viernes, 21 de septiembre de 2012


EL CURA OBRERO ITALIANO QUE FUE ASESINADO EN 1976 EN LA ARGENTINA
Piden justicia para Tedeschi
Elena Llorente


Diputados del Partido Democrático le solicitaron al gobierno italiano que abra de una vez los archivos de sus sedes diplomáticas en la Argentina. El caso del padre Tedeschi podría ser el motor que acelere ese trámite.





Desde Roma

Diputados del Partido Democrático (izquierda) quieren que el gobierno italiano abra de una vez los archivos de sus sedes diplomáticas en la Argentina –prometido hace un año–, para así contribuir a aclarar casos y responsabilidades respecto de desaparecidos y asesinados. Así lo dijeron en una rueda de prensa realizada ayer en Roma sobre el caso del sacerdote salesiano Giuseppe (o José) Tedeschi, nacido en Italia y asesinado en Argentina a principios de 1976. Los diputados coincidieron en subrayar además la importancia de tener viva la memoria sobre las atrocidades de las dictaduras latinoamericanas, recordando que al menos 1600 de los 30.000 desaparecidos argentinos eran italianos o de origen italiano.

La rueda de prensa fue organizada por diputados del Partido Democrático en una sala del Parlamento, entre ellos Walter Veltroni, ex alcalde de Roma y que ha visitado varias veces la Argentina, y Franco Narducci, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados. De la parte argentina estuvo presente el embajador ante Italia, Torcuato Di Tella; el encargado de Derechos Humanos de la embajada, Carlos Cherniak, y Jorge Iturburu, de la organización 24 de Marzo, que se ha encargado de llevar adelante los juicios contra militares argentinos realizados en Italia. También asistieron algunos parientes de Tedeschi y representantes de una asociación de solidaridad que lleva su nombre y funciona en la región de Molise.

“Pediremos al gobierno que nos dé una garantía formal de que los archivos de las sedes diplomáticas en la Argentina, Chile, Uruguay y otros países que sufrieron dictaduras serán puestos a disposición de la opinión pública y de la Justicia”, dijo Veltroni, pidiendo justicia para Tedeschi. Los gobiernos de Argentina e Italia firmaron un acuerdo en junio de 2011 a fin de que la documentación de los años de la dictadura, conservada en la embajada y en los consulados italianos repartidos por el país, fuera accesible a las autoridades argentinas. Pero hasta ahora nada ha sucedido.

El caso Tedeschi podría ser el motor que acelere ese trámite, piensan algunos. Nacido en Jelsi, región del Molise (sudeste de Roma), el 3 de marzo de 1934, a los 16 años se fue a vivir a Buenos Aires con su madre y sus cuatro hermanos, uno de los cuales, Filippo, vive ahora en Milán. En Buenos Aires estaba ya trabajando su padre Luigi. Giuseppe entró al seminario después de un encuentro con los salesianos y fue consagrado sacerdote en 1967 en la iglesia María Auxiliadora de Bernal, provincia de Buenos Aires. Después de un período de trabajo como sacerdote en Mar del Plata, decidió volver a Buenos Aires y dedicar sus esfuerzos a una villa miseria, Villa Itatí, del barrio Don Bosco de Quilmes, donde vivían unas 12.000 personas venidas del interior, sobre todo de Corrientes y Chaco, pero también de Paraguay y Bolivia. Quiso, como muchos sacerdotes de su época, vivir entre y para los pobres, como preconizaba la Teología de la Liberación, muy difundida entre los católicos latinoamericanos de entonces. Fue un “cura obrero”, una posición no bien vista por la Iglesia oficial argentina. En la villa luchó por conseguir el agua potable, crear un centro de asistencia contra la violencia y otro donde se enseñaba el oficio de carpintero y una biblioteca.

Pero a fines de enero de 1976, cuando todavía no se había producido el golpe de Estado de Videla pero existían las tres AAA (Alianza Anticomunista Argentina) y el CNU (Concentración Nacional Universitaria), el padre Tedeschi fue secuestrado por tres personas que viajaban en un auto Torino blanco, según contó otro sacerdote al diario Crónica de entonces, presuntamente por alguna de esas organizaciones de ultraderecha. Su cuerpo acribillado a balazos –tenía cien tiros y la cara desfigurada– fue encontrado en una calle de La Plata algunos días después.

“Queremos mantener vivos estos temas en la Comisión de Asuntos Extranjeros de la Cámara de Diputados. Los procesos que se han hecho en Roma por otros desaparecidos han demostrado cuán fuerte es el sentimiento de justicia que los motiva. Queremos que se haga justicia también para el caso del padre Tedeschi”, dijo el diputado Narducci, quien el 6 de septiembre había presentado en la Cámara una interrogación parlamentaria sobre este caso que dio lugar a un debate.

“Para nosotros, la apertura de los archivos es muy importante. Sería bueno que lo hiciera también el Vaticano”, comentó por su parte Carlos Cherniak, encargado de Derechos Humanos de la embajada argentina. Hay dos causas abiertas en Buenos Aires en las que se menciona a Tedeschi, precisó Cherniak. Por lo que se sabe, no existe ninguna denuncia ante las autoridades italianas sobre la muerte del sacerdote. Pero según el experto Iturburu, si el hermano Filippo, que vive en Milán, quiere hacerla, inmediatamente se podría presentar el caso ante la Justicia italiana.

Sobre la apertura de los archivos de embajadas y consulados italianos en Argentina se viene hablando insistentemente desde que el pasado 13 de septiembre la Cancillería italiana realizó una conmemoración sobre los desaparecidos –“Antes de ayer la dictadura: para no olvidar”– en la que el canciller Giulio Terzi reconoció, por primera vez, que según algunos documentos diplomáticos de la época, hubo “algunos excesos de prudencia por parte de instituciones italianas”, aunque también mencionó el accionar solidario e individual de algunos diplomáticos.

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