Desafío permanente:
la responsabilidad socioambiental
de las empresas
Leonardo Boff
Ya hemos dejado atrás el
economicismo del Nobel Milton Friedman que en el Time de septiembre de 1970
decía: «la responsabilidad social de la empresa consiste en maximizar las
ganancias de los accionistas». Noam Chomsky es más realista: «Las empresas son
lo más cercano de las instituciones totalitarias». No tienen que dar
explicaciones al público o a la sociedad. Actúan como depredadoras, teniendo
como presas a las otras empresas. Para defenderse, las poblaciones disponen
solamente de un instrumento: el Estado. Pero hay sin embargo una diferencia que
no se puede pasar por alto: «mientras que, por ejemplo, la General Electric, no
debe satisfacer a nadie, el estado debe dar explicaciones a la población con
regularidad» (en Le Monde Diplomatique de Brasil, nº 1, agosto 2007, p.
6).
Ya
hace décadas que las empresas se han dado cuenta de que son parte de la
sociedad y que tienen una responsabilidad social en el sentido de colaborar
para que tengamos una sociedad mejor.
Puede
definirse así: La responsabilidad social es la obligación que la empresa
asume de buscar metas que, a medio y largo plazo, sean buenas para ella y
también para el conjunto de la sociedad en la cual se encuentra.
Esta
definición no debe ser confundida con la obligación social que significa
el cumplimiento de las obligaciones legales y el pago de los impuestos y de las
obligaciones sociales de los trabajadores. Esto es simplemente lo exigido por
ley. Ni es la respuesta social: la capacidad de una empresa de responder
a los cambios producidos en la economía globalizada y en la sociedad, como por
ejemplo, el cambio de la política económica del gobierno, una nueva legislación
y las trasformaciones del perfil de los consumidores. La respuesta social es
aquello que una empresa tiene que hacer para adecuarse y poder reproducirse.
La
responsabilidad social va más allá de todo esto: es lo que hace la empresa,
después de cumplir con todos los requisitos legales, para mejorar la sociedad
de la cual forma parte y garantizar la calidad de vida y el medio ambiente.
No sólo lo que hace para la comunidad, lo que sería filantropía, sino lo que
hace con la comunidad, con la participación de sus miembros en proyectos
diseñados y supervisados en común. Esto es liberador.
En
los últimos años, sin embargo, gracias a la conciencia ecológica despertada por
el desajuste del sistema-Tierra y del sistema-vida, ha surgido el tema de la
responsabilidad socio-ambiental. El hecho principal se produjo el 02 de febrero
de 2007, cuando el organismo de la ONU que reúne a 2.500 científicos de más de
135 países, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC), después de seis años de investigación, dio a conocer sus datos al
público. No estamos yendo hacia el calentamiento global y los profundos cambios
climáticos. Ya estamos dentro de ellos. El estado de la Tierra ha cambiado. El
clima va a variar mucho, si no hacemos algo, puede aumentar hasta 4-6 grados
centígrados. Este cambio, con un 90% de certeza, es antropogénico, lo que
significa que es causado por los seres humanos, más bien, por el tipo de
producción y de consumo que ya cuenta con cerca de tres siglos de existencia y
que hoy en día se ha globalizado. Los gases de efecto invernadero,
especialmente el dióxido de carbono y el metano, son la causa principal del
calentamiento global.
La
cuestión que se plantea a las empresas es la siguiente: ¿en qué medida
contribuyen a limpiar el planeta, a introducir un nuevo paradigma de
producción, de consumo y de reciclado de residuos, de acuerdo con los ritmos de
la naturaleza y la red de la vida, y no sacrificando los bienes y servicios
naturales?
Este
es un tema que se está discutiendo en todas las grandes empresas globales,
sobre todo después del informe de Nicholas Stern (ex-economista principal del
Banco Mundial), del informe del ex-vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore: Una
verdad incómoda, y de las varias convenciones de la ONU sobre el
calentamiento global. Si de ahora en adelante no se invierten unos 450 mil
millones de dólares al año para estabilizar el clima del planeta, en los años
2030-2040 será demasiado tarde y la Tierra entrará en una era de grandes
extinciones, que afectará en gran medida a la especie humana. Una reciente
reunión de la Agencia Internacional de la Energía destacaba que las decisiones
tienen que ser tomadas ahora y no en 2020. El año 2015 es nuestra última
oportunidad. Después será demasiado tarde e iríamos al encuentro de lo
indecible.
Estos
problemas ambientales son de tal importancia que se anteponen a la simple
cuestión de la responsabilidad social. Si no aseguramos primero el planeta
Tierra con sus ecosistemas no hay manera de salvar a la sociedad y al conjunto
empresarial. Por lo tanto: ¡responsabilidad socio-ambiental!
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