sábado, 14 de julio de 2012


 TERESA FORCADES 
MONJA  (de clausura) ESPAÑOLA, 
HUELGA GENERAL INDEFINIDA

 Entrevista de la Hna. Forcades, publicado en Castellano en:
http://chacatorex.blogspot.com.es/2012/06/teresa-forcades-hay-que-ser-contundente.html


Vídeo en:
http://blogs.periodistadigital.com/dialogosinfronteras.php/2012/07/10/teresa-forcades-frente-al-capitalismo-no


Aquí recogemos sólo la primera parte, con ocasión de la conferencia que T. Forcades había pronunciado en el Encuentro Empresarial del Pirineo.



ENTREVISTA, PRIMERA PARTE


-Cómo fue la conferencia inaugural del Encuentro empresarial en el Pirineo? Parece un buen síntoma que los empresarios le quieran escuchar.

-Eso es un encuentro de empresarios, pienso que la