domingo, 3 de febrero de 2013

LA PALABRA DEL DÍA 
por RICARDO SOCCA

ministro

Los autores clásicos romanos usaban el término minister, ministri para denotar 'sirviente, trabajador doméstico, esclavo', mientras que ministerium era para ellos el 'oficio de siervo'. Justiniano escribió carens omni servorum ministerio para significar 'no teniendo un solo esclavo para servir'.

El vocablo latino llegó al español bajo las formas menester y mester. En el Poema de Mio Cidya aparecía la locución es menester (que), para significar 'es necesario que'. Uno de los oficios que minister denotaba en la Edad Media era el eclesiástico; Corominas observaba que se confundía con mysterium, lo que puede haber reforzado el rasgo semántico de servicio religioso.

Los poemas de Gonzalo de Berceo, dados a conocer entre 1230 y 1250, se han incluido en el género «mester de clerecía» 'oficio de clérigos'.

De esta forma, se fueron formando dos significados diferentes. En el siglo XIII, ministro se refería principalmente a los sacerdotes y a los funcionarios del Estado, dando lugar también al vocablo administración. Por otro lado, los menesterosos eran los que nada poseían, lo que habían menester de todo.

A todo esto, la palabra ministro se fue aplicando no solo a los religiosos sino a los funcionarios más importantes; ministros de Hacienda y de Justicia los había ya en España desde el siglo XVI. Modernamente, con el advenimiento de los regímenes parlamentarios, en la mayor parte de Europa el Poder Ejecutivo pasó a manos de gabinetes de ministros, responsables ante el Parlamento y encabezados por un Primer Ministro, que en España se dio en llamar Presidente del Gobierno.

En las sociedades contemporáneas, se trata de funcionarios de la más alta jerarquía, de quienes se espera la formación más esmerada, una irreprochable transparencia y la más absoluta honestidad.

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