Lucas Trucco (diácono)
Domingo primero de Adviento –Ciclo C-
Algunas ideas para la reflexión:
·
Los evangelios recogen el recuerdo de una
reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su
atención no se concentra en los “acontecimientos cósmicos” que se puedan
producir en aquel momento. Su principal objetivo es proponer a sus seguidores
un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte.[1]
Reflexiónes de la gente:[2]
·
Para mí este Evangelio se hace
especialmente presente; al estar esperando un bebé y tener una niña
pequeña, necesito el convencimiento pleno, el que nace del corazón, de que hay
mucho bueno que ofrecer y que esperar. Es para mi casi una obligación vivir con
la fe plena de que lo mejor está por venir, a pesar de que todo lo que nos
rodee parezca indicar lo contrario. En general los cristianos, y en particular
en este tiempo de Adviento que comienza, tenemos que ofrecer al hermano esta
puerta abierta a la esperanza y a lo positivo. (mujer,
casada, embarazada de 6 meses, con una hija)
·
Debemos estar atentos a la llegada del
que nos da la libertad plena. Desde nuestra experiencia personal de sentirnos
liberados por Jesús, ayudemos a las personas más angustiadas y necesitadas de
nuestro entorno, trabajo o familia a estar preparados para la venida de nuestro
Señor, no sólo prestándoles nuestra ayuda en las cosas terrenales sino
acercandoles a participar activamente, desde la oración y las celebraciones, de
este camino de esperanza que hoy comenzamos y que sólo en Jesús tiene sentido.
(hombre, casado, sin hijos, trabajador social de
cáritas)
·
Para rezar: (escrito por mujer, soltera, trabajadora)
Te
damos Gracias, Señor y Dios nuestro,
porque tú vienes al mundo, hacia cada persona,
para quedarte con nosotros en el interior de cada corazón.
Gracias porque vienes a entregarnos tu Paz y Amor,
y nos ofreces generosamente la Salvación que Tú nos traes.
Te pedimos, Señor y Dios nuestro, que los agobios del mundo
y las obligaciones de cada día no nos impidan nunca
estar atentos a tu Venida, ni nos impidan reconocer
tu Presencia en medio de nosotros y junto a los que sufren.
Ten Misericordia de nosotros y aparta de nuestro alrededor
todo aquello que nos impida alzar la cabeza para buscarte
y lograr verte a Ti, Señor, que nos traes la liberación.
Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, a no caer en la tentación
de los vicios del mundo que intentan ahogar nuestra fe
para alejarnos de Ti y de la Paz que nos da tu Presencia.
Señor y Dios nuestro, Tú que eres Bondadoso, llena Tú
nuestro corazón de virtudes que fortalezcan nuestra fe
y que nos permitan compartirla y transmitirla a los hermanos.
Ayúdanos Tú, Señor y Dios nuestro, a estar en alerta,
vigilantes y bien atentos a tu Venida, para no despistarnos
con los acontecimientos y responsabilidades de cada día.
En este “Tiempo de Gracia” del Adviento que hoy comienza,
ayúdanos a buscar a menudo el Encuentro personal contigo,
a través de la oración, para prepararnos bien para tu Venida.
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