jueves, 25 de julio de 2013

«Como San Francisco, 
Bergoglio reconstruye la Iglesia»
Leonardo Boff


Entrevista con el ex-franciscano Leonardo Boff, una de las voces de la teología de la liberación latinoamericana, sobre el viaje brasileño de Papa Francisco
 ANDREA TORNIELLI
rio de janeiro 


«Tres semanas antes de la elección de Bergoglio escribí en Twitter: “el futuro Papa será Francisco, porque como hizo el Santo de Asís, sirve quien reconstruya a la Iglesia que ha perdido su credibilidad...”». 






¿Le sorprendió cómo recibió a Francisco la multitud de Río de Janeiro? 



No, es un entusiasmo que se debe a su sencillez, a que vino sin un gran aparato de seguridad, a que recorrió las calles de la ciudad en un coche sencillo y con las ventanillas siempre abiertas, a que se dejaba alcanzar y tocar por la gente, a que se detenía a besar a los niños. Se ve que es un pastor, un obispo que está en medio de su pueblo. No es un monarca. 





Francisco quiso comenzar su viaje con una visita al Santuario de Aparecida. ¿Por qué? 



Porque aquí, en 2007, los obispos latinoamericanos publicaron un documento que vuelve a dar espacio a los pobres y afirma que ciertos métodos para evangelizar son viejos y deben ser cambiados. Se necesitan pastores que tengan el olor de las ovejas, más que el perfume de las flores de los altares. 





Francisco demuestra que tiene una gran devoción mariana y una enorme atención por la piedad popular. No parecen aspectos tan cercanos a la sensibilidad progresista... 



Por el contrario, lo son; son muy cercanos a la teología de la liberación. En Argentina esta se desarrolló particularmente como teología del pueblo, y la sacaba adelante el jesuita Juan Carlos Scannone, que fue maestro de Bergoglio. El Papa no está alejado de esta teología. No es una devoción popular “pietística”, sino una devoción que conserva la identidad del pueblo y se compromete por la justicia social. 





El Papa, a menudo, habla de los pobres y en el hospital de Río volvió a decir que ir hacia los pobres significaba tocar «la carne de Cristo». ¿Qué significa? 



El pobre es el verdadero representante de Cristo; en cierto sentido el pobre es el verdadero “Papa”, y Cristo sigue crucificado en el cuerpo de los condenados de la tierra. Cristo está crucificado en los crucificados de la historia. 





¿Qué cambia en la Iglesia con la llegada de Papa Francisco? 



Creo que cambiará mucho. Francisco no está reformando solo la Curia, está reformando el Papado. Insistir en que es obispo de Roma, haber dejado el palacio para vivir en la residencia de Santa Marta, significa ir hacia el mundo. El Papa explica que prefiere una Iglesia accidentada pero que salga a la calle, más que una Iglesia asfixiada y encerrada en el templo. Ahora se siente que la Iglesia es una hoguera de esperanza y no una fortaleza asediada, siempre en polémica con la modernidad o una aduana que vigila y regula la fe en lugar de facilitarla. 





Hay algunos que dicen que está desacralizando el papado... 



No, no lo está desacralizando, lo presenta en su verdadera dimensión evangélica. Es el sucesor de Pedro y Pedro era un simple pescador. Hay que combatir la “papolatría” que hemos visto en las últimas décadas. Los cardenales no son los príncipes de la Iglesia, sino siervos del pueblo de Dios. Los obispos deben participar en la vida de la gente. Y el Papa no se siente un monarca. Incluso frente a la presidenta de Brasil, dijo: «Vengo aquí como obispo de Roma», es decir como aquel que preside la Iglesia en la caridad y no en el derecho canónico. 







¿Qué provocará en Brasil y en América Latina un Papa latinoamericano? 



Creo que Francisco se da cuenta de que el poder debe escuchar a los pobres, debe escuchar a los jóvenes que protestan por las calles. Su insistencia sobre la justicia social puede ayudar a las democracias latinoamericanas y favorecer una mayor participación. La nuestra, en Brasil, es una democracia de baja intensidad: el Papa llama a los políticos a ser verdaderos siervos del pueblo. 





¿Se ha arrepentido por haber dejado el hábito Franciscano? 



No, porque dejé el hábito pero conservé el espíritu y me sigo sintiendo franciscano: trabajo por la salvaguardia de la creación y para que en esta nuestra tierra nos sintamos todos hermanos y hermanas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario