viernes, 31 de agosto de 2012


Pbro. Juan Manuel González
REFLEXIONES 
A PARTIR DEL EVANGELIO DEL DOMINGO (Mc.7)


1.    Los judíos observaban 613 leyes “Escritas”
       Y por si fuera poco, tenían muchísimas más, se la denominaba “la tradición oral” (HaLaKá): la ley de los padres (la interpretación de la  tradición).La cuál, en tiempos de Jesús, tenía más peso y poder que la Ley Escrita.

  2.    La problemática tuvo y tiene su vigencia. Lutero rompió con la Católica porque el Papa (magisterio, iglesia) estaba por encima del Evangelio. Recién 500 años después la Dei Verbum (nº 10) le dio la razón a Martín Lutero: 
   “el Magisterio no está por encima, sino que sirve a la Palabra”.
  
  3.    El tema no es menor, ¿quién tiene el primado en la iglesia? (¿quién manda aquí?): 
    el Poder (institución, magisterio, jerarquías, la voz de mando, etc.) 
       o la Palabra (la razón, el logos, el sentido, la cordura, etc.); el poder de la Palabra o la palabra del Poder. 
  Cuando la Dei Verbum, pone en el centro la Palabra, re-ordena los otros poderes de la iglesia y así se vuelve a confiar que la Palabra transforma y reforma la iglesia, porque reordena sus poderes, vale decir: sus fundamentos.

 4.    ¿Qué o quién tiene el primado en la iglesia? Es la pregunta de Jesús, de Lutero y el Vaticano II (estamos celebrando sus 50 años)…El tema es viejo: el paso del Mito al Logos (Grecia); la "autoridad" o la Razón (Kant), etc.

El Pbro. Pablo Richard, biblista latinoamericano, una vez contó y yo lo repito –a mi manera- cuántas veces puedo:
“Un obispo de Centro América lo invitó a una convivencia con 200 Celebradores de la Palabra (laicos). El obispo les habló mucho, con claridad, como amigo, con respeto, con pasión. Los hombres, en general campesinos, lo querían y respetaban mucho, lo escuchaban con hondura…
De repente, al fondo se levantó un viejo campesino Celebrador de la Palabra y le dije al Obispo:
¿PERO, Señor Obispo, Pablo dijo… y Mateo dice en su evangelio… Juan ha escrito; Lucas afirma…”

Pablo Richard, observó y registró la escena.
¿Qué igualaba –en esa escena- al Señor Obispo y al viejo campesino laico común? La Palabra (Pablo, Mateo, Marcos, etc).
Un laico con la Palabra es un sujeto empoderado.
“Devolver la Biblia al Pueblo”
es devolver “poder” al pueblo,
em-poderarlo.
Con la Palabra es posible el diálogo entre iguales…
La Iglesia del Poder expande obediencia; la iglesia de la Palabra suscita  diálogos…
Recordemos que no es el hombre el que hace al diálogo, sino que es el dialogo el que nos hace humano (E. Mounier).


Así se re-inventa la iglesia (no una Iglesia nueva, distinta, diferente; se trata que surja una iglesia más evanmgélica):
 Ø  Un nuevo sujeto hermeneuta: no sólo el Exégeta (academia) o el Predicador (Liturgia), sino el Laico.
 Ø  Un nuevo espacio: no sólo la Academia, no sólo el Templo, sino las comunidades eclesiales de base (= Cebs).
 Ø  En las CEBs se ha logrado unir 
        Solidaridad, Palabra y Espíritu,
expresión histórica de la comunidad divina:
Dios-Amor (agape), Dios-Palabra (logos) y Dios-Espíritu (pneuma). 

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