lunes, 31 de diciembre de 2012


Pbro. Juan Manuel González

AÑO NUEVO

Amar es dar una razón para seguir esperando 

(André Malraux, La Condición Humana)
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      LA MITOLOGÍA GRIEGA:
Ø Cronos: el “tiempo” se devora a sus hijos, no hay futuro, no hay esperanza, el futuro es incierto, es tenebroso, es muerte.

Ø Sísifo: la vida es un absurdo; “somos un paréntesis éntrela nada” (Simone de Bouvoir); “todo recién nacido está maduro para morir” (Sartre); “estamos avocados a la muerte” (Heidegger), etc.

Ø La caja de Pandora: los dioses arrebatan para sí la esperanza…

Ø Prometeo “encadenado” (Sófocles): “los dioses han encadenado – en el Cáucaso- a Prometeo, por que ha instalado la esperanza entre los hombres”. Y esto es lo más subversivo que podría realizar; pues, la esperanza pone de pie la los pueblos (Esperanza, tanto en griego –“podos” como en latín  “pei” está vinculado a ponerse de pie).



·        ANTROPOLOGÍA:

Ø ¿Tenemos tiempo o el tiempo nos tiene?

Ø Gobernamos/configuramos el tiempo/futuro desde nuestra libertad.

Ø Los vegetales, los minerales y los animales, son solamente una realidad “dada”; los ser humanos tenemos el ser como “tarea”, como vocación, como libertad, como creatividad; puedo ser un santo o un canalla; son una infinita posibilidades de ser y realizarme; además de tener el ser como don.

Ø COMENTARIO AL RELATO DE LA CREACIÓN
Dios se complace creando al hombre como un ser que no tiene ninguna imagen claramente discernible.  Lo puso en el medio del mundo y le dijo: No te hemos dado ningún lugar determinado para habitar, ningún rostro propio, ninguna dote especial, Adam (= hombre), a fin de que puedas tener y poseer a voluntad y según a ti te parezca, la vivienda, el rostro y todos los dones que prefieras.  Para los demás seres, su naturaleza esta determinada por las leyes que les hemos prescrito y se mantienen en sus límites.  Tú en cambio, no tienes una sola barrera insuperable, sino que tú mismo has de determinar tu propia naturaleza según tu libre albedrío, en cuyas manos yo he puesto tu destino.  Te hemos creado como un ser que no es ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal.  Antes bien, tu, como escultor y poeta de ti mismo plenamente libre y que trabaja para su propio honor, te darás la forma en tu mismo quieras vivir. Giovanni Picco della Mirándola (1492)

Ø ¡Somos el tiempo! (San Agustín, Confesiones). La época clásica, medieval, renacentista, barroca, romanticista, etc.; no depende del “tiempo = aire – cronos”; no el “estilo es el hombre” (Th. Haecker); no hay tiempos malos, tiempos buenos, hay personas buenas o malas, creativas y magnánimas o pusilánime y superficiales; valerosos o utópicos, etc.


·        TEOLOGÍA: El Tiempo ¿para qué?
Ø Para Dios (trascendencia personal que realiza existencialmente al ser humano)
Ø Para el prójimo, pobre, etc.
Ø Para desplegar con alegría la libertad (misterio) humana.


·        ESPIRITUALIDAD:
Ø Si no se espera     lo inesperado,     no se lo hallará (Heráclito).
Ø La espera, es privilegio, del que vence la ansiedad.




CUENTO


¿TODOS LOS CAMINOS ACABAN EN LA TUMBA? (George Bernard Shaw)


En su paso por la selva, la muchacha encuentra primero un viejo de noble planta, de bellos y regulares rasgos, con magnífica barba y pelo abundoso y ondulado. 
Es el DIOS DE ABRAHÁN, el Señor de los ejércitos, en cuya mano están la muerte y la enfermedad, el trueno y el rayo, y que exige del hombre desde el sometimiento incondicional hasta el más cruel sacrificio humano. 
Mas la muchacha, asustada de la inaccesibilidad de este Dios, puede sin embargo ahuyentarlo en el nombre del Dios verdadero. No otra cosa pasa con el DIOS DE JOB, al que la muchacha encuentra inmediatamente después. Este Dios es menos brutal y más obsequioso, un Dios que no exige adoración, sino más bien enreda al hombre en un diálogo o debate. Pero, a la postre, también este Dios es incapaz para la discusión, pues a la pregunta decisiva de por qué él ha hecho el mundo así, como es, no contesta satisfactoriamente. También él puede ser ahuyentado.

Pero entonces sale al encuentro de la muchacha negra un joven sorprendentemente bello, rasurado, de tez blanca, envuelto en una túnica GRIEGA
A la pregunta de la muchacha de si él podría indicarle el camino hacia Dios, responde: «"No te preocupes de eso... 
Toma el mundo como es, pues más allá no hay nada. Todos los caminos acaban en la tumba, que es la puerta de la nada, y en la sombra de la nada todo es vano y fútil
Sigue mi consejo y no busques más de lo que tu nariz alcanza. Y encontrarás siempre que más allá de ahí aún hay algo; y en este conocimiento vivirás esperanzada y feliz".»

Con esta respuesta, sin embargo, la muchacha negra no puede darse por contenta: «"Pero hay un futuro, cuando yo esté muerta... Y, aun cuando yo no lo pueda experimentar, puedo no obstante saber de él." "¿Sabes algo del pasado?", pregunta el joven. "Si, pues, el pasado, que ya ha sido efectivamente, está más allá de tu conocimiento, ¿cómo puedes esperar saber algo del futuro, que no ha sido aún?"
"A pesar de todo hay futuro, y yo sé de él lo bastante como para poder decirte que saldrá el sol todos los días", replica la muchacha negra.
"También eso es una ilusión", afirma el joven. "El sol está ardiendo y un día se habrá quemado del todo."
"La vida es una llama que siempre acaba por extinguirse; pero siempre vuelve a encenderse, cuantas veces nace un niño. La vida es mayor que la muerte, y la esperanza, mayor que la desesperación. El trabajo que me está encomendado yo sólo lo quiero ejecutar cuando sé que es un buen trabajo. Y para saber esto, tengo que conocer el pasado y el futuro y también a Dios."

"Tú piensas que tú misma debes ser Dios", dice el joven, mirando fijamente a la muchacha.

"En lo que puedo", replica ella. "Te lo agradezco. Nosotros, los jóvenes, somos los sapientes. 
De ti he aprendido que conocer a Dios significa ser Dios. Has robustecido mi alma. Antes de dejarte, dime quién eres."

"Soy QOHELET, de muchos conocido como Eclesiastés, el Predicador", responde él. "Dios sea contigo, si le puedes encontrar. Conmigo no está. Aprende griego. Es el lenguaje de la sabiduría. Adiós"».

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