FIN DEL
CRISTIANISMO PREMODERNO.
Retos hacia un
nuevo horizonte. Andrés
Torres Queiruga (2000)
EPILOGO
DEL LIBRO
VANESA ESTER MARTÍNEZ
I.
El Concilio Vaticano II, ¿representa un cristianismo "pre-moderno" o
"moderno"?
Tener
mínimamente en cuenta "Gaudium et spes": nº 4, 5; 36 y
"Dignitatis Humanae": nº 10 y 11.
a.
"Citar" algún texto conciliar de los sugeridos, que avalen su opción.
b.
"Comentar" el texto citado.
c.
"Argumentar" la propia toma de posición ante el concilio Vaticano II.
II.
REPENSAR LA FE
Ante
el problema del "mal" aparecen las dos posturas, en nuestro libro de
estudio,
una
pre-moderna y otra moderna:
1.
DESCRIBIR cada una de las posturas:
a.
Postura pre-moderna ante el mal:
b.
Postura moderna ante el mal:
2.
OPTAR por una de las dos posiciones,
explicitando
con tres argumentos las razones por las que se ha decidido:
a.
Primer argumento:
b.
Segundo Argumento:
c.
Tercer argumento:
III.
CORAJE PARA EL CAMBIO
1.
DESCRIBIR las posiciones de Suárez y la de Jesús.
a.
Suárez:
b.
Jesús:
2.
POSICIONARSE argumentando, ante algunas advertencias:
a.
La "demonización de la crítica":
b.
La "hipoteca jerárquica":
IV.
DAR RAZÓN DE LA ESPERANZA
1.
Histórica:
2.
Antropológica:
3.
Teológica:
4.
Religiosa:
5.
Cristiana:
COMENTAR
la frase final del libro:
"Gracias
a Ti,
espero
creer siempre en Ti".
FIN DEL CRISTIANISMO PREMODERNO.
ResponderEliminarRetos hacia un nuevo horizonte. Andrés Torres Queiruga (2000)
EPILOGO DEL LIBRO
VANESA ESTER MARTÍNEZ
I. El Concilio Vaticano II, ¿representa un cristianismo "pre-moderno" o "moderno"?
Tener mínimamente en cuenta "Gaudium et spes": nº 4, 5; 36 y "Dignitatis Humanae": nº 10 y 11.
a. "Citar" algún texto conciliar de los sugeridos, que avalen su opción.
De acuerdo a lo leído en los documentos conciliares y contrastado con lo que dice el autor en el epílogo de su libro (ATQ), el Concilio Vaticano II representa un cristianismo moderno ya que:
• “Para cumplir esta misión es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas. Es necesario por ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le caracteriza”. (Constitución Pastoral “Gaudium Et Spes, Sobre la Iglesia en el Mundo Actual”, nº 4)
b. "Comentar" el texto citado.
La Iglesia tiene un papel muy importante para escuchar, discernir junto a la humanidad entera e iluminar con la Palabra de Jesús las situaciones actuales en las que el hombre se encuentra. El Concilio ha sido un gran motor para que todos los que formamos parte de ella tomemos conciencia de que cada bautizado desde su lugar puede comprometerse en la construcción de un mundo cada vez más humano y de la búsqueda de un lenguaje de fe que exprese cada vez mejor la comprensión de la Revelación de Dios.
c. "Argumentar" la propia toma de posición ante el concilio Vaticano II.
Como Iglesia estamos llamados a comprometernos más en conocer a Jesús y lo que él haría ante estas situaciones. Quizás lo que nos está faltando en algunos sectores es el saber complementar el estudio profundo de la doctrina con la escucha misericordiosa de la realidad. También a conocer más lo que la Iglesia a través de sus santos, documentos y pastores nos han transmitido. Muchos de los nacidos después del Concilio que hoy formamos la Iglesia, tenemos una gran ignorancia de los “grandes” pasos que se han dado para que la Iglesia vaya al encuentro del hombre, al diálogo con el hombre allí donde se encuentra. Quizás por eso no nos comprometemos desde nuestro lugar a ser Iglesia en comunión de carismas y vocaciones que trabajan en conjunto y se representan mutuamente en los diversos lugares en que nos encontramos presentes. Si conociéramos todo lo que el Concilio quiso enseñarnos, tomaríamos conciencia de que donde hay un bautizado está la presencia de la Iglesia en diálogo con el mundo. Aun así, considero que somos nosotros (Iglesia) los que estamos llamados a salir en busca de todos, para entablar un diálogo que construya, que edifique, que haga cada vez más presente el Reino de los cielos en el mundo.
