martes, 10 de julio de 2012


Ricardo Darín: "Aprendí a respetar a la gente que sí tiene fe"





El actor Ricardo Darín se introduce en la piel de un sacerdote en la nueva película del cineasta Pablo Trapero, Elefante blanco, una historia rodada en un barrio de chabolas marginal de Buenos Aires. Martina Gusman y el belga Jérémie Renier completan el reparto de este filme, que se estrena el 13 de julio.

"Con esta experiencia aprendí a respetar mucho más a la gente que sí tiene fe", manifestó Darín en la presentación en Madrid de esta cinta, el séptimo largometraje de Trapero, con la que concursó en la sección Una cierta mirada de la pasada edición del certamen de Cannes.

El actor argentino interpreta a Julián, un cura que se mantiene firme en la vocación de ayudar y sacar adelante a los habitantes de Villa 15, también conocida como Ciudad Oculta, un asentamiento donde las mafias, la droga y la violencia han aislado por completo esta parte de la capital argentina. Junto a él colabora Luciana (Gusman), una trabajadora social, y Nicolas (Renier), un joven sacerdote recién llegado tras una traumática experiencia en el Amazonas.

En palabras de Darín, el "estigma" reina en esta parte de la ciudad, porque "solo se piensa en que la gente que vive allí es perversa". "Nos olvidamos de la cantidad de personas que se matan para mantener limpios a sus niños y enviarlos al colegio", lamenta.

Trapero señaló que el proyecto nació en su cabeza hace tiempo y pensó en materializarlo a través de la voz de las personas que se introducen en estos barrios, como religiosos, ONG o trabajadores sociales.



EN TIERRA DE NADIE

Elefante blanco se rodó en el escenario real del filme, un lugar "en tierra de nadie" donde ni siquiera entra la policía y que, sin embargo, supuso "menos problemas" para trabajar que otros escenarios para los que hay que conseguir un gran número de licencias, explica Trapero.

El equipo de esta película "no necesitó negociar" con nadie, sino tan solo hablar. El filme centra la atención no solo en los motivos que llevan a estos personajes a embarcarse en una misión así, sino también en los conflictos interiores que experimentan.

Es en estas "rendijas", explica el actor, donde se cuelan las "inseguridades y debilidades" de los protagonistas: la ira, el sentimiento de odio o la confusión entre el amor y la vocación.

Respecto a esta visión, el director dijo que duda de que vaya a herir la sensibilidad de los católicos y lamenta que, en ocasiones, sea "más fácil aceptar las historias de pedofilia que las historias de amor" entre un sacerdote y una mujer. "No conozco la sensibilidad católica en profundidad, pero no hay nada que no esté tratado sin respeto", sostiene. (RD/Ep)

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