Monseñor Dunn:
"Es necesario cambiar las estructuras y la mentalidad"
Obispo canadiense en el Sínodo:
"Los abusos sexuales impiden la evangelización"
El prelado canadiense pide
la "implicación de la mujer"
a todos los niveles de la vida eclesial
El obispo canadiense Brian Joseph Dunn dijo hoy en el aula del Sínodo de los Obispos que cambiar de mentalidad y estructuras, y establecer oficinas para escuchar a las víctimas son algunas de las fórmulas contra el impacto negativo de la pederastia en la Iglesia.
El escándalo de los abusos sexuales contra menores llegó este viernes hasta el pleno del Sínodo de los Obispos, una cumbre que se celebra estos días en El Vaticano con el objetivo de encontrar respuestas a la crisis de fe en el mundo occidental.
Dunn, responsable de la diócesis canadiense de Antigonish, aprovechó su discurso de cinco minutos para señalar que la crisis de los "curas pederastas" constituye un serio impedimento para la evangelización, el anuncio del mensaje cristiano.
"¿Cómo podemos evangelizar a aquellos que han sido profundamente heridos por hombres de Iglesia involucrados en abusos sexuales?", se cuestionó.
Según el clérigo, Jesús se ocupó de los desilusionados escuchando atentamente las historias de los discípulos y su ejemplo debe servir para la actual situación de la Iglesia, en "plena crisis de abusos sexuales".
Apuntó que el problema ofrece una auténtica oportunidad de escucha y común discernimiento para comprender la profundidad del dolor, de la rabia y de la desilusión derivadas de este escándalo.
"Tal ministerio de escucha podría entrar a formar parte del apostolado de cada diócesis bajo la forma de oficina de meditación, donde las personas puedan desfogar el propio dolor y buscar una idónea reconciliación", propuso.
"Analizando los motivos que han llevado a esta crisis, poniendo a punto medidas encaminadas a crear ambientes seguros para los niños y para los más vulnerables en la comunidad de los fieles", agregó el religioso.
Asimismo consideró oportuno que todas las relaciones y las estructuras en el seno de nuestras parroquias e Iglesias locales estén permeadas por un espíritu de comunión mediante un diálogo, que acerque a las personas y asista a cuántos sostienen que su voz no sea nunca escuchada.
Además urgió a animar a la corresponsabilidad con oportunos cambios en estructuras de la Iglesia, así como la mentalidad, la actitud y la emotividad con la cual se actúa en el trato con los feligreses.
"Mediante un deliberado y sistemático involucramiento de las mujeres, confiriéndoles a ellas posiciones de guía en todo nivel de la vida eclesial, permitiéndoles ser designadas como lectoras y acólitas e instituyendo el ministerio del catequista", estableció.
"Cuando eso ocurrirá, el espíritu será escuchado de nuevo, nuestra fe será transmitida con más eficacia, seremos renovados y nuestro testimonio se volverá más auténtico en el mundo contemporáneo", ponderó. (RD/Agencias)
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