viernes, 21 de septiembre de 2012


“Un Papiro del siglo IV 
"afirma" que Jesús estuvo casado”.  
Antonio Piñero 

Tanto Facebook, como El Mundo, Religiodigital y otros medios se han hecho eco de la noticia. Al parecer, aunque no me fío del todo que sea exactamente así, Karen King, profesora de la Facultad de Teología de Havard (y no de “divinidad como ha sido traducido en otros foros = inglés “Divinity” no traducible al pie de la letra, salvo traición al sentido) ha publicado en un congreso de coptología en Roma el descubrimiento de un nuevo papiro en copto del siglo IV, muy pequeño, del tamaño de una tarjeta de visita o de crédito, con líneas poco legibles, cuya posible traducción es la siguiente (según El Mundo, jueves 20 septiembre 2012, p. 45): 

“Mi madre me ha dado la vida… .
 los discípulos preguntaron a Jesús...
 negó. María es digna de eso... Jesús
 les dijo: mi mujer... podrá ser mi discípula. Que los malvados se inflen...
 en lo que me concierne, viviré con
 ella por... una imagen».

 Ciertamente, el papiro copto dice literalmente en la línea 4: “Dijo Jesús a ellos (antes ha aparecido la palabra mathetés = “discípulo en greco-copto): “Mi mujer…” (= copto ta hime… que se lee muy bien). No me meto en el resto de la traducción porque el pairo es de difícil lectura, aunque ciertamente se pueden leer bien algunas otras palabras como “María” y “discípulo/a”.

Estoy de acuerdo también en que el papiro puede ser auténtico y del siglo IV. Ciertamente en el estilo de letra del soporte y en la tinta se parece relativamente a los documentos de Nag Hammadi que hemos editado José Montserrat, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y yo mismo en la Editorial Trotta (4ª edición 2011).

Pero en lo que no estoy de acuerdo es en que se presente el papiro como un gran descubrimiento, que se diga que pertenece a un evangelio griego (apócrifo, naturalmente) del siglo II que fue luego traducido al copto en el siglo IV y que se lo titule nada menos como “El Evangelio de la mujer de Jesús”. Esto es pura traslación a ese fragmento de lo que sabemos de los pairos de Nag Hammadi, sobre todo el Evangelio de Tomás copto y en parte del Evangelio de María (posiblemente del siglo II) y del Evangelio de Felipe (casi seguro del siglo II) a este papiro. El título es meramente sensacionalista.

Si así lo presenta la Dra. King (a la que conozco bien por su libro sobre María Magdalena y otras publicaciones; no lo sé a pesar del artículo periodístico), me confirmaría en que busca un exagerado protagonismo / sensacionalismo, una manera de hacerse autopropaganda más un modo de suscitar de nuevo la discusión sobre las bases históricas de la negación a las mujeres de un papel relevante en las iglesias. Es una suerte tener tanta audiencia.

Pero lo que no es en absoluto verdad es que el “descubrimiento” sea nuevo. Sabemos desde hace muchos años que en el Evangelio copto de Tomás, logion 61 leemos:

 Jesús dijo: Habrá dos descansando en una cama; uno morirá, el otro vivirá.
 Salomé dijo: ¿Quién eres tú, hombre, y de quién (provienes)? Te has reclinado sobre mi lecho y has comido en mi mesa.
 Jesús le dijo: Yo soy el que proviene del que es igual. Me ha sido dado de entre lo perteneciente a mi padre.
 (Salomé dijo): Yo soy tu discípula.
 (Jesús dijo): Por ello te digo: cuando alguien se hace igual (si el discípulo llega a ser igual), se llenará de luz; pero cuando se separa (si llega a estar dividido), se llenará de tiniebla (F. Bermejo, Todos los Evangelios, Edaf, p. 447).

También sabemos por los restos del Evangelio de los Egipcios (perdido, pero transmitido por Clemente de Alejandría) lo que sigue:

A Salomé, que preguntaba: “¿Durante cuánto tiempo estará en vigor la muerte?”, respondió el Señor: “Mientras vosotras las mujeres sigáis engendrando[…] y afirman (en este evangelio) que dijo Jesús en persona: “He venido a destruir las obras de la mujer. De la mujer, esto es, de la concupiscencia; las obras de ella, esto es, la generación y la corrupción”.

