Cuando en la Mesa falta el Pan...
(Jn.6,41-45).
Pbro. Juan Manuel González
1)
Una “teología económica”
Convertir al hombre en pan y hacer así que
todos puedan compartirlo: este es tarea del Evangelio. Frente a la economía
neo-capitalista del libre mercado y del triunfo de interés propio, a costa de
los demás, eleva Jesús el programa de la vida hecha pan.
-- Principio del capitalismo: Los
bienes de los demás pueden ser para mí (libre mercado); así puedo invertir y
ganar en la plaza donde todo se compra/vende-financia (a costa de aquellos que
pierden)
-- Principio evangélico: Yo me hago pan
para los demás, poniendo a su servicio no sólo lo que produzco, sino lo que
soy. Sólo soy pan en la medida en que comparto lo que tengo.
2)
Que nos hagamos pan unos para los otros.
El verdadero capital no es el “dinero
externo”, convertido en medio para fabricar más dinero (haciéndose Mamona). El
auténtico “dinero” (el verdadero capital) es el hombre que se hace pan-capital
para los otros.
La respuesta a este tema (problema de
humanidad: de justicia y supervivencia, de religión y de ética) solo puede venir
a través de una “gran transformación”, es decir, de una “conversión del Capital
Humano”. Sin una nueva humanidad, esta vieja humanidad se destruye.
Sin un nuevo Capital Humano (sin la
conversión del hombre en pan para los otros), esta humanidad no tendrá salida.
3)
Todos Somos Eucaristía
No basta enseñar, ni siquiera curar. Hay que
ofrecer alimento a los hombres y mujeres que están en camino, hasta convertirse
uno mismo en pan (alimento de vida) para los demás.
Por eso, junto al Jesús maestro y médico (que
aparece con frecuencia en los evangelios) encontramos hoy al Jesús que se hace
pan, es decir Eucaristía, comunicación y comunión de Vida.
Éste es el Jesús que
-- da pan, haciendo que hombres y mujeres lo
compartan
-- se hace pan para que todos seamos pan,
unos para otros.
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