viernes, 10 de mayo de 2013


Pbro. Gabriel Martín Ghione
 Solemnidad de la Ascensión del Señor 
Testimonio

El hecho de la Ascensión de Jesús no significa para los cristianos que Dios se encierra en su divinidad trascendente sino que se hace presente de una manera distinta entre nosotros.

¿Todavía miramos al cielo? 
El reproche que los hombres vestidos de blanco hacen a los apóstoles claramente nos las pueden hacer. Luego de cerca de dos mil años no hemos podido entender que Dios se deja encontrar no cuando miramos hacia arriba sino hacía el costado. Jesús se hace presente en medio de la comunidad cristiana cuando esta asume la misión que recibió y testimonia con su vida y palabras la Buena Noticia del Reino. Nosotros tenemos que ser testigos de la nueva mentalidad que Cristo nos trae, de los valores siempre nuevos que nos presenta y del estilo de vida que desafía.

Ser testigos hoy significa tener un corazón y una mente abierta a todos los hombres. Como cristianos hemos perdido mucho tiempo y esfuerzo tratando de comunicar y “preservar” doctrinas, ideas que nos alejan de los demás, que separan justos de pecadores, que alejan. Es importante recuperar el testimonio de cercanía de Jesús, de colocar ante todo la persona, de provocar encuentro antes que comunicar criterios morales o leyes.

Como cristianos acentuamos muchas veces los méritos al don de Dios, a la gratuidad de su Evangelio. Pensamos desde lugares y puestos, evaluamos ciertos criterios morales en detrimento de otros: así si uno es divorciado, juntado, concubino es un pecador que no podemos admitirlo a ciertos servicios; pero somos totalmente indiferentes si las personas son avaras, arribistas, difamadoras, especuladoras o manipuladoras. Parece ser que hemos perdido la centralidad de criterios evangélicos para fijarnos en la moralidad sexual. Debemos recuperar la pastoral de la escucha y comprensión, una pastoral que supere las apariencias para centrarse en el corazón, ser testigos hoy significa también romper esquemas que nos hacen pensar desde mayores o menores puestos, desde más o menos cristianos, que nos hacen considerar ciertos servicios como lugares de poder, prestigio y de hasta “carrera” para colocar como mayor solo aquel que vive desde el servicio.

También nos hemos enquistado, encerrados en nuestros mundos imaginarios nos olvidamos de salir al encuentro. Hemos desplazado la misión en su carácter universal a un tenue compromiso individualista. Debemos salir de la sacristía en busca de nuestros hermanos, vencer nuestros miedos, abrirnos a lo desconocido y ser capaces de preferir esos lugares en los que la Iglesia puede ensuciarse por la “junta”. Después de todos si nos dicen que nos juntamos con pecadores sería repetir lo que le paso a Jesús: más triste es que nos asocien con hipócritas fariseos.

El testimonio es necesario por parte de todos, hay que asumir con valentía un nuevo rol del laico en la Iglesia, hay que abrir puertas y ventanas desclericalizando estructuras desde un compromiso lucido, valiente y comunional. Son muchos los desafíos que tenemos por delante para ser más testigos y menos modelos. Todos necesitamos testigos que nos transmitan que la Buena Noticia cambió su forma de vivir y valorar, nadie necesita un modelo que repetir porque dejamos de ser únicos e irrepetibles para ser una producción en serie.

Que el envío de Jesús nos movilice a ser testigos valientes en medio de la Iglesia y el mundo.    


Skipe: ghione.gabriel.martin

"Servidores de ustedes por amor de Jesús" 2 Cor 4,5

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