Diácono Lucas Trucco
Domingo XVII durante el año –ciclo C-
En nuestra sociedad los seguidores de
Jesús estamos rodeados de ideologías que nos acechan continuamente. La más
peligrosa es haber sustituido a Dios por el dinero. No hay más que ver los
casos de corrupción y enriquecimiento generalizado. Y también los abusos de
poder de los políticos. Y el poco respeto que hacemos de la madre tierra con el
deterioro ambiental. Junto a todo esto mantenemos una religiosidad poco
comprometida con los derechos humanos y evasiva de esa realidad que nos rodea.
También necesitamos como los colosenses un toque de atención a
los compromisos adquiridos en nuestro bautismo y que nos llevan a luchar por un
mundo mejor, más justo y fraternal.
¿Por qué
Abrahám intercede por los demás?
“Aquellos
que ven a un tipo sufrir en la villa miseria y dicen: "pobre".
Aquellos que se compadecen pero pasan de largo y siguen viviendo como
burgueses. San Agustín fue muy claro al respecto: "Hay muchos que parece
que están adentro de la Iglesia y sin embargo están afuera". Es decir: son
muchos los que fueron bautizados o tomaron la comunión pero no tienen amor
concreto por su prójimo. Son cristianos muertos, no son cristianos. Por eso hay
mucha gente que va a comulgar a misa, cree que comulga pero solamente traga la
hostia. Cree que recibe la comunión y no se da cuenta de lo que eso quiere
decir. Exactamente: común unión. Y si yo voy a recibir la comunión y soy
racista, o sectario, o un explotador que oprime a su hermano, me dice San
Pablo: "Ingiero el cuerpo del Señor indignamente; me trago y me bebo mi
propia condenación". Porque vivir en el egoísmo, eso es el pecado. Aquel
que se la pasa contemplándose el ombligo es un pobre hombre que ya tiene el
infierno en vida, que vive en el pecado”.[1]
Dios es Padre Nuestro, no Padre mío
solamente.
Por eso dice el Papa Francisco: “La solidaridad es ver en el
otro, no un número, sino un hermano, y todos nosotros somos hermanos” (Visita
a J.M.J en Brasil 2013)
“Las ideologías producen
una visión distorsionada de la realidad. El cristianismo es esencialmente
comunitario. No decimos "padre mío" sino "padre nuestro".
Para entender claramente esto basta con acercarse al pueblo. Debo actuar desde
el pueblo y con el pueblo: vivir el compromiso a fondo, conocer las tristezas,
las inquietudes, las alegrías de mi gente a fondo, sentirlas en carne propia. Los signos concretos del mensaje de
Cristo se pueden detectar cuando Él dice: "En esto se conocerá que ustedes
son mis amigos, en el amor que se tengan unos a otros". Y el índice de mi
adhesión al mensaje de Jesucristo es mi amor real, concreto, palpable, por mis
hermanos”.[2]
¿Alcanza con pedir el pan para mi
solo o mi familia?
Helder Cámara dijo: "El
general hambre mata cada día más hombres que cualquier guerra".
“Un sacerdote francés, el
abate Pierre, de quien todavía recuerdo una frase decisiva: " "Antes de hablarle de Dios a una persona
que no tiene techo es mejor conseguirle un techo ".[3]
Pedir, buscar y llamar nos hacen
salir de la pasividad y aburguesamiento.
“Los signos concretos del
mensaje de Cristo se pueden detectar cuando Él dice: "En esto se conocerá
que ustedes son mis amigos, en el amor que se tengan unos a otros". Y el índice de mi adhesión al mensaje de
Jesucristo es mi amor real, concreto, palpable, por mis hermanos”.4
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