miércoles, 12 de septiembre de 2012


ÁNGELES BECERRA

Texto a partir del cual se realizan los trabajos:
FIN DEL CRISTIANISMO PREMODERNO.
Retos hacia un nuevo horizonte. Andrés Torres Queiruga (2000)


CAPÍTULO (IV)
LA INFABILIDAD, entre el servicio y la inflación



EL CATOLICISMO


I. Explicitar, describir y valorar, el problema de la infalibilidad: el sujeto.

1. ¿Cuál es el problema?
2. ¿Por qué es un problema?
3. ¿Cómo se resuelve el problema?




II. Explicitar, describir y valorar, el problema de la infalibilidad: el objeto.

1. ¿Cuál es el problema?
2. ¿Por qué es un problema?
3. ¿Cómo se resuelve el problema?



2 comentarios:

  1. I) El sujeto:

    1,2) El problema que plantea el autor se refiere a la determinación de la instancia o instancias dentro de la comunidad eclesial en que se realiza en concreto la unificación última de la conciencia de la Iglesia, buscando la comprensión y formulación que refleje la unidad de la fe; es en estas instancias donde se realizan los actos infalibles.
    El conflicto radica precisamente en este ultimo punto: ¿quién es el sujeto de los actos infalibles? ¿El Papa, el colegio episcopal?

    3) El autor logra solucionar esto "escalonando" el problema:
    1º COLEGIO EPISCOPAL
    "En primer lugar, el ejercicio normal de la infabilidad, justamente por ser expresión unificada de la conciencia de la Iglesia, es el que se manifiesta en el ejercicio colegial, es decir, el que responde al magisterio ordinario y universal que en la actuación de la vida eclesial ejercen los obispos unidos con el Papa" (A.T.Q. p.139). Para esto, Torres Queiruga toma las palabras de J. Ratzinger: "...conviene agregar que se trata de una infalibilidad colegial y no de una infalibilidad monárquica. La infalibilidad normal de la Iglesia tiene forma colegial, lo otro es extraordinario...El camino ordinario y normal de custodiar la Palabra es el colegial, el concilio está más próximo a este camino ordinario que la definición papal ex-cathedra".
    2º EJERCICIO EXTRAORDINARIO CONCILIAR
    Sólo cuando el ejercicio normal de esta colegialidad se hace especialmente difícil surge la necesidad del ejercicio extraordinario, pero aún éste puede tomar dos formas: la conciliar y la papal.Por supuesto, el segundo grado de normalidad corresponde a la forma conciliar. Aquí, el autor cita al Concilio Vaticano II:
    "...todo esto se realiza con mayo claridad cuando, (los prelados) reunidos en concilio ecuménico, son para la Iglesia universal los maestros y jueces en la fe y costumbres, y sus definiciones de fe deben aceptarse con sumisión". (LG. n.25)
    3º EJERCICIO EXTRAORDINARIO PAPAL.
    La infabilidad papal aparece como recurso de última instancia, lo que acentúa el carácter extraordinario que le corresponde. Se realiza cuando, por imposibilidad o por grave dificultad práctica, no resulten factibles los anteriores; en consecuencia, deberá responder a condiciones muy concretas y excepcionales.
    El Cardenal Etchegaray expresa: "Si existe un primado del Papa, es gracias al hecho de que existe el primado de la Iglesia al servicio de la caridad, y que este primado precede al otro, lo condiciona y lo incluye".
    Habiendo encarado de esta manera el problema, el autor muestra que teniendo en cuenta el orden, ya no interesa la relación que el acto infalible tiene con el colegio, si se trata de dos instancias distintas o de un solo sujeto: "En la Iglesia existe un sólo sujeto de la potestad suprema, y este sujeto es el colegio episcopal, que tiene en el Papa su cabeza. Pero son dos los modos de actuar de este colegio: con un acto propiamente colegial, y con un acto del papa como cabeza del colegio". (K. Rahner)

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  2. II) El objeto:

    1,2) Torres Queiruga explica que en la marcha ordinaria de la Iglesia pueden darse pasos desviados, apartamientos del auténtico camino e incluso de la autoconciencia eclesial. Todo esto sin duda es importante, pero más grave es cuando se trata de cuestiones fundamentales de las que depende la Iglesia. Y se pregunta cómo puede sostenerse la posibilidad de que tome un camino equivocado sin que ello implique una discontinuidad en su mismo ser.

    Luego de esta reflexión, el autor intenta dar respuesta a los problemas planteados por Hans Kung.
    Problema 1:"El primero es la sospecha de un cierto círculo vicioso en el dogma de la infalibilidad: la Iglesia es infalible porque ella define infaliblemente que es infalible"
    Problema 2:"La imposibilidad de proposiciones infalibles a priori"

    3) " La dificultades más fuerte en la apariencia que en su realidad efectiva. Se trata de un proceso reflexivo, de circularidad no viciosa, sino -hermenéuticamente productiva-". (A.T.Q. p.143).

    Torres Queiruga soluciona ambos problemas, partiendo de la respuesta al segundo:
    "No se trata de un verdadero apriorismo; teniendo en cuenta que esas proposiciones consisten en el re-conocimiento de una verdad ya presente en la Iglesia, con mayor razón cabe decir que se trata de verdades a posteriori. Por eso no son infalibles todas las posiciones del magisterio, sino sólo unas pocas y muy estrictamente determinadas" (A.T.Q. p.144)

    Y en consecuencia de esto, responde al primer problema:
    "La verdad de esas proposiciones no se considera aislada...Se trata de proposiciones emitidas en un contexto concreto y cuidadosamente determinado...su carácter contextual obliga a comprender que su intención profunda debe ser retraducida en cada etapa histórica o forma cultural, conscientes de que en el aferramiento a las formas de expresión tradicionales llevó con mayor frecuencia a la herejía que a la ortodoxia...En definitiva, que una proposición de fe no pueda nunca estar a la altura de su significado y que, por lo mismo, nunca pueda expresarlo de una manera adecuada, no significa que, en la modestia de una afirmación consciente de sus límites, no pueda ser, a pesar de todo, verdadera". (A.T.Q. p.145)

    Para concluir, quiero resaltar una frase que llamó mi atención, probablemente porque expresa tal cual mi manera de entender:
    "La verdad es que, cuando ésta doctrina católica se toma con las debidas cautelas, cabe incluso llegar a la conclusión auténticamente paradójica de que la infalibilidad puede ser interpretada como muestra del máximo respeto a la Palabra de Dios".

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