Pbro. Gabriel Martín Ghione
Homilía II Domingo de cuaresma:
Transfigurados
Contemplamos en el segundo domingo de cuaresma el episodio
de la transfiguración como una manera de situarnos en el desenlace de la historia.
En el camino miramos la meta para orientar nuestro caminar.
El texto de Lucas nos trae una particularidad muy
interesante. Dios se manifiesta en la nube, recuerdo de la presencia salvadora
en el desierto, y presenta a Jesús como el elegido. Este título, tomado de los
poemas del sirvo sufriente de Isaías (42, 1) es expresión de la identidad y
misión de Jesús. Este hombre que dialoga con Moisés y Elías: símbolos de la ley
y los profetas ha tomado el camino del servicio, la entrega como modo concreto
de llevarlos a plenitud.
Parece que hay un contrapunto entre la manifestación
gloriosa de Jesús y el modo que es presentado. Jesús es el Mesías glorioso, el
que lleva a plenitud la ley y lo profetas, pero elige el camino del siervo
sufriente, de la entrega de la vida, elige el éxodo de la Pascua y de la Cruz.
La Voz no solo presenta, nos exhorta a “escuchar”. El
“escuchar” en la Sagrada Escritura tiene una fuerte connotación, la oración más
importante del Israelita comienza con “escucha Israel”. Ella implica adhesión
del corazón, “creer”, implica un modo de asumir la propia vida y recordar la
obra de Dios. Precisamente se nos pide que escuchemos el modo-estilo que ha
adoptado, la misión e identidad del Mesías.
¿Estoy escuchando a Jesús? ¿Cómo Iglesia lo estamos
escuchando? O el peso de la tradición, de los valores que nos presenta la
sociedad de consumo y materialista nos ha ganado el corazón. Estamos escuchando
a Jesús o las ansias de poder, éxito y comodidad no dan espacios a vivir desde
otra óptica.
La cuaresma nos invita a escuchar, a retomar nuestra actitud
de discípulos que necesitamos seguir sus pasos, aprender su estilo
evangelizador, dejarnos cautivar por valores que muchas veces se contraponen
con nuestro estilo de vida.
La transfiguración nos abre a la esperanza, de contemplar la
victoria de Jesús, victoria que debe pasar por el arduo camino de la pasión, de
la cruz. Victoria que se produce aun cuando parece que todo ha sido un fracaso,
que se ha perdido la batalla, que la ambición ha ganado al amor, la entrega y
el servicio.
El escuchar a Dios, siempre nos saca de nosotros mismos, nos
hace abandonar Ur de los Caldeos, ese lugar donde estamos cómodos y seguros
para caminar detrás de una promesa, de un proyecto. Pero si en ese caminar
experimentamos el cansancio, la desilusión y la desorientación, este episodio
nos recuerda la gloria de Jesús no paso por el éxito en su misión sino por el
rechazo, no paso por la fidelidad de sus amigos sino por el abandono. Sin
embargo eso que llego al sinsentido y saco lo peor de los seres humanos, la
fidelidad de Jesús al proyecto del Padre, logró transformar la historia.
Si en tu camino entonces, experimentas la tentación de
abandonar, el cansancio por hacer el bien, el desgaste; que la desilusión no
gane tu corazón, no pienses que no tiene sentido, que cae en su saco roto,
déjate transfigurar por Dios. Él te muestra la gloria y te enseña el camino del
elegido.
Pbro. Gabriel Martín Ghione
Skipe: ghione.gabriel.martin
"Servidores de ustedes por amor de Jesús" 2 Cor 4,5
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