Pbro. Jorge Trucco
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Hechos 2,1-11:
“todos los oímos
proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”
1 Co 12,3b-7.12-13:
“Hay diversidad de
ministerios pero un sólo Señor”
Jn 20,19-23:
“La paz esté con
ustedes... reciban el Espíritu Santo”
Relación
entre la misión de la Iglesia y el Espíritu Santo.
Espíritu,
en la Biblia se dice con la misma palabra que se dice viento, aliento,
INVISIBLE PERO REAL. No se trata de “espíritu” como “opuesto a lo material”.
El
mismo de Adán, de los profetas y liberadores del Pueblo. Es una FUERZA PERMANENTE
que Dios da a los hombres para confiarles una MISIÓN. Los judíos esperaban el
Espíritu para los últimos tiempos, que restauraría
la justicia en el Pueblo. JESÚS
es el poseedor del Espíritu desde la concepción virginal de María hasta su
Resurrección. También la IGLESIA,
nuevo Pueblo, es depositaria del Espíritu. El Espíritu propio de los profetas,
de los que no están por una iglesia estática y por una religión sin vida. El
libro de los Hechos así lo entiende utilizando los símbolos del A.T. para
indicar una presencia especial de Dios: VIENTO Y FUEGO. El Espíritu Santo es la
luz en la que habitualmente no reparamos, pero gracias a la cual podemos ver.
Es decir, lo conocemos por sus frutos, por sus dones.
La Iglesia toma conciencia de la presencia
del Espíritu que la impulsa a Evangelizar.
Cuando
afirmamos que el Espíritu es el don de Dios, no decimos que viene de fuera
de nosotros. Celebrar un cumpleaños no significa nacer de nuevo. Sino sólo
comprometerse con la vida, con el anhelo de celebrarla.
Los
distintos
dones del Espíritu en la comunidad de Corinto provocaban RIVALIDADES.
Pablo les y nos advierte que donde actúa el Espíritu hay una única fe (Jesús es
el Señor) y una comunidad, al modo de un cuerpo: unidad en la diversidad, no uniformidad. El Espíritu no nos uniformiza, ni
nos obliga a hablar en un mismo idioma, sino que nos enseña el lenguaje
universal del amor, que une a los distintos, sin eliminar la originalidad de
cada uno.
A
diferencia del relato de los Hechos, el Evangelio de Juan nos presenta que el
mismo día de la Pascua (“EL PRIMER DÍA DE
LA SEMANA”…) Jesús ENTREGA SU ESPÍRITU. Dándole la MISIÓN DE EVANGELIZAR =
ANUNCIAR EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN.
Al
celebrar el Bicentenario de la Patria: ¿Cuáles son nuestros “miedos” y
cuáles las verdaderas “alegrías”?... ¿Cuáles son nuestros refugios o nidos que
debemos abandonar para afrontar con adultez el testimonio del Reino?... La alegría del perdón, fruto
del Espíritu.
*
La evangelización nace del ENTUSIASMO
que provoca el encuentro con Dios. Es Dios mismo quien actúa en el
evangelizador para que su palabra produzca frutos.
*
CARACTERÍSTICAS:
- Cada uno escucha en su propia lengua. El
Evangelio no se identifica con una cultura. Muchas veces los cristianos
confundimos cristianismo con
costumbres localistas (de España, de Italia...). Se trata de vivir y anunciar
un Evangelio que hoy signifique algo, que hoy nos ayude a resolver nuestros
conflictos... (Revitalizar el evangelio con nuestra cultura....)
-
Pedro predica en nombre de Cristo. Él es el centro
de la evangelización. Lo que hay que anunciar es el Evangelio de Jesús y no
otra cosa. Si lo anunciamos es porque estamos convencidos que su mensaje vale
hoy como valió ayer...
- Pentecostés señala la universalidad
de la fe. Muchas veces seguimos más preocupados de NUESTROS FIELES que
de brindar a los pueblos un espacio para su libertad, para su crecimiento, para
la presencia del Reinado de Dios.
PENTECOSTÉS:
Espíritu de unidad de los pueblos, de reconciliación de razas y solidaridad
entre las personas. Este domingo también
comienza la semana de oración por la
unidad de los cristianos que es la gran fiesta de la comunicación lograda
por el Espíritu Santo que, gracias al lenguaje del amor, hace posible el entendimiento
entre todos los seres humanos respetando su pluralidad y sus diferencias.
El
ministerio del perdón es el fruto de
un corazón reconciliado, resucitado, nuevo. Es el gran signo de que, realmente,
el Espíritu Santo, el Espíritu del Amor, el Espíritu de Jesús ha bajado sobre
nosotros y ha encontrado espacio en nosotros, de manera que podemos salir al
mundo, sin temor, con paz y alegría para dar testimonio del gran misterio
pascual, que hemos contemplado durante este tiempo que hoy concluye, y del que
Jesús nos manda testimoniar y anunciar, enviándonos al mundo entero.
El
verdadero aprecio y valoración de la acción divina en su Espíritu, no tiene
como resultado una devoción o un acto de culto, sino un esfuerzo
constante por quitar los obstáculos que puedan oponerse a su acción
comprometida con el hombre en la construcción del Reino.
Cada uno aporta lo suyo…
pero ¿aportamos para “juntar” o para “desparramar”?...
“Constituir la unión nacional, afianzar la justicia,
consolidar la paz interior, proveer la defensa común, promover el bienestar
general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra
posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo
argentino: invocando la protección... de Dios, fuente de toda razón y justicia”
(Preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina)
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