jueves, 6 de diciembre de 2012


Pbro. Gabriel Martín Ghione
Inmaculada Concepción: 
“Encuentro de libertades” 

En el corazón del tiempo del Adviento celebramos la Inmaculada concepción de María, fiesta del comienzo absoluto, porque en ella celebramos a Dios que prepara la historia de los hombres para hacerse hombre. Con ella se inicia el misterio de la salvación-encarnación.

Es hermoso pensar que Dios dispone y prepara a María para poder dialogar con ella. Este fiesta nos recuerda que María fue “preservada”, es la “llena de Gracia” desde  su misma concepción. ¿Para qué? ¿Por qué? Dios preparó a María para que pueda responder desde su libertad. En el Evangelio de hoy se nos hace presente una vez más el diálogo en el cual Dios le presenta María su deseo de salvación y su voluntad de encarnarse pero deja en sus manos la posibilidad de realizarlo. Dios no fuerza a María a una respuesta sino que espera que responda desde su libertad, una libertad que ha sido preparada desde su nacimiento para que se encuentre libre de ataduras para responder. Dios preparó una misión para María pero no se la impuso, dejo que ella la aceptara voluntariamente.

De hecho esta fiesta nos recuerda, precisamente eso, a cada uno de nosotros. Dios nos ha elegido desde antes de la creación del mundo y nos ha destinado. Dios nos propone una misión, pero esta misión no es una imposición debemos aceptarla desde nuestra voluntad. Toda forma y todo discurso que quiera imponer en lugar de proponer va en contra de la metodología y pedagogía de Dios.

Esta solemnidad también nos muestra que Dios nos mira con benignidad, nos cree capaces de poder encarnar su misión, de encarnar su salvación. No somos malos para Dios, no somos frutos de la fatalidad, somos sus hijos amados en los cuales ha depositado su esperanza y confianza.

En María y en cada uno de nosotros se encuentran dos libertades: la de Dios y la del hombre y se establece un dialogo maravilloso. Hoy también nosotros podemos vivir desde la mirada y el corazón de Dios: una mirada que confía y un corazón que siente que no todo está perdido. Que somos capaces de amar, de entregar, de compartir, de ayudar. Hoy también somos capaces de responder al proyecto de Dios de encarnación y salvación.

El camino en el que Dios ha querido y su proyecto de salvar al hombre es asumiendo al hombre y lo humano, es enseñando al hombre a ser más humano en vez de enseñarle a ser Dios. Es entrando en la historia, no alejando al hombre de ella. Es viviendo un tiempo y una cultura con todos su desafíos, no enajenándolo y encerrándolo en una determinada manera de vivir. Quien quiera vivir una espiritualidad que lo ausenta de su tiempo, historia y cultura no entendió que Dios hizo precisamente lo contrario al hacerse hombre.

María nos enseña que no tenemos que evadirnos sino asumir los desafíos que Dios nos presenta. Nos muestra que respondiendo al Dios de las promesas damos respuestas a las inquietudes de nuestro corazón. Dejémonos entusiasmar por el proyecto que Dios tiene para nosotros!!!.
 


Skipe: ghione.gabriel.martin

"Servidores de ustedes por amor de Jesús" 2 Cor 4,5

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