La nueva familia que Jesús vino a crear
Martín Gelabert, o.p.
Además de las situaciones familiares, de las que he hablado en un post anterior, hay otro tipo de realidades familiares, de las que hoy se habla menos entre los cristianos. El Papa Benedicto XVI se ha referido en distintas ocasiones a la “nueva familia” que Jesús vino a crear. Nueva sí, porque el matrimonio de un varón y una mujer no era en tiempos de Jesús una realidad nueva; este tipo de matrimonio aparece prácticamente desde que existen seres humanos y siempre ha sido considerado por la Iglesia como una realidad natural, querida y bendecida por Dios. Pero con Jesús aparece un tipo “nuevo” de familia, porque rompe con los cánones de esa familia fundada en la carne y en la sangre.
La familia que Jesús busca, por encima de cualquier otra consideración, es la que se fundamenta en la fe y en el amor. “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”, pregunta un día provocativamente Jesús, precisamente delante de su familia de la carne. Y señalando a otros distintos de esa familia de la carne, señalando a aquellos que estaban escuchando su palabra, Jesús dice: “esos son mi madre y mis hermanos, lo que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”.
Toda persona está invitada a formar parte de esta nueva familia de Jesús. A lo largo de la historia, algunos varones y algunas mujeres han querido imitar más de cerca ese nuevo tipo de familia de Jesús, esa fraternidad no fundamentada en la carne, sino en el amor, y se han creado así familias de varones y de mujeres célibes, que querían con este signo del celibato “repetir” en sus vidas el celibato de Jesús, mostrando así cuál es la nueva familia que quiere Jesús. Es una pena que cuando se habla de familia en la Iglesia, en los tiempos actuales, parece que sólo se piensa en un posible tipo de familia.
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