jueves, 5 de julio de 2012
Ante la actual situación del Paraguay
Grupo de Curas en Opción por los Pobres (Argentina)
Somos miembros de la Iglesia católica romana; es decir, queremos seguir a Jesús con nuestras capacidades y nuestras limitaciones. Y como miembros, nos acompañan nuestros pastores -el Papa, los obispos- también con sus capacidades y limitaciones. Tratamos de seguir a Jesús, el judío marginal, asesinado por el poder político en complicidad con algunos de los principales de Jerusalén. Pero este "ser Iglesia" no implica aceptar las opciones políticas de la jerarquía. Y nos referimos especialmente a la situación de nuestros queridos hermanos de Paraguay.
Quienes hemos sufrido y padecido (y en memoria de quienes han muerto o desaparecido) en las dictaduras, no podemos callar lo que hemos visto y oído. Sabemos que hoy un golpe sangriento tendría "mala prensa". El “golpe militar” del pasado ha mutado hoy en pantomimas pseudo-constitucionales como la que vivió el hermano pueblo de Honduras, y padece hoy el Paraguay; o bajo la modalidad de golpes mediáticos, golpes judiciales, golpes de mercado, golpes institucionales, o golpes parlamentarios. Pero golpes al fin, que SIEMPRE desconocen la voluntad popular para someterse a la voluntad del "capital", e interrumpen los legítimos procesos institucionales de la democracia.
Por eso, como curas que queremos caminar "con los pobres de la tierra", junto a muchos migrantes del hermoso y vecino Paraguay en nuestras propias comunidades, queremos manifestar claramente que, viendo las fotos del nuncio apostólico visitando a Luis Federico Franco Gómez, o al arzobispo de Asunción dándole la comunión, o leyendo la declaración de la Conferencia Episcopal Paraguaya, no podemos menos que manifestar nuestro más profundo rechazo.
Esas fotos sí nos escandalizan. Nos hacen recordar las actitudes de importantes obispos, arzobispos y/o cardenales oficiando de verdaderos dirigentes opositores en Honduras, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina, y de los cuales no quisiéramos alimentar la sospecha de un "pase de facturas" por el pasado episcopal de Fernando Lugo. Y no podemos menos que ver con preocupación movimientos destituyentes en nuestros países latinoamericanos como Ecuador, Bolivia, y nuestro propio país, además de los pasados golpes en Venezuela y Honduras, por citar algunos.
Como curas no tenemos capacidad para desconocer un gobierno, o romper relaciones diplomáticas, pero sí tenemos capacidad para saber que queremos quedar del lado de las víctimas de la historia, como lo hizo Jesús. Y abrazar a campesinos, pobres y trabajadores de Paraguay cuyas voces una vez más han sido silenciadas, sus intereses conculcados y su voluntad, despreciada. Nos manifestamos a favor de una reforma agraria como instrumento de desarrollo económico y social con equidad en el Paraguay y en contra de las injusticias intolerables provocadas por las formas de apropiación indebida de la tierra por parte de propietarios o empresas nacionales e internacionales que pisotean todo derecho adquirido de campesinos y pueblos indígenas.
No somos ciudadanos del Estado Vaticano: somos cristianos de la Iglesia que camina en los países y regiones de nuestro mundo, encarnados en sus culturas, buscando en todo lo bueno, lo justo, lo noble de la sociedad y en las necesidades de los pobres, la huella del Reino de Dios, aquel sueño de otro mundo posible, por el que Jesús dio la vida.
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