domingo, 24 de febrero de 2013


José Luis Cortés, 
en Ciclo C -RD/Herder-


En esta tercera semana de su "cursillo preparatorio acelerado", Jesús nos enseña que los suyos, precisamente porque han visto su gloria (DOMINGO: "Se espabilaron y vieron su gloria"), 
han entendido que sólo serán como Dios si se muestran compasivos (LUNES: "Sed misericordiosos como vuestro Padre"), 
esclavos de los otros (MIÉRCOLES: "El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor"), 
situados de parte de los mendigos (JUEVES: "Un mendigo llamado Lázaro"), 
piedras desechadas (VIERNES: "Es ahora la piedra angular"), 
hijos pródigos (SÁBADO: "Un hombre tenía dos hijos"); 
solo estos, a nuestros ojos descarriados y equivocados, alcanzarán la gloria de Abrahán, la ternura del Padre Dios.

Esta re-valoración, esta forma distinta de valorar las cosas (muy distinta de la del "mundo"), a sí mismos y a las personas, es esencial para un anunciador del Evangelio.

Una semana en la que someteremos a crítica nuestra manera de cualificar las cosas, las personas, los objetivos, los medios y los resultados (éxitos y fracasos).

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