Jacob y a toda su familia, unas setenta y cinco personas. Jacob se radicó entonces en Egipto, y allí murió, lo mismo que nuestros padres. Sus restos fueron trasladados a Siquem y sepultados en la tumba que Abraham Había comprado por una suma de dinero a los hijos de Emor, que habitaban en Siquem. Al acercarse el tiempo en que debía cumplirse la promesa que Dios había hecho a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, hasta que vino un nuevo rey que no sabía nada acerca de José.

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  4. Este rey, empleando la astucia contra nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres y los obligó a que abandonaran a sus hijos recién nacidos para que no sobrevivieran. En ese tiempo nació Moisés, que era muy hermoso delante de Dios. Durante tres meses fue criado en la casa de su padre, y al ser abandonado, la hija del Faraón lo recogió y lo crió como a su propio hijo. Así Moisés fue iniciado en toda la sabiduría de los egipcios y llegó a ser poderoso en palabras y obras. Al cumplir cuarenta años, sintió un vivo deseo de visitar a sus hermanos, los israelitas. Y como vio que maltrataban a uno de ellos salió en su defensa, y vengó al oprimido matando al egipcio. Moisés pensaba que sus hermanos iban a comprender que Dios, por su intermedio, les daría la salvación. Pero ellos no lo entendieron así. Al día siguiente sorprendió a dos israelitas que se estaban peleando y trató de reconciliarlos, diciéndoles: «Ustedes son hermanos, ¿por qué se hacen daño?». Pero el que maltrataba a su compañero rechazó a Moisés y le dijo: «¿Quién te ha nombrado jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como mataste ayer al egipcio?». Al oír esto, Moisés huyó y fue a vivir al país de Madián, donde tuvo dos hijos. Al cabo de cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del monto Sinaí, en la llama de una zarza ardiente. Moisés quedó maravillado ante tal aparición y, al acercarse para ver mejor, oyó la voy del Señor que le decía: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob». Moisés atemorizado, no se atrevió a mirar. Entonces el Señor le dijo: «Quítate las sandalias porque estás pisando un lugar sagrado. Yo he visto la opresión de mi Pueblo que está en Egipto, he oído sus gritos de dolor, y por eso he venido a librarlos. Ahora prepárate, porque he decidido enviarte a Egipto». Y a este Moisés, a quien ellos rechazaron diciendo: ¿Quién te ha nombrado jefe o árbitro nuestro?, Dios lo envió como jefe y libertador con la ayuda del ángel que se apareció en la zarza. El los liberó, obrando milagros y signos en Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto, durante cuarenta años. Y este mismo Moisés dijo a los israelitas: Dios suscitará de entre ustedes un profeta semejante a mí. Y cuando el pueblo estaba congregado en el desierto, él hizo de intermediario en el monte Sinaí, entre el ángel que le habló y nuestros padres, y recibió las palabras de vida que luego nos comunicó. Pero nuestros padres no sólo se negaron a obedecerle, sino que lo rechazaron y, sintiendo una gran nostalgia por Egipto, dijeron a Aarón: «Fabrícanos dioses que vayan al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a ese Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto». Entonces, fabricaron un ternero de oro, ofrecieron un sacrificio al ídolo y festejaron la obra de sus manos. Pero Dios se apartó de ellos y los entregó al culto de los astros, como está escrito en el libro de los Profetas: "Israelitas, ¿acaso ustedes me ofrecieron víctimas y sacrificios durante los cuarenta años que estuvieron en el desierto? Por el contrario, llevaron consigo la carpa de Moloc y la estrella del Dios Refán, esos ídolos que ustedes fabricaron para adorarlos. Por eso yo los deportaré más allá de Babilonia". En el desierto, nuestros padres tenían la Morada del Testimonio. Así lo había dispuesto Dios, cuando ordenó a Moisés que la hiciera conforme al modelo que había visto. Nuestros padres recibieron como herencia esta Morada y, bajo la guía de Josué, la introdujeron en el país conquistado a los pueblos que Dios iba expulsando a su paso. Así fue hasta el tiempo de David. David, que gozó del favor de Dios, le pidió la gracia de construir una Morada para el Dios de Jacob. Pero fue Salomón el que le edificó una casa, si bien es cierto que el Altísimo no habita en casas hechas por la mano del hombre. Así lo dice el Profeta: "El cielo es mi trono, y la tierra la tarima de mis pies. ¿Qué casa me edificarán ustedes, dice el Señor, o donde podrá estar mi lugar de reposo? ¿No fueron acaso mis manos las que hicieron todas las cosas?"

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  5. PROBATIO: Esteban quiere probar su tesis.
    Hch 7,51-54: “¡Hombres rebeldes, paganos de corazón y cerrados a la verdad! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo y son iguales a sus padres. ¿Hubo algún profeta a quien ellos no persiguieran? Mataron a los que anunciaban la venida del Justo, el mismo que acaba de ser traicionado y asesinado por ustedes, los que recibieron la Ley por intermedio de los ángeles y no la cumplieron».”

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  6. b) Inclusiones: “C. Acercamientos basados sobre la Tradición: Aunque se diferencian del método histórico-crítico por una mayor atención a la unidad interna de los textos estudiados, los métodos literarios que acabamos de presentar permanecen insuficientes para la interpretación de la Biblia, porque consideran cada escrito aisladamente. Pero la Biblia no se presenta como una suma de textos desprovistos de relaciones entre ellos, sino como un conjunto de testimonios de una misma gran Tradición. Para corresponder plenamente al objeto de su estudio, la exégesis bíblica debe tener en cuenta este hecho. Tal es la perspectiva adoptada por varios acercamientos que se desarrollan actualmente.” (La interpretación de la Biblia en la Iglesia, Pontificia Comisión Bíblica, pág. 48, c)
    Mt. 1,23 y 28,20: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: «Dios con nosotros». “
    “… y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».”
    • “Uno de los más antiguos testimonios de la interpretación judía de la Biblia es la traducción griega de los Setenta.” (La interpretación de la Biblia en la Iglesia, Pontificia Comisión Bíblica, pág. 51, c)
    • Jesús cumple las profecías del antiguo Testamento.
    Jn. 2,1-12: “Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. Después de esto, descendió a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y permanecieron allí unos pocos días.”
    • Helenismo y Jesús el nuevo Moisés que realiza signos.

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  7. QUIASMOS: “Una de las figuras literarias de repetición. Consiste en repetir palabras o expresiones iguales de forma cruzada y manteniendo una simetría, a fin de que la disparidad de sentidos resulte a su vez significativa.” (http://es.wikipedia.org/wiki/Quiasmo)

    Ejemplos:

    Is. 22,22: “pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.”

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  8. Mt. 20,16: “Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.”

    Sal 34,14: “Ellos eran para mí como un amigo o un hermano, y yo andaba triste y abatido, como quien llora la muerte de su madre.”

    Gal. 5,17: “Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren.”

    1 Cor. 6,13: “Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, y Dios destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo.”

    Prov. 5,23: “Morirá por falta de instrucción y se extraviará por su gran necedad.”

    Lc.24,13-35: “Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él.”

    Am 7,10-17: “Amós respondió a Amasías: «Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: «Ve a profetizar a mi pueblo Israel». “

    DANIEL: 2-7: Capítulos 4 y 5

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