¿Por qué sufren los hombres?
Xabier Pikaza
Me escribe Lolo y me dice:
"Pienso que te parecerá una "melonada" la pregunta, pero quisiera que, si tuvieras un tiempito, me respondas (yo tengo mi respuesta, otros tienen otra...): ¿Cómo murió en la cruz, si era Dios? ¿Por qué sufrió si pudo evitarlo? ¿Es necesario el sufrimiento?
Mira, Lolo: Estoy seguro de que tú respuesta es tan buena como la mía. Pero voy a pararme y decirte unas cosas... No tengo una respuesta clara, pero puedo y quiero esbozar unas pequeñas reflexiones, no para orientarnos en el misterio (¡el sufrimiento es un misterio, no un problema!), a partir de dos principios:
1. Hay un sufrimiento más externo, que se resuelve con analgésicos, con pan y con justicia (alimento y casa, penicilina y nolotil).
2. Pero hay otro sufrimiento más misterioso: Dolor del alma, envejecimiento y muerte (locura, soledad y llanto del corazón); éste es más difícil de resolver desde fuera.
De los dos sufrimientos trato en lo que sigue, especialmente del segundo, simplemente para orientarme yo mismo.
Unas notas sobre el sufrimiento:
1. Aquí me refiero sobre todo al sufrimiento que forma parte del misterio de la vida, una vida que crece y madura en el dolor y la trasformación, como todo lo que existe. Todo cambia, todo sufre, todo busca, menos las cosas que están más terminadas, que parecen más perfectos, pero que son muertas (como los diamantes)... El sufrimiento forma parte del camino de la realidad, que es el camino de Dios, si Dios existe. Si alguien dice que Dios no sufre es que en el fondo piensa que Dios está muerto (como las estrellas de las que se decía en otro tiempo que eran astros muertos). Lo que no cambia no sufre, pero tampoco vive. Si Dios es la máxima vida, Dios es el mayor sufrimiento
2. Sufrimiento de fondo, en camino de amor, eso es Dios. Dios sufre precisamente porque ama, porque se implica, porque alienta y vive en todo lo que vive. En contra de lo que se suele decir muchas veces, Dios no permite el sufrimiento... Dios sufre. El NT se dice que “era necesario" que el Mesías de Dios padeciera… Que padeciera porque era justo y le mataron por serlo... Que padeciera porque el sufrimiento es el precio de la vida.
3. El dolor está vinculado al riesgo de aceptar la vida con amor: El único modo de no sufrir es matarte, negarte o cerrarte en ti mismo, sin poner el corazón en nadie ni en nada. En ese sentido decimos los cristianos que Dios mismo es “trinidad”, porque da la vida y por eso lleva en sí mismo un sufrimiento de amor. Dios Padre que pone todo ser Ser (en riesgo pleno) en manos de su Hijo. De esa forma se arriesga y sufre, pero sólo ese sufrimiento puede ser amor completo: Sufrimiento para el amor que es el despliegue de la vida.Dar la vida es ser capaz de perderla (quien no se arriesga a sufrir nunca hará nada en la vida).
4. Dios, encarnación del amor, encarnación del sufrimiento. Si Dios se hace hombre (el Dios cristiano), Dios asume y hace suyo el sufrimiento de la historia de la vida y, en particular, el sufrimiento de los hombres a lo largo de la historia. Dios se introduce en el inmenso riesgo de la vida humana, para dialogar con los hombres y en los hombres, en un camino de muerte. Dios no se encarna para terminar en la muerte, sino para que la muerte pueda ser y sea el camino más hondo de amor, de despliegue de vida… para que incluso el “pecado” (suicidio, homicidio…) pueda ser camino de amor.
5. Pero además del sufrimiento del amor, hay un sufrimiento añadido por los hombres, un sufrimiento que nace de la lucha y la injusticia de la historia, de la opresión y la violencia, del miedo y la maldad de unos hombres y mujeres concretos...Dios, al hacerse hombre, ha padecido también ese sufrimiento, de un modo extremo, muriendo en la cruz. Así ha cargado Dios (Jesús) la cruz de la historia humana.
6. Jesús no ha vivido para hacer sufrir a los demás, sino para sufrir con los que sufren, superando de esa forma el sufrimiento impuesto… Precisamente porque no ha querido hacer sufrir a los demás, ha tenido que arriesgarse a sufrir (a padecer el sufrimiento que le han ocasionado otros, llegando a matarle). De esa forma ha mostrado que es Dios. No sólo ha sufrido, sino que ha fracasado: No ha logrado (¿no ha querido lograr?) un triunfo a través de la imposición, una “victoria” a través de la violencia. Se ha dejado matar de hecho por amor (para no matar a los demás….).
