Las acusaciones contra Ricca, prelado del IOR
En el caso de monseñor Ricca (el prelado del IOR acusado inmediatamente después de su nombramiento de “conducta escandalosa” por hechos de hace 13 años, cuando prestaba servicio en la nunciatura de Uruguay, ndr), hice lo que el Derecho canónico indica que hay que hacer: una investigación previa. No se encontró nada de aquello de lo que se le acusaba. ¡No encontramos nada! Muchas veces en la Iglesia se van a buscar los pecados de juventud y luego se publican. No estamos hablando de delitos, como abusos en contra de menores, que son una cosa muy diferente, sino de pecados. Pero si un laico, o sacerdote o monja ha cometido un pecado y luego se convirtió y se confesó, el Señor perdona, olvida. Y nosotros no tenemos el derecho de no olvidar, porque corremos el riesgo de que el Señor no se olvide de nuestro pecados. Muchas veces pienso en San Pedro, que cometió el pecado más grave, renegó a Cristo. Sin embargo lo hicieron Papa. Pero, repito, sobre monseñor Ricca no encontramos nada.
El lobby gay
Se escribe mucho sobre el “lobby gay”. Yo, hasta ahora, no he encontrado en el Vaticano a nadie que haya escrito “gay” en su documento de identidad. Hay que distinguir entre ser gay, tener esta tendencia, y hacer “lobby”. Los “lobby” todos, no son cosas buenas. Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¡¿quién soy yo para juzgarlo?! El Catecismo de la Iglesia católica enseña que no hay que discriminar, sino acoger. El problema no es tener esta tendencia, el problema es hacer grupos, y esto vale tanto para los “lobbies” de negocios, políticos o masónicos.
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