jueves, 1 de agosto de 2013

Pachamama
 Lioman Lima (PL)

 Millones de bolivianos entierran hoy junto a sus casas ollas de barro con comida cocida para alimentar a la Pachamama, la Madre Tierra, que, según las creencias, recibe agosto con hambre y sed de alcohol y de coca.

 Tras las ofrendas y los sahumerios de la noche, los creyentes prepararon desde las primeras horas de este jueves alimentos para dar de comer a la divinidad andina, que incluyen alcohol de caña, vino, cigarros y chicha, otra bebida altamente alcohólica.

 Según constató Prensa Latina en el céntrico barrio de Miraflores, las familias abrían huecos en las cercanías de sus viviendas y allí colocaban las ollas con los alimentos, no sin antes rezar conjuros y pedir deseos a la diosa de la Tierra.

 Muchos bolivianos usan este 1 de agosto cordones de hilo de lana de llama, en blanco y negro, en sus tobillos, muñecas y cuello, como señal de protección y para evitar castigos de la Pachamama.

 Según las creencias ancestrales, por estos días caminan por la región andina los espíritus malignos del Kari-kari y el Anchanchu; por eso los creyentes necesitan hacer ofrendas y portar talismanes para que la Madre Tierra los proteja y les conceda un buen año y una mejor cosecha.

 En la madrugada de ayer, miles de bolivianos acudieron a sitios sagrados a esperar la medianoche, por la creencia de que con los primeros segundos de agosto obtendrían las bendiciones y favores de la diosa andina.

 Con el octavo mes del año llega a estas tierras la época de la "lakampacha" que en aimara equivale al "tiempo en que la Pachamama tiene la boca abierta y desea comer".

 Por ello, desde la mañana de ayer, la Calle de las Brujas, en el centro de La Paz, se llenó de paceños que buscaban los ingredientes para preparar las llamadas mesas, las ofrendas para quemar en saludo al gran día de la diosa.

 Rosa Acarapi, una de las chifleras o brujas que venden en esa calle, explicó a Prensa Latina que durante todo este mes se dedican a la preparación de las mesas; pero hay tres días especiales: el 1 de agosto, el 15 y el 30.

 "Son días claves en los que hay más ventas. Nosotras hacemos los preparados, que tienen ingredientes básicos, pero que también se hacen de acuerdo con la necesidad de los clientes, en dependencia de si quieres pedir familia, salud, prosperidad, dinero, trabajo", comentó.

 Acarapi dice que en agosto la Tierra ha empezado a salir del inverno, concluyó la primera etapa de las cosechas y tiene más hambre de lo corriente, por eso hay que alimentarla con dulces y sullus, los fetos de llamas y ovejas.

 Una mesa de dulce, preparada por Acarapi durante la conversación, contenía casas y autos de caramelos (son conocidos como alfeñiques), lana de color, cebo de llama, nuez, pan de plata, hierbas aromáticas y el infaltable sullu, todo envuelto finalmente en una hoja de papel sábana.

 Mientras esto pasa en la ciudad, en el campo, los creyentes acuden a las apachetas o cumbres, donde de acuerdo con sus costumbres y tradiciones, entierran llamas vivas y sacrifican gallos y conejos, para calmar el hambre de la Tierra.

 Al otorgar las ofrendas, invoca también a los achachilas, los ancestros que habitan en los nevados del Illimani, Huayna Potosí, Mururata, Sajama y Chijcha, e invocan también a los ríos y los espíritus de los animales.

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