7. La respuesta de un tipo de budismo (al menos del budismo barato) nos parece insuficiente. Esa es en el fondo una respuesta de huída (¡siendo como es tan hermosa!). Ésta es la respuesta de budismo que llamo aquí "barato" (hay otro mucho más hondo): Refugiarse en la paz interior, no dejarse oprimir por los deseos intensos, por los fuertes dolores de la vida, hasta que la muerte nos liberes. Esta respuesta es buena, pero los cristianos pensamos que no es suficiente: tenemos que superar de alguna forma el sufrimiento de los otros sobre el mundo, ayudando de manera positivaa a los que sufren; de esa forma somos amigos del Dios de la vida.
8. Éste es el secreto de la gran "compasión" (budista y cristiana): Asumir el sufrimiento de los otros, sufrir con ellos y ayudarles (ayudarnos todos a trazar un camino de vida, en medio de la gran miseria de la historia). No basta con refugiarnos dentro y superar estoicamente el dolor (¡vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de esperanza, de recelo), sino que es necesario amar por encima de sufrimiento, ofrecer vida donde hay muerte, casa donde no hay casa, pan donde no hay pan (Mt 25, 31-46). Eso es Dios: convertir el mismo dolor en principio de Vida.
9. Una gran protesta. Ésta es la novedad de la respuesta de Cristo; no se limitar a sufrir con los que sufren, sino que protesta contra el sufrimiento, curando, animando, abriendo y camino de Reino. Éste es el misterio del Dios cristiano. Responde al sufrimiento significa protestar con toda fuerza, como Jesús: curar a los enfermos, aliviar a los que padecen, buscar por todos los medios un mundo de concordia y equilibrio, esperando la vida. Protestar por y con amor contra el sufrimiento, suprimiéndolo donde es posible y convirtiéndolo en signo de amor, principio de vida. Se trata de descubrir que nuestro sufrimiento (¡incomprensible en un plano!) forma parte de la gran historia de la Vida que es Dios, del gran amor que triunfa de la muerte.
10. ¿Quién ha muerto en la Cruz, me preguntas? En la cruz ha muerto el mismo Dios, pero ha muerto protestando contra el sufrimiento, desde dentro, en un camino de Vida y para la Vida, para vencer en amor el sufrimiento. Ha muerto Dios para que nosotros podamos superar la muerte... Ha muerto con nosotros, para acompañarnos viviendo de esa forma con nosotros. Ha muerto el Dios de la vida...De esa forma, en nuestro mismo sufrimiento se expresa la Vida de Dios.... Pero esto sigue siendo misterio: es algo que no podemos demostrar, sino vivir, viviendo al servicio de la Vida... es decir, en gesto de amor que cura y acompaña a los demás. Eso es Dios. Ahí está la esperanza de Dios, según el Cristo cristiano.
11. De nuevo Jesús, resurrección. El sufrimiento forma parte del “regalo de la vida”, es decir, de la comunicación. Quien se cierra en sí, quien no late de vida y de amor no sufre…Quien da la vida y asume su despliegue sufre, pero sufriendo puede amar y esperar la resurrección. Quiero insistir así en la communication, entendida como transparencia personal, al servicio de la comunión entre todos los hombres. Jesús ha ofrecido palabra y salud, dignidad y amor, a los excluidos del espacio sagrado (leprosos, pecadores...), suscitando así el rechazo de los poderes establecidos, y lo ha hecho precisamente para que todos los hombres y mujeres puedan comunicarse de modo directo, amoroso y creador. Por eso decimos que su sufrimiento personal más hondo, de hombre y/o de Hijo de Dios, es fuente de resurrección
12. Por amor ha sufrido, en el Dios que es amor. Precisamente por ello, porque rompía las barreras de poder sagrado del templo y el imperio, le han matado. En un plano, la muerte de Jesús ha sido un asesinato entre otros muchos; pero, al mismo tiempo, ha venido a desvelarse como culminación y compendio de todos ellos, pecado original o central de la humanidad, siendo así también, por gracia del Dios que es Gracia, la revelación plena del Padre. En ese aspecto se puede añadir que la resurrección de Jesús ha sido y es el triunfo de la vida de Dios sobre la muerte y pecado de los hombres: su Cruz y su Pascua es comunicación salvadora. Así decimos que Jesús no resucita en un simple más allá o en una inmensidad aislada, sino en el amor y comunión entre los hombres, partiendo de los pobres y asesinados de la historia, en los que Dios habita.
13. El sufrimiento que triunfa de la muerte. El mismo Dios creador, Origen y Ser paterno-materno de toda realidad, es victoria sobre la muerte y principio (sentido) de amor que se hace Vida humana en la historia. Por eso decimos que vence a la muerte muriendo por los hombres. No hay primero un Dios en sí (más allá de toda comunión, misterio sin amor) y después comunicación divina. Dios sólo existe (es divino) al darse gratuitamente (Padre), en amor que se entrega hasta la muerte (Hijo) y se comparte (Espíritu Santo). Este ha querido ser y es el tema central de mi reflexión: la verdad del cristianismo es el Dios Creador que se hace presente en la Comunión amorosa (cruz y pascua) de los hombres. Por eso, todo intento de imponer esa verdad cristiana sin diálogo de amor (o desde arriba, por cualquier tipo de jerarquía), es contrario al evangelio.
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