Otra Iglesia
es posible y necesaria
(Mc.6,7-13)
1. DE DOS EN DOS:
Son signo de comunidad, no de pensamiento
solitario. No son filósofos cínicos o mendigos asociales, obligados a vivir
en soledad. Mucho más que lo que dicen importa lo que son, como testigos de
vida hecha diálogo, experiencia común de fraternidad. Vivir de dos en dos ya es
ser misioneros
2.
NADA PARA EL CAMINO:
No van así por austeridad ni por
espíritu de pobreza; no son ascetas profesionales ni mendigos (no ayunan,
cfr.2,18-22). Van “ligeros de equipaje” (=Carlos G. Vallés S.J.), por
confianza.
3.
EN UNA CASA...
Su misma pobreza es principio de comunidad:
son dos en manos de muchos que les han de acoger, ofreciéndoles familia. No
llevan armas, no pretenden conquistar cosa ninguna por dinero o por prestigio
social.
4.
No
son mendigos (no piden limosna), ni ricos (no van con lo que necesitan, para
aislarse de los otros). Son mensajeros que inician sobre el mundo un camino
de intercambio salvador. Son portadores de salud más alta:
pueden enfrentarse al poder diabólico y curar a los enfermos.
Los enviados de Jesús
son germen de humanidad nueva,
misioneros con su propia
vida.
No llevan dogmas
conceptuales;
no tienen dinero o
poder
para exigir cosa ninguna.
Pero, desde su
pobreza
ofrecen lo más importante:
libertad interna y
curación completa.
Expertos en humanidad
(Pablo VI),
eso son los enviados
de Jesús sobre la tierra.
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