martes, 25 de septiembre de 2012


El Islam y la libertad de expresión
 Frei Betto



"La inocencia de los musulmanes” es el título del filme usamericano dirigido por un tal Sam Bacile, que difama al profeta Mahoma y que ofende a todos aquellos que profesan la fe musulmana. 


¿Quién es Sam Bacile? No se sabe. El director del filme, quizás temiendo represalias, se escondió en el anonimato. Se sospecha que él y el productor Nakoula Basseley Nakoula, cristiano copto que vive en California, sean la misma persona.


Las escenas del filme van desde la grosería hasta la pornografía. En una de las escenas una anciana afirma: "Tengo 120 años. Nunca conocí a un asesino criminal como Mahoma. Mata hombres, captura mujeres y niños, roba a las caravanas, y vende a los niños como esclavos después de haber abusado de ellos”. 


¿Conoce usted algún cristiano que oiría gustoso algo parecido respecto a Jesucristo? ¿O a algún judío respecto de Moisés o David?

Apenas dado a conocer el filme por internet, se produjo una ola de protestas en los países musulmanes. Y fue asesinado el embajador de los EE.UU. en Libia. Fueron asaltadas e incendiadas las legaciones de algunos países occidentales en Egipto, Túnez, Indonesia, Irán, Yemen y Bangladesh.

El filme de Sam Bacile es, desde luego, una ofensa grave a todos los que creen en Mahoma como portador de revelaciones divinas. Hillary Clinton, secretaria de Estado de los EE.UU., calificó el filme como "repugnante y condenable”, pero añadió que los EE.UU. deben respetar la libertad de expresión... 

Supongamos que se pasara por internet un file mostrando a Mónica Lewinsky teniendo sexo oral con Bill Clinton. ¿Cómo reaccionaría Hillary? ¿Libertad de expresión? 

Y si el filme mostrase al presidente Obama siendo sodomizado por Bin Laden, o la estatua de la libertad fornicando con Abraham Lincoln, ¿cuál sería la reacción del gobierno y del pueblo de los EE.UU.? ¿Respetar la libertad de expresión? 

¿Por qué la familia real británica no actúa con la misma lógica de Hillary Clinton y suspende el proceso judicial contra la Closer, revista francesa que publicó fotos de la princesa Kate Middleton haciendo topless en una playa privada? ¿No hay que respetar la libertad de expresión?

Toda libertad tiene límites: el respeto a la dignidad y a los derechos ajenos. Nadie es libre para patear famas, evadir impuestos, ofender a la progenitora de alguien, sea quien sea. Ciertas actitudes negativas podrían ser incluso legales, como producir filmes pornográficos, pero son indecentes e injustas. ¿Cómo reaccionarían los cariocas si de repente vieran el Cristo del Corcovado con el rostro recubierto con una máscara del diablo? ¿Libertad de expresión?

Desde la caída de las torres gemelas, en el 2001, los EE.UU. inoculan en su población un profundo prejuicio hacia los musulmanes. Ese caldo de cultivo favorece el que se hagan producciones cinematográficas como la de Sam Bacile. En vez de enviar soldados para resguardar las legaciones diplomáticas estadounidenses en el exterior, la Casa Blanca debiera pedir solemnemente disculpas a los musulmanes y retirar dicho filme de la circulación.

La libertad debe ser necesariamente contextualizada. Se puede ir a la playa en hilo dental o en bermudas. Pero no al trabajo o a la iglesia. Hoy puedo criticar a los dioses del Olimpo griego y la promiscuidad sadomasoquista en la que vivían; pero hubiera sido gravísimo que lo hiciera en Atenas cuatro siglos antes de Cristo. 

La Constitución brasileña es primorosa cuando trata de la libertad de expresión. Reza en su artículo 5°, inciso IV: "Es libre la manifestación del pensamiento, estando prohibido el anonimato”. 

¿Por qué se esconde Sam Bacile en el anonimato? Porque sabe que ha cometido una grave ofensa y no quiere cargar con las consecuencias.

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