Homilía I Domingo de Navidad
“Sagrada Familia”
Pbro. Gabriel Martín Ghione
El Domingo posterior a la Navidad, la liturgia nos presenta
para celebrar la Sagrada Familia. Las oraciones de esta misa nos orientan en el
sentido de vivir las virtudes domésticas (colecta), edificar la familia sobre
el Don de Dios-gratuidad (ofrendas) y vivir la comunión (post comunión).
Desde siempre la familia fue muy apreciada por todos
aquellos que quieren vivir la fe. La familia se experimenta como un don y un
desafío-tarea. La vivencia de las relaciones en el seno de la familia pueden
variar y cambiar de acuerdo a los tiempos y la culturas, sin embargo hay un
humus vital para el cristianos que permanece y que le ayuda a realizarse como
persona y al crecimiento del grupo familiar.
En la primera lectura nos mostraba la vivencia de Ana,
Elcaná y Samuel. Ana ofrece al Señor lo más precioso: su único hijo. Podemos
considerar como una decisión arbitraria y egoísta por parte de Ana, sin embargo
ella entrega al niño lo que considera como lo más importante y ofrece, aún a
pesar del sacrificio de desprenderse de él, lo que era más valioso para ella.
Consagra a su hijo al Señor porque Dios tiene en el corazón de Ana el primer
lugar. En la vivencia familiar también los padres deben ser capaces de ofrecer
a los hijos aquellos valores que deben ocupar el primer lugar, aun cuando
implique sacrificios y desprendimientos. Poner límites es necesario pero lo
fundamental es educar en una libertad responsable, en una libertad que haga de
la persona conductora de su propia vida, protagonista de su historia, una
persona capaz de tomar decisiones desde los valores fundamentales del amor, el
bien, la verdad, justicia y solidaridad. La verdadera educación se inicia desde
el testimonio y la cotidianeidad, desde los fundamentos que cimientan nuestro
obrar. Podemos decir que la educación familiar es una realidad sacramental: un
comportamiento o acto que es explicado e iluminado por la palabra.
El episodio evangélico tiene como trasfondo de
interpretación la Pascua de Jesús. Sin querer forjar el significado y teniendo
una mirada del episodio narrado en sí, sirve para que entendamos que la vida de
fe y la vida de comunión familiar es un proceso. En un proceso en el que paso a
paso debemos descubrir la obra de Dios, justamente en esa cosas en las que
precisamente consideramos oscuras y difíciles de entender (la actitud de Jesús)
debemos mirar también de ocuparnos de las cosas del Padre. Los valores
presentados por Jesús en sus enseñanzas y testimonio son claves en la vida
familiar: el amor, el servicio, la comprensión, misericordia, la gratuidad y
gratitud, el compromiso por el Reino, la atención preferencial del débil, la
generosidad, la escucha y el respeto, el bien común y la comunión. En
definitiva la concepción de Jesús de comunidad es de familia, es de hermanos
que viven su fe, su relación con el Padre desde una clara y sincera
fraternidad.
El episodio de Lucas es un anuncio anticipado de la Pascua,
la máxima enseñanza de Jesús. Toda familia vive una pascua, un morir y
resucitar, una situación de perplejidad, donde vivimos el itinerario de la fe.
La fe no nos saca de la realidad nos ayuda a enfrentarla, la fe no nos da
soluciones ni remedios pero nos orienta e ilumina, fortalece en las
dificultades, nos ayuda a esperar pacientemente y coloca nuestra mirada en las
realidades sencillas y cotidianas.
Pidamos por nuestras familias.
Pbro. Gabriel Martín Ghione
Skipe: ghione.gabriel.martin
"Servidores de ustedes por amor de Jesús" 2 Cor 4,5
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