Reflexiones sobre las lecturas bíblicas dominicales
Pbro. Lucas Trucco
1º
Lectura: “¡Basta ya, Señor!”
2º
Lectura: “…nos amó y se entregó por nosotros”
Evangelio: “Yo soy el pan de Vida”
El hilo
conductor de la Palabra de este domingo es el camino. En el camino del hombre
están los dones de Dios. El camino está también salpicado por las crisis:
Cansancio y desanimo en relación a la misión (1 Rey), murmuraciones y malos
tratos en las relaciones entre los prójimos.[1] El
Padre no solo nos muestra el camino, sino que nos acompaña y nos da las fuerzas
para transitarlo. Pero esto requiere que no vivamos en la tierra soñando con el
cielo; Porque los sueños no nos permiten ver la realidad. Debemos caminar por
esta vida sabiendo que no es la definitiva, pero involucrándonos en la misión
de Anunciar el amor, la justica, la paz a los hermanos. Y denunciar todo
aquello que nos aleja de la verdad, esperanza y caridad.
Y en el culmen
de su amor y de darnos las fuerzas necesarias para caminar hacia él. Dios nos
envía el pan de Vida y el Don de su Espíritu para que creamos en él.
Pero creer no es
solo afirmar de palabra “si creo”. Es asentir con el corazón y demostrarlo con
la vida.
Jesús presupone
que nadie puede creer en él si no se siente atraído por su persona. Es cierto.
Tal vez, desde nuestra cultura, lo entendemos mejor que aquellas gentes de Cafarnaúm.
Cada vez nos resulta más difícil creer en doctrinas o ideologías. La fe y la
confianza se despiertan en nosotros cuando nos sentimos atraídos por alguien
que nos hace bien y nos ayuda a vivir. Jesús atraía al ser humano hacia la
intimidad de Dios y hacía posible que en la intimidad del ser humano naciera la
fe en Dios.[2]
La carne es la
vida de Jesús, su estilo de vida, sus valores y modos de encarar la realidad.
Su carne es vida para el mundo, cuando aceptamos y optamos por vivir desde sus
valores.[3]
Pero muchas veces nos vemos enredados en murmuraciones que nos ciegan y no nos
dejan creer ni confiar en Dios que nos guía –al igual que en el A.T- No debemos
dejar que esto nos desanime y nos cierre a la esperanza de que el Amor siempre
triunfa.
Dios es Padre y
siempre esta con los brazos abiertos para recibirnos y acogernos. Él no atrae a
nadie por la fuerza ni obliga. Nos da libertad de acercarnos a su Amor.
Que la Humildad y el amor de María nos enseñe a decir
como ella lo hizo: “Si. Que se haga en mi según tu has dicho”; Y salir
corriendo al encuentro del hermano/a mas necesitado.
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