jueves, 16 de mayo de 2013


Pbro. Jorge Trucco
DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Hechos 2,1-11
“todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”
1 Co 12,3b-7.12-13
“Hay diversidad de ministerios pero un sólo Señor”
Jn 20,19-23
“La paz esté con ustedes... reciban el Espíritu Santo”

Relación entre la misión de la Iglesia y el Espíritu Santo.
Espíritu, en la Biblia se dice con la misma palabra que se dice viento, aliento, INVISIBLE PERO REAL. No se trata de “espíritu” como “opuesto a lo material”.

El mismo de Adán, de los profetas y liberadores del Pueblo. Es una FUERZA PERMANENTE que Dios da a los hombres para confiarles una MISIÓN. Los judíos esperaban el Espíritu para los últimos tiempos, que restauraría la justicia en el Pueblo. JESÚS es el poseedor del Espíritu desde la concepción virginal de María hasta su Resurrección. También la IGLESIA, nuevo Pueblo, es depositaria del Espíritu. El Espíritu propio de los profetas, de los que no están por una iglesia estática y por una religión sin vida. El libro de los Hechos así lo entiende utilizando los símbolos del A.T. para indicar una presencia especial de Dios: VIENTO Y FUEGO. El Espíritu Santo es la luz en la que habitualmente no reparamos, pero gracias a la cual podemos ver. Es decir, lo conocemos por sus frutos, por sus dones.
La Iglesia toma conciencia de la presencia del Espíritu que la impulsa a Evangelizar.

Cuando afirmamos que el Espíritu es el don de Dios, no decimos que viene de fuera de nosotros. Celebrar un cumpleaños no significa nacer de nuevo. Sino sólo comprometerse con la vida, con el anhelo de celebrarla.

Los distintos dones del Espíritu en la comunidad de Corinto provocaban RIVALIDADES. Pablo les y nos advierte que donde actúa el Espíritu hay una única fe (Jesús es el Señor) y una comunidad, al modo de un cuerpo: unidad en la diversidad, no uniformidad.   El Espíritu no nos uniformiza, ni nos obliga a hablar en un mismo idioma, sino que nos enseña el lenguaje universal del amor, que une a los distintos, sin eliminar la originalidad de cada uno.

A diferencia del relato de los Hechos, el Evangelio de Juan nos presenta que el mismo día de la Pascua (“EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA”…) Jesús ENTREGA SU ESPÍRITU. Dándole la MISIÓN DE EVANGELIZAR = ANUNCIAR EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN.

Al celebrar el Bicentenario de la Patria: ¿Cuáles son nuestros “miedos” y cuáles las verdaderas “alegrías”?... ¿Cuáles son nuestros refugios o nidos que debemos abandonar para afrontar con adultez el testimonio del Reino?...  La alegría del perdón, fruto del Espíritu.

* La evangelización nace del ENTUSIASMO que provoca el encuentro con Dios. Es Dios mismo quien actúa en el evangelizador para que su palabra produzca frutos.

* CARACTERÍSTICAS:
   - Cada uno escucha en su propia lengua. El Evangelio no se identifica con una cultura. Muchas veces los cristianos confundimos cristianismo con costumbres localistas (de España, de Italia...). Se trata de vivir y anunciar un Evangelio que hoy signifique algo, que hoy nos ayude a resolver nuestros conflictos... (Revitalizar el evangelio con nuestra cultura....)
   -  Pedro predica en nombre de Cristo. Él es el centro de la evangelización. Lo que hay que anunciar es el Evangelio de Jesús y no otra cosa. Si lo anunciamos es porque estamos convencidos que su mensaje vale hoy como valió ayer...
    - Pentecostés señala la universalidad de la fe. Muchas veces seguimos más preocupados de NUESTROS FIELES que de brindar a los pueblos un espacio para su libertad, para su crecimiento, para la presencia del Reinado de Dios.

PENTECOSTÉS: Espíritu de unidad de los pueblos, de reconciliación de razas y solidaridad entre las personas.  Este domingo también comienza la semana de oración por la unidad de los cristianos que es la gran fiesta de la comunicación lograda por el Espíritu Santo que, gracias al lenguaje del amor, hace posible el entendimiento entre todos los seres humanos respetando su pluralidad y sus diferencias.

El ministerio del perdón es el fruto de un corazón reconciliado, resucitado, nuevo. Es el gran signo de que, realmente, el Espíritu Santo, el Espíritu del Amor, el Espíritu de Jesús ha bajado sobre nosotros y ha encontrado espacio en nosotros, de manera que podemos salir al mundo, sin temor, con paz y alegría para dar testimonio del gran misterio pascual, que hemos contemplado durante este tiempo que hoy concluye, y del que Jesús nos manda testimoniar y anunciar, enviándonos al mundo entero.

El verdadero aprecio y valoración de la acción divina en su Espíritu, no tiene como resultado una devoción o un acto de culto, sino un esfuerzo constante por quitar los obstáculos que puedan oponerse a su acción comprometida con el hombre en la construcción del Reino.

Cada uno aporta lo suyo… pero ¿aportamos para “juntar” o para “desparramar”?...

“Constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección... de Dios, fuente de toda razón y justicia” (Preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina)

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