Pbro. Jorge
Trucco
DECIMOSÉPTIMO
DOMINGO DURANTE EL AÑO
LA ORACIÓN “CRISTIANA”
Gn 18,20-32:
"Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos"
Col 2,12-14:
"Cristo los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras ofensas"
Lc 11,1-13:
"Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá"
Durante
estos domingos la Palabra pone el acento en la vigilancia cristiana, para conservar el don precioso de la Vida
Nueva.
Dios tiene
un punto débil, la misericordia. ¿Cuántos son
los justos que salvan la ciudad
condenada por sus infamias? Diez justos
pueden bastar para
igualar las cuentas.
Diez justos tienen
la capacidad de cambiar la suerte de Sodoma y Gomorra, de reparar su
mala fama.
Dios
quiere saber. Quiere investigar personalmente. Primero ha habido "informantes"
que han acusado, denunciado; han pedido el castigo justo. Abraham
propone un informe de signo contrario. Desde la perspectiva del bien,
de la esperanza, de la luz. ¡También
existe otra realidad. Positiva,
aunque modesta! No son muchos, cincuenta, treinta, ¿diez?. Pero es importante que se sepa que existen
estos "resistentes" al la
tiranía del mal. ¿Y quién puede realizar
el censo de cuántos justos hay? Abraham no se atreve a decir quién es justo
y quién no. Ninguno de nosotros tiene el derecho de distribuir certificados de autenticidad cristiana. Aunque los
encontrásemos, ellos nos esquivarían: EL JUSTO NO SABE QUE LO ES.
¿Qué
quiere decir "orar?, ¿Cómo orar?, ¿Para qué orar?. Decimos: "No sé rezar,
me cuesta, antes rezaba más..." ORAR SIEMPRE
FUE UN PROBLEMA:, los discípulos
le piden a Jesús que les enseñe a orar.
PADRE: Sin títulos honoríficos, no
decimos "Ilustrísimo Señor",
ni "su excelencia
reverendísima". Decimos
"Padre", la invocación
confiada del hijo. Jesús supera la distinción que hacían los judíos por
pertenecer o no a determinado pueblo. Dios es Padre de todos, se hace Padre y crea en nosotros un
corazón nuevo. El Hijo por excelencia es Jesús, que cumplió la voluntad del Padre hasta el
extremo. Mateo subraya que
el Padre es "nuestro" y que "está en
los cielos": insistiendo en el sentido comunitario de
nuestra oración; y recordándonos que Dios está más allá de todo
cálculo humano. A veces rezamos como a un dueño de Supermercado: pedir y pedir.
Rezar es sentir la alegría de estar con Dios, palpando su compañía en la
calidez de los hermanos.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Dios es
"la santidad". Es lo
totalmente distinto al hombre, sobrepasa nuestra manera de pensar y actuar. Hay
que desmitificar, exorcizar, depurar, la concepción que tenemos sobre Dios.
Al decirle a Dios
"Santificado sea tu nombre" le pedimos que se nos manifieste, que se
nos muestre tal cual es. Jesús santificó su nombre, porque nos ha revelado su verdadero rostro.
Nosotros santificamos su nombre cuando damos
a conocer a todos el rostro de Dios: de paz, de misericordia, de salvación.
VENGA TU REINO: A menudo Jesús habla
del Reino de Dios. No es un lugar geográfico; es el mismo Dios en cuanto reina,
se manifiesta, vive en medio de los hombres, es el DIOS CON NOSOTROS. (Como
aclara Mateo: ésta es la voluntad de
Dios: que toda la humanidad se haga partícipe del reino). Es una petición
MISIONERA: como Jesús, los cristianos comenzamos nuestra oración no pidiendo
algo para nosotros, sino poniéndonos al
servicio del Reino de Dios. REZAR
ES DECIR: ¡AQUÍ ESTOY!
Lo difícil de la
oración no está en las frases que usemos sino en el grado de compromiso que manifestamos.
DANOS EL PAN DE CADA DIA: En el
lenguaje bíblico pan significa todo lo que el hombre necesita para vivir.
Alimento, techo, cultura, trabajo, salud, libertad, etc. Decimos "danos" porque no puede haber verdadera oración mientras no
incluyamos a todos en la mesa del pan. Por eso mismo decimos "de cada día", no se trata de prometer pan para después de
la muerte o cuando se cumplan proyectos de largo alcance a costa del sufrimiento
de los más pobres. Le pedimos que nos libre del desempleo y de las
inundaciones y sequías que acaban con los cultivos, ayudas económicas para esa
madre abandonada, para el enfermo, protección para el anciano tirado a un lado
por la sociedad... El pan que compartimos es el signo del Reino que ya viene,
cada día.
"PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO
NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS
OFENDEN": Nuevo compromiso con esta invocación. Nadie puede arreglar
sus cuentas con Dios si no las arregla con los hermanos. El perdón reconstruye, repara....Cuando, como los Apóstoles, decimos "enséñanos a
orar", ciertamente tenemos muchas cosas que aprender; la primera es aprender a perdonar.
"Y NO NOS DEJES CAER EN LA
TENTACIÓN": Tentación es todo obstáculo o trampa en el camino
del hombre que quiere crecer como ser humano. Cuando decidimos vivir según la
Palabra de Dios, seguramente seremos probados en la misma vida. Hay tentaciones
en el matrimonio, en la vida religiosa, en la política, etc. El cristiano no presume de sus fuerzas; vigila sobre sí mismo, abre sus ojos
y se confía a Dios que está a su lado.
NO SÓLO SE TRATA
DE ORAR, SINO HACERLO CÓMO NOS ENSEÑÓ JESÚS...
NO ES TANTO REPETIRLA MUCHAS VECES, SINO MAS BIEN VIVIR SU ESPÍRITU.
¡Dios busca hijos, no socios, empleados, jefes,
clientes, etc.! ¿Cómo rezamos?...
La petición fundamenta debería ser como la de los
apóstoles: “¡Señor, enseñanos a orar!”
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