Carta a Mons. Romero
ante rumores sobre su Beatificación
José Frías
Querido Hermano Oscar Arnulfo Romero:
Se escribe por estos días que viene pronto tu beatificación. Imagino que para ti no será noticia importante. Por lo demás el pueblo ya reconoció tu santidad y el Obispo poeta Casaldáliga te ha cantado; “América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini”. Y los hermanos anglicanos colocaron tu imagen sobre la gran puerta de la Abadía de Westminster de Londres, junto a otros santos como Bonhoeffer, Gandhi y Luther King.
Lo que sí nos parece relevante es que al menos se hable de ti, o sea del estilo de pastor que tú fuiste, que no dejó indiferente a nadie; amado por el mundo popular y odiado por la oligarquía, no solo hasta asesinarte, puesto que hasta hoy, continúas siendo molesto para ellos, por tu fidelidad en el seguimiento del maestro de Nazaret, perseguido como El hasta la cruz.
Pero no creo equivocarme que todo esto, será motivo de mucha alegría para ese pueblo de El Salvador, que tanto te ama y tan presente te tiene.
No estará demás, hermano, que contigo hagamos un recorrido por las causas que más te preocuparon y, dado que, desde la paz del Creador ya no eres solo el Obispo Oscar Arnulfo Romero, de El Salvador, ni siquiera solo de la Indoamerica, sino del mundo todo, de la "carne sufriente" de todas las latitudes.
Como ves, la pobreza o, mejor, la miseria en que viven miles de millones de seres humanos en el mundo, fruto no del azar, sino de la injusticia institucionalizada, que tú mencionaras en tus innumerables, profundas y valientes homilías, enrostrando a los poderosos del planeta el calvario que viven los emigrantes; el sufrimiento de los indígenas; el asedio a la madre tierra tanto a través de la minería que antepone los metales preciosos a las vidas de los humanos y demás seres vivos, como la flora y fauna; la destrucción de los bosques nativos en todo el orbe, especialmente en el pulmón de la tierra, como es la selva amazónica.
Las familias, sin trabajo y sin hogar, victimas ofrecidas al dinero en los sacrílegos altares de los bancos; el militarismo y el armamentismo.
Los grandes medios de comunicación, transmisores de la gran mentira; Iglesias anodinas, que son como sal con gusto a nada , cómplices del sistema y los clamorosos pecados internos que han conmocionado a toda la sociedad .
Buena parte de lo cual es fruto de un sistema capitalista de corte neoliberal, que esclaviza a todo el pueblo, para el lucro de una minoría insensible, borracha de lujuria económica.
Y no dejarás de celebrar el crecimiento por doquier de los movimientos sociales, y comunidades de base, confirmación de tu palabra; “Si me matan, resucitaré en el pueblo…”
Romero, hermano, ¡cuánto echamos de menos, tu palabra, tu presencia cercana!
Afortunadamente, nos dejaste tus escritos, tus homilías, tu testimonio, que cada día nos interpela y nos anima a gritar, tal como nos enseñaste; "ser radios que difunden". Acompáñanos, afirma nuestra esperanza para no claudicar ante tanto dolor.
¿Y si en verdad te beatificaran? Las bienaventuranzas que tanto nos predicaste seguirán resonándonos como sinfonía de trompetas que nos recuerdan que el Reino de Dios está cerca, a pesar de todo.
José Frías del Santo
Comité Oscar Romero de Chile
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