Pbro. Diego Fenoglio
Domingo Sagrada Familia
“Hijo mío,
¿por qué nos has hecho esto?”
Alguna vez
leí en un artículo donde un matrimonio que viene con quejas de su hijo
adolescente:
"No
sabemos qué pasa, es de una rebeldía total, parece incluso que nos odiara a
nosotros sus padres, que se lo hemos dado todo’. Sin compasión y tratando de no
ser nada elegante pero sí muy sincero, les dije: ‘Ese es el problema: que se lo
han dado todo. Para empezar, señora –le dije– deje de llamarlo mi niño o mi bebé, que ya tiene 17 años’. Luego supe que sus padres le han
satisfecho todo, hasta los más mínimos caprichos. Y pretenden calmar sus
rebeldías y ganar su amor dándole cada vez más cosas, incluso ajustándose el
cinturón porque mi niño o mi bebé cada vez exige cosas de más valor.
Esta es la radiografía de muchos padres modernos, que creen amar a sus hijos y
educarlos cediendo a todos sus caprichos, colmándolos de regalos y evitándoles
el menor sufrimiento” (...) debemos respetar el derecho que tienen a ser bien
educados y formados. Y hay que prepararlos también para el sufrimiento (que es
parte importante de la vida) y para las dificultades (...)”.
En el Evangelio de hoy, María y José
le reclamaron a Jesús su comportamiento: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho
esto?” Evidentemente, ellos no entendieron la respuesta, pero no se quedaron
callados ni aplaudieron su proceder. Se trató de un reclamo tranquilo, pero
firme y hecho en un clima de diálogo y comprensión…Celebrar las familias
implica colaborar con ellas para que continúen prestando su insustituible
servicio a la vida social, defender sus derechos y recordar sus
responsabilidades. Pero también es buena ocasión para que la comunidad
cristiana recupere como parte de su verdad e identidad, el horizonte de la
fraternidad y sus implicaciones en el campo de las relaciones, pidamos para que
en nuestras familias exista un verdadero diálogo y se viva el amor que es capaz
de enseñar también el valor del sufrimiento y de la frustración, que forma
seres humanos capaces de enfrentar con entereza y generosidad, los difíciles
caminos de la vida.
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