 Al tocar el punto de la consumación hizo bien en decir Salomé: “¿Hasta cuándo los hombres estarán muriendo?” […] Y el señor le respondió con toda circunspección: “Mientras las mujeres sigan engendrando”. (Respondió Salomé): “Bien hice en no engendrar” A lo que el Señor replicó diciendo: “Puedes comer cualquier hierba, pero aquella que es amarga no la comas”.

 Preguntando Salomé cuando llegarían a realizarse aquellas cosas de que había hablado, dijo el Señor: “Cuando holléis la vestidura del rubor y cuando los dos vengan a ser una sola cosa, y el varón, juntamente con la hembra, no sea ni varón ni hembra” (Clemente de Alejandría, Stromata III 6.9.13; G. del Cerro, Todos los Evangelios p. 624 y A. Piñero, Jesús y las mujeres, Aguilar, Madrid, 2008, 208ss)

Evangelio de Tomás copto 114: 

Simón Pedro les dijo: “Que María salga de entre nosotros porque las mujeres no son dignas de la vida”.
 Jesús dijo: “Mirad, yo la impulsaré para hacerla varón, a fin de que llegue a ser también un espíritu viviente seme¬jante a vosotros los varones; porque cualquier mujer que se haga varón, entrará en el Reino de los cielos”. 

Que esta María sea la Magdalena lo sabemos sólo por el conjunto de los textos gnósticos, que unas veces –pocas- la denomina con su nombre completo y otras no, dando por supuesto que el lector sabe de qué María se trata.

En otra obra gnóstica, la Sabiduría de Jesucristo leemos:

En 98,10 se lee: 

 Le dijo María: “Señor, ¿de qué modo sabremos esto?” (la diferencia entre lo corruptible y lo incorruptible). 

Y luego sigue Jesús explicando la diferencia, que no interesa ahora para nuestro tema. Y en 114,9: 

 Díjole María: “Señor Santo, tus discípulos ¿de dónde han venido, a dónde van y qué harán en ese lugar?”.
 Le dijo el Salvador perfecto: “Quiero que entendáis que la Sabiduría, la Madre del Todo…, etc.”.

En este Evangelio, María aparece dos veces como interlocutora de Jesús al que formula alguna pregunta. Hay que señalar que, en la inmensa mayoría de los casos en esta interlocución, la persona que hace la pregunta no desempeña más papel activo que formularla. Luego Jesús toma la palabra y en un monólogo, breve o extenso, expone su doctrina. Luego se le formula otra pregunta, etc. El que pregunta es como un periodista que está entrevistando a Jesús: quien tiene el peso de lo que se dice no es el entrevistador, sino el entrevistado. Por tanto, lo que en estos textos aparece es sólo una María (se sobreentiende Magdalena) que actúa como discípula de Jesús que en la narración sirve de mera introductora a la doctrina del Revelador resucitado formulándole preguntas (A piñero, Jesús y las mujeres, p. 224).

En la obra el Diálogo el Salvador (Biblioteca de Nag Hammadi II 165-187 aparece el mismo Jesús con un tono absolutamente negativo respecto a las mujeres:

(144,17-21) : 

 Dijo el Señor: “Orad en el lugar en el que no haya mujer(es)”. Mateo dijo: Nos dijo: "Orad en el lugar en el que no hay mujer(es)", lo que significa: aniquilad las obras de la feminidad, no porque haya otra manera de engendrar, sino para que cese la generación. María dijo: ¿No serán eliminadas jamás?”.

Este pasaje es totalmente encratita, antimatrimonial, y no se refiere a las actividades de la mujer en la vida religiosa, sino al deseo del gnóstico de que cese en absoluto la procreación de seres humanos (dar a luz, propio de las mujeres), puesto que el cuerpo es la cárcel del espíritu, el único que se salvará. No interesa crear más cárceles.

Mañana publicaré otros textos, probablemente bien conocidos por algunos lectores, como paso previo al comentario en sí de la noticia, que no es tan relevante como parece desde el punto de vista del historiador.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
 Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

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