martes, 21 de mayo de 2013


  Martín Gelabert Ballester, OP 
La vida de los bien nacidos 



En España comienza a haber demasiadas historias de enfermos para contar. Historias que ocurren en la sanidad casi “expública”, esa sanidad que quieren privatizar so pretexto de mejorar el servicio, pero en realidad para reducir gastos, despidiendo personal, dejando de atender a algunos enfermos, o presentando factura a otros. En algunos hospitales ya están entregando al usuario unas hojas para que marque la correspondiente casilla de si ha quedado contento con la atención. Para que luego el político de turno pueda vender qué tanto por cien de satisfacción va teniendo la nueva sanidad “privada”. Algunas enfermeras se han negado a colaborar en esta jugada (con todas las cautelas posibles, para no tener problemas), porque la buena, debida y adecuada atención se da por supuesta, como en el ejército se supone el valor.



Lo peor son algunas historias de pacientes que revelan a dónde estamos llegando. Como la de esta persona, obligada a pagar el medicamento, y casi por caridad le pedía al médico que le recetase “otra cosa”. Otra cosa que acorta la vida, porque ya no hay recursos para hacer frente a la vida. O la de este enfermo de Sida, inmigrante, de esos que ya no tienen derecho a ser atendidos, y que no puede pagar una carísima medicación. La va a pagar Caritas, pero es claro que si se multiplican los casos Caritas no podrá atenderlos a todos. Oigo que un Consejero autonómico dejó muy claro a los responsables de hospitales que sólo podían atender a inmigrantes con una verdadera urgencia (aunque luego, al salir, les presentan factura). Y ante la interpelación de un médico: “y qué es urgente”, no supo que responder. ¿Un dolor de cabeza es una urgencia? Hay dolores de cabeza producidos por un infarto. Pero eso requiere de unos análisis que no se hacen por un simple dolor de cabeza.



Me cuentan el caso de un rumano: cuando el médico le dijo que tenía que hacerse un análisis, se echó a llorar desconsoladamente. ¿Motivo? No el análisis, sino el que “eso en su país había que pagarlo y no tenía dinero”. Como se trataba de una ciudadano de la Unión Europea, se tranquilizó al saber que aquí no había que pagar. ¡En otros países están mucho peor! Pero esto no justifica que en España haya recortes en sanidad y educación por una mala gestión política de la economía.



Como yo estoy a favor de la vida de los bien nacidos, hago mi pequeña protesta. Es de esperar que otros, que también están a favor de la vida, hagan la suya desde sus medios de difusión y según sus posibilidades.

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