viernes, 13 de julio de 2012



Otra Iglesia 
es posible y necesaria
(Mc.6,7-13)


1.   DE DOS EN DOS: 
  Son signo de comunidad, no de pensamiento solitario. No son filósofos cínicos o mendigos asociales, obligados a vivir en soledad. Mucho más que lo que dicen importa lo que son, como testigos de vida hecha diálogo, experiencia común de fraternidad. Vivir de dos en dos ya es ser misioneros

2.   NADA PARA EL CAMINO
    No van así por austeridad ni por espíritu de pobreza; no son ascetas profesionales ni mendigos (no ayunan, cfr.2,18-22). Van “ligeros de equipaje” (=Carlos G. Vallés S.J.), por confianza.

3.   EN UNA CASA... 
   Su misma pobreza es principio de comunidad: son dos en manos de muchos que les han de acoger, ofreciéndoles familia. No llevan armas, no pretenden conquistar cosa ninguna por dinero o por prestigio social.

4.   No son mendigos (no piden limosna), ni ricos (no van con lo que necesitan, para aislarse de los otros). Son mensajeros que inician sobre el mundo un camino de intercambio salvador. Son portadores de salud más alta: pueden enfrentarse al poder diabólico y curar a los enfermos.



Los enviados de Jesús 
son germen de humanidad nueva,
misioneros con su propia vida.
No llevan dogmas conceptuales;
no tienen dinero o poder 
para exigir cosa ninguna.
Pero, desde su pobreza 
ofrecen lo más importante:
libertad interna y curación completa.
Expertos en humanidad (Pablo VI),
eso son los enviados de Jesús sobre la tierra.





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