II. REPENSAR LA FE
ResponderEliminarAnte el problema del "mal" aparecen las dos posturas, en nuestro libro de estudio,
una pre-moderna y otra moderna:
1. DESCRIBIR cada una de las posturas:
a. Postura pre-moderna ante el mal: “Se sigue interpretando con las categorías de una cosmovisión sacral y “mitológica”, donde lo divino lo envolvía y lo traspasaba todo, interfiriendo continuamente las leyes del cosmos y las dinámicas de la libertad. Entonces era inevitable pensar así; pero podían asimilar el escándalo de ese dios que mandaba o permitía el mal, porque la cultura ni cuestionaba la realidad de lo Divino ni había colocado en su centro la afirmación de la autonomía y legalidad de lo creado”. (pág. 210-211, ATQ)
b. Postura moderna ante el mal: “Hoy recurrir al “misterio” para encubrir la contradicción de un “dios” que, siendo posible, no quiere ni puede eliminar el mal, es meter la cabeza debajo del ala y dar razón de antemano al alegato ateo. (…) Sólo mediante una transformación de las categorías que tome en serio la nueva y –en este punto- irreversible cosmovisión secular, cabe afrontar el problema. Un Dios que mira con infinito respeto la autonomía de sus criaturas y cuya acción consiste en afirmarlas con un amor incondicional, no “vuelve su rostro” ante el dolor ni cae en la monstruosidad de enviarlo, “haciéndolo todo para que no creamos”. Todo lo contrario: lucha a nuestro lado contra él y nos sostiene con la esperanza de que, rotos los límites de la historia, acabará por vencerlo, rescatando a todas las víctimas. Algo que, por lo demás, brota con fuerza de una lectura actualizada y no fundamentalista de la cruz y la resurrección de Jesús”. (pág. 211, ATQ)
2. OPTAR por una de las dos posiciones: “La postura moderna ante el mal”,
explicitando con tres argumentos las razones por las que se ha decidido:
a. Primer argumento: “Universalidad del mal y esperanza cristiana: Ante tantos dramas como afligen al mundo, los cristianos confiesan con humilde confianza que sólo Dios da al hombre y a los pueblos la posibilidad de superar el mal para alcanzar el bien. Con su muerte y resurrección, Cristo nos ha redimido y rescatado pagando « un precio muy alto » (cf. 1 Co 6,20; 7,23), obteniendo la salvación para todos. Por tanto, con su ayuda todos pueden vencer al mal con el bien. Con la certeza de que el mal no prevalecerá, el cristiano cultiva una esperanza indómita que lo ayuda a promover la justicia y la paz. A pesar de los pecados personales y sociales que condicionan la actuación humana, la esperanza da siempre nuevo impulso al compromiso por la justicia y la paz, junto con una firme confianza en la posibilidad de construir un mundo mejor”. (Mensaje de su Santidad Juan Pablo II para la celebración de la XXXVIII Jornada Mundial de la Paz, 1/01/ 2005: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien”)
b. Segundo Argumento: “Pero para poder percibir la verdadera respuesta al « por qué » del sufrimiento, tenemos que volver nuestra mirada a la revelación del amor divino, fuente última del sentido de todo lo existente. El amor es también la fuente más rica sobre el sentido del sufrimiento, que es siempre un misterio; somos conscientes de la insuficiencia e inadecuación de nuestras explicaciones. Cristo nos hace entrar en el misterio y nos hace descubrir el « por qué » del sufrimiento, en cuanto somos capaces de comprender la sublimidad del amor divino. El Amor es también la fuente más plena de la respuesta a la pregunta sobre el sentido del sufrimiento. Esta pregunta ha sido dada por Dios al hombre en la cruz de Jesucristo. El Concilio Vaticano II ha expresado esta verdad: « En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque ... Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al hombre y le descubre la sublimidad de su vocación ». « Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte ».(Carta Apostólica “Salvifici Doloris, Sobre el Sentido Cristiano del Sufrimiento Humano”, Juan Pablo II, nº 13, 31)
ResponderEliminarc. Tercer argumento: “Pero ¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal? En su poder infinito, Dios podría siempre crear algo mejor (cf santo Tomás de Aquino, S. Th., 1, q. 25, a. 6). Sin embargo, en su sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo "en estado de vía" hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección (cf Santo Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, 3, 71)”. (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 310)
III. CORAJE PARA EL CAMBIO
ResponderEliminar1. DESCRIBIR las posiciones de Suárez y la de Jesús.
a. Suárez: “La frase de san Pablo, “todo poder viene de Dios” (Rm. 13, 1) -¡referida inmediatamente a las autoridades civiles!- logró “secularizarse” para el poder político, desencadenando un proceso de democratización: viene de Dios, pero a través del pueblo”. (pág. 212, ATQ)
b. Jesús: “… pero entre vosotros no puede ser así, ni mucho menos; quien quiera ser importante, que sirva a los otros” (Mc. 10, 43; cf. Mc. 10, 42-45; Mt. 20, 25-28; Lc. 22, 25-27). Resulta claro que, también aquí, nada se opone a mantener que la autoridad en la Iglesia viene de Dios, pero a través de la comunidad: en el fondo, el cambio está ya implicado en la concepción eclesiología del Vaticano II, con la comunidad –agraciada por Dios- en la base de todo, y las demás instancias como funciones dentro de ella”. (pág. 212, ATQ)
2. POSICIONARSE argumentando, ante algunas advertencias:
a. La "demonización de la crítica": “la crítica silenciada dentro, donde era fuerza transformadora movida por un amor realista, emigra afuera, donde se convierte en ataque airado y descrédito para la fe”. (pág. 213, ATQ)
b. La "hipoteca jerárquica": “En el siglo XIX, Newman (…) dijo que “una Iglesia sin seglares parecería tonta”. Más lo parecerá todavía si se va manteniendo como una Iglesia sin mujeres plenamente reconocidas y sin teólogos que expresen libremente y ejerzan con eficacia su labor específica e insustituible de hacer avanzar el intellectus fidei, es decir, la comprensión abierta y actualizada de la experiencia creyente. Si a esto se le suma que los cargos jerárquicos son vitalicios y no electivos, resulta muy difícil sustraerse a la impresión de que la barca de Pedro se ha convertido en una pesada barcaza, apenas capaz de moverse en el río de la historia”. (pág. 213-214, ATQ)
Ante los cambios profundos y radicales de la sociedad y del mundo en el que vivimos, los creyentes somos llamados a buscar complementar los distintos carismas y servicios para poder dar una verdadera respuesta a las búsquedas de todos los hombres. Toda crisis es un desafío permanente a renovarse, y a dar razones de aquello en lo que creemos. El teólogo por su parte ayuda a que el dinamismo de la fe avance, “la teología que indaga la « razón de la fe » y la ofrece como respuesta a quienes la buscan, constituye parte integral de la obediencia a este mandato, porque los hombres no pueden llegar a ser discípulos si no se les presenta la verdad contenida en la palabra de la fe (cf. Rm 10, 14 s.). La teología contribuye, pues, a que la fe sea comunicable y a que la inteligencia de los que no conocen todavía a Cristo la pueda buscar y encontrar. En esta perspectiva corresponde a la tarea del teólogo asumir elementos de la cultura de su ambiente que le permitan evidenciar uno u otro aspecto de los misterios de la fe. Dicha tarea es ciertamente ardua y comporta riesgos, pero en sí misma es legítima y debe ser impulsada”. (Congregación para la Doctrina de la Fe, “Instrucción Donum Veritatis, Sobre la Vocación Eclesial del Teólogo, nº 7-9)
IV. DAR RAZÓN DE LA ESPERANZA
ResponderEliminar1. Histórica: “Porque, no estamos ante un caso único. (…) De lo que no cabe duda es que una sensación parecida se ha dado muchas veces. Y, además, han sobrado pronósticos de un “inminente” fin del cristianismo, que afortunadamente nunca ha llegado. El Vaticano II (…) constituye, a pesar de todo, un signo positivo. Muestra, en efecto, cómo la Iglesia conserva su capacidad de reacción incluso en situaciones que, incluso vistas desde hoy, parecerían hacerla improbable, si no imposible. (pág. 215, ATQ)
2. Antropológica: “Y, sobre todo, siguen y seguirán siempre ahí las dos raíces donde brota perenne –“aunque sea de noche”- la fuente de la experiencia religiosa. Como bien dice Tillard, “habrá siempre corazones humanos en busca de sentido”, abiertos a la gran pregunta kantiana: “¿qué me es dado esperar?”.” (pág. 215, ATQ)
3. Teológica: “Y, por encima de todo, “sabemos” que Dios está siempre ahí, gritando –en expresión magnífica de san Juan de la Cruz- “con las mil voces” de su amor, haciéndose sentir en lo profundo y atrayendo siempre hacia sí el corazón de la humanidad”. (pág. 215, ATQ)
4. Religiosa: “En la medida en que nuestra experiencia religiosa ha logrado descubrir que esa Presencia es la realidad que nos sustenta y promueve, tiene derecho a abrigar la convicción de que, de un modo o de otro, seguirá manifestándose en la historia, suscitando nuevas formas de religión o promoviendo la renovación y el diálogo entre las existentes”. (pág. 215, ATQ)
5. Cristiana: “Y en la medida en que nuestra experiencia cristiana vivencie que en Jesús de Nazaret se nos ha manifestado una articulación de esa Presencia que colma nuestras expectativas, hasta el punto de estar dispuestos a venderlo todo por vivirla, cultivarla y comunicarla, estaremos seguros de que seguirá rebrotando en la comunidad, rompiendo rutinas, promoviendo novedad, abriendo hacia un universalismo siempre renovado”. (pág. 215, ATQ)
COMENTAR la frase final del libro: "Gracias a Ti, espero creer siempre en Ti".
Es Dios quien puede ser la respuesta última a nuestra espera, sólo Él mantiene la fe viva en nuestro interior y sólo en Él y por Él nuestras búsquedas alcanzarán la saciedad definitiva. “El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar: «La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador» (GS 19,1). «Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida. (..) porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti» (San Agustín, Confessiones, 1,1,1)” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 27-30).