jueves, 6 de septiembre de 2012


Pbro. Jorge Trucco 
JESÚS NO QUIERE 
UN REBAÑO DE OVEJAS MUDAS
QUE SÓLO SEPAN DECIR AMÉN.

Is 35,4-7a. “¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios!”
St 2,1-5: “Ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas”
Mc 7,31-37: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”



El evangelio de hoy nos dice que los paganos también fueron destinatarios del anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús. Observamos a Jesús pues en medio de gente de otra religión…
Vemos en primer lugar cómo Jesús no está entre los gentiles o paganos con una actitud «apostólica», no lo vemos preocupado por catequizarles. Tampoco parece preocupado por hacer entre ellos proselitismo religioso: no trata de convertir a nadie a su religión, a la fe israelítica en el Dios de Abraham. No predica, no da discursos religiosos. Más bien, simplemente «cura». Es decir: no teoría, sino práctica. Hechos, no palabras.


Jesús no pasa con indiferencia, o con los ojos cerrados, como si no tuviera nada que hacer allí… Más bien diríamos que lo que considera es que no tiene mucho que decir. Fuera de su territorio religioso calla sobre el Reino y «hace Reino». O como dice la gente al verlo: «hace el bien», no habla sobre el bien.


Aunque Jesús no predica en esa región pagana, sí «evangeliza», da la «buena noticia». No «informa sobre ella», sino que «hace presente», «pone ahí» el Reino, con «hechos y prácticas» que son, por sí mismos, la «buena noticia». «Evangelización práctica», pues, sin teorías, ni palabras. (No se trata de despreciar la teoría, la palabra... sino que, también para nosotros como para Él, el puesto de estas dimensiones «teóricas» es el segundo; el primer puesto es para la Vida, para la acción, para la práctica del bien). Jesús nos propone un «diálogo de vida»: juntarnos con los «otros» y conjugar nuestros esfuerzos en la construcción de la Vida. La doctrina, el dogma, la teología... vendrán después. Y caerán por su propio peso


Excelente lección para nuestros tiempos de pluralismo y de diálogo interreligioso. Tal vez nuestro histórico celo apostólico y misionero por la «conversión de los que no vienen a Misa», por la «evangelización y catequesis»... debieran mirar a Jesús. Tal vez hoy necesitaríamos, como Jesús, no hablar tanto y ESCUCHAR. Cuando no escuchamos (ni el evangelio ni los gritos del pueblo) no nos abrimos a proclamar la fraternidad universal por la que dio la vida Jesús. Por NO ESCUCHAR todavía en nuestras comunidades cristianas y en la Iglesia en general hay mucha “acepción de personas” como nos señala el Apóstol Santiago.


Escuchar no sólo con los oídos: escuchar es también mirar, sufrir con, ponernos en el lugar del otro (como el sordomudo no podía escuchar, Jesús utiliza con él un LENGUAJE GESTUAL). Proclamar no sólo con las palabras: proclamar haciendo, construyendo comunidad, luchando por la igualdad y la inclusión..


¿Para qué tendrían que ser en primer lugar nuestros “Centros de Evangelización”: para celebrar Misas, para reunirnos a hablar… o para reunirnos a HACER? La Colecta Más por Menos de este fin de semana es un gesto que nos ayuda a entender la fe con este criterio.


Jesús no trataba de convertir a nadie a una nueva religión, sino de convertir a todos al Reino. La conversión importante no es hacia una (u otra) religión, sino hacia el Reino.


La incomunicación es uno de los mayores males de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad en general. También para la dirigencia nacional… DIÁLOGO = HECHOS NO PALABRAS.


Donde habita el Espíritu de Jesús nace la COMUNIÓN, y la COMUNICACIÓN, con TODOS, SIN HACER DIFERENCIAS (Santiago):

Cuando comenzamos con el DIÁLOGO DE LA VIDA…(COMENZAMOS HACIENDO Y ESCUCHANDO…) después es más fácil continuar con el DIÁLOGO DE LAS PALABRAS


Hablar con libertad no es atropellar a los otros, ni rebajarlos. HUMILDAD no es la infravaloración de uno mismo, es situarnos como igual a los otros, de igual a igual, con todos..., ni más ni menos que los demás... SOMOS HERMANOS.


Jesús no quiere una comunidad de ovejas mudas
y sumisas que sólo sepan decir AMÉN...

Un spot publicitario presentaba a un mendigo sucio, descuidado, harapiento y despeinado que estaba sentado en la acera de una calle muy concurrida. Mientras pedía limosna, la gente pasaba sin prestarle mayor atención. De pronto, aparece una hermosa chica espectacularmente vestida que viene hacia el mendigo. Se acerca a él y comienza a besarlo en la boca de una manera apasionada. Desde luego, los transeúntes se detienen aterrados ante semejante escena. Después de unos segundos, aparecía un aviso que decía: “No te pedimos tanto. Sencillamente que lo trates como un ser humano...”.
Cualquiera de nosotros podría decir ante este milagro del Señor: “¡Eso es imposible para mí! No sé cómo devolverle a una persona sorda su capacidad de oír, o a una persona muda su capacidad para hablar”. Pero el Señor nos diría: “No te pedimos tanto. Sencillamente trátalo como un ser humano...”. Tal vez ese es el mejor milagro que podamos hacer hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario