viernes, 7 de septiembre de 2012


col aleixandre

En medio de tanta noticia de agitación vaticana, no he leído ni un solo comentario negativo sobre la Guardia Suiza: no filtran documentos, no conspiran, no intrigan. Mi opinión particular es que su estabilidad en medio de la crisis se debe a que, desde hace poco, se ha admitido la posibilidad de que las mujeres puedan acceder al Cuerpo. Y la audacia de esta ruptura con una tradición secular que ha conmocionado a la opinión pública, está teniendo consecuencias beneficiosas.
Tengo una amiga que, desde niña lo tenía clarísimo y cuando le preguntaban qué iba a ser de mayor, contestaba sin dudarlo: "Guardia Suiza", y nadie conseguía que entendiera por qué para serlo había que ser varón y nacido en Suiza. Sin embargo, ella acataba sumisamente la prohibición y renunciaba con pesar a ser portadora del airoso sombrero de plumas, a calzar las vistosas polainas y a enarbolar la pica con gallardía. Se estaba preparando, sin saberlo, a desistir también en el futuro de otra de sus secretas aspiraciones: recibir el ministerio del Acolitado ya que, según la Ministeria Quaedam y "siguiendo la venerable tradición, queda reservado a los varones".
Hoy día para ser Guardia Suiza ha desparecido esta restricción, por eso se les ve tan ecuánimes y serenos. Aún no se sabe de ninguna mujer que haya accedido a tal dignidad pero ante mi amiga se abre por fin la apasionante posibilidad de serlo, siempre que consiga tramitar la doble nacionalidad.
Para el Acolitado parece que habrá que esperar un poco más. Al menos, no se exige como condición el ser suizo.

Dolores Aleixandre

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