domingo, 30 de diciembre de 2012


SALMOS Y NAVIDAD (II)
"Cada día tiene su salmo
 y cada salmo tiene su día"
"Desde la ira de las injusticias también se ora"
Fe confesada coralmente 
en la escuela de oración sálmica




Euquerio Ferreras, svd 
Salmo 73 (72) A la hora de la crisis: Un itinerario de la crisis hasta la fe, porque todos tenemos días de tinieblas, de crisis, de lágrimas, días luminosos, felices.

Un camino, una experiencia en clave humana y religiosa de un creyente. Un drama con fe, con dudas, preguntas angustiosas, con realidades del mal que nos rodea y que triunfa. Desde la ira, desde las injusticias, desde los gritos y los porqué... también se ora.

Casi tengo un traspiés, un fallo, casi reniego, dejo la Iglesia y voy a otra religión secta.
Los salmos con como las olas del mar. Surgen de las profundidades humanas y religiosas. De estas profundidades, desde las agitaciones, surge esta oración. Con una confesión de fe en su inicio pero con esa pregunta que ronda e inquieta: ¿será verdad que Dios es bueno?

El trabajo-reflexión interior de alguien bueno, verdadero, que hace un recorrido por su vida, que observa y sufre la injusticia reinante, la gente mala, corrupta, injusta, que observa el comportamiento del malvado y lo contrapone al comportamiento del bueno-justo. Que describe a los malvados con pelos y señales, con adjetivos muy duros, con sarcasmo. El silencio de Dios le agita: ¿por qué no actúa Dios?

Me puse a pensar en todo esto para entenderlo, nos dice en el versículo 16. 
Se responde: hasta que me di cuenta...versículo 17, hasta el día que entré en el santuario y comprendí el sentido del destino. Después de este gran oleaje interior, saca la cabeza y respira. Entiende el destino final de los malvados... y le viene la calma.

Entiende su destino y concluye vv. 23-28: estoy siempre contigo, de la mano derecha me has tomado, me guías. ¡Roca de mi corazón, mi porción, Dios por siempre! Mi bien es estar junto a Dios.

Se lo decimos con este villancico F E L I C I D A D
(Letra: C. Montero Música: J. A. Olivar) 

FELICIDADES, SEÑOR, POR NACER. 
FELICIDADES, SEÑOR, POR BAJAR.
HOY CADA PUEBLO DEL MUNDO ES BELÉN 
Y TODO EL TIEMPO SERÁ NAVIDAD. 

Salmo 133 (132) Nada mejor que la fraternidad: Una fe confesada "coralmente"

Qué bueno, qué dulce, es vivir en fraternidad, en comunidad, en familia, en solidaridad. 
Un camino para hacer, recorrer y vivir. Los otros, así sin nombre, son siervos, trabajo-mercancía de usar y tirar; pasar a ciudadanos-amigos-prójimos ya implica confianza, cercanía, ayuda mutua; vivir como hermanos, familia, implica tiempos compartidos, espacios compartidos, proyectos compartidos.

Con dos bellas metáforas describe este creyente la vida en común: como perfume, como rocío.
El perfume que a todos nos gusta, que cuesta, que huele bien, que unge, que es unción. Es bello, es sagrado.
El rocío que es útil y eficaz para que el desierto tenga vida. Que es útil y eficaz para que el otro, el ciudadano, el amigo, el prójimo, el hermano, tengan vida. Es ese sencillo gesto que hace crecer la fraternidad, la solidaridad, la comunidad, en la cotidianidad.

La fe confesada "coralmente", en común, a muchas voces, a este proyecto, tipo de comunidad, Dios da su bendición.

Quiero felicitarte porque dejaste el cielo 
queremos la llegada de su Reino. 
y bajaste a la tierra. 
Quiero felicitarte por ser como nosotros,
por traernos a todos esperanza y salvación. 
Quiero felicitarte porque naciste pobre 
consagrando la pobreza. 
 Quiero felicitarte porque vienes al mundo 
como puerta y camino de total liberación.

Salmo 150 Una escuela de oración sálmica. Para zambullirnos más a fondo.

Cada día tiene su salmo y cada salmo tiene su día. Son variados, 150, son itinerarios del alma con poesía y música de fondo. Los salmos son como el ave que vuela, con esas dos alas: petición y alabanza.

Este 150 se resume en este imperativo musical: ALABAD.
La oración bíblica cuanto más avanza, más conoce y vuela hacia Dios. Aquí comienza alabando al Dios presente en el cosmos y termina alabándolo con el nombre propio de Dios, Yahvéh.

Con una hermosa metáfora, personalizando los instrumentos musicales que representan a diversos sectores-profesiones, todos y cada uno con su riqueza y personalidad, solistas o en grupo, hacen esta escuela de oración sálmica. Nos ayudan a zambullirnos más a fondo. Es la gran orquesta que alaba, canta a su Director.

Sus ensayos, etapas, para cantar esta alabanza:

EN DÓNDE orar y este creyente músico nos responde en el v. 1 que en el santuario, en la naturaleza. Todo lugar, cuando Él anda por medio es lugar-espacio de oración.

DE QUÉ, POR qué oramos o alabamos, en el v. 2 nos da la pista, por sus obras o grandes hazañas, y por su inmensa grandeza.

CON qué, y pone a nuestra disposición estos 8 instrumentos que nos indican la música y melodía vv.3-5.
Es la trompeta, que representa la voz de Dios, la primera que convoca, provoca, invita, susurra, suena.
Es el arpa y la cítara, instrumentos de cuerda que nos recuerdan la corte celestial, que tenemos que afinar, armonizar con la vida, la voluntad, la música de Dios.

El tamboril y la danza. El primero acompaña a los peregrinos y la danza especialmente con las mujeres, lo que no se puede expresar con la palabra en la oración, es lo poético del cuerpo, lo que va más allá de lo cotidiano.

Es el laúd, instrumento solista, para los momentos de matrimonio, y en los funerales. Amor y muerte presentes.
Es la flauta, instrumento solista, de los pastores, para enamorar.

Los címbalos, platillos sonoros de aclamación, con las palmas de las manos, con la voz humana. 
Y un deseo hecho oración. Además de esta orquesta, que todos cuanto respire alabe al Señor.

‹ 
 Quiero felicitarte porque eres un amigo 
que se entrega en cuerpo y alma. 
 Quiero felicitarte porque sigues al lado 
 de cuantos soportan la miseria y el dolor. 
Quiero felicitarte porque sigues amando 
al que te vuelve la espalda. 
Quiero felicitarte porque tu voz denuncia 
a todos los que implantan injusticia y opresión. ›

Felicitamos y agradecemos a Fidel Oñoro, que nos ha acompañado en estos 6 itinerarios sálmicos, en Dueñas y también al Niño Dios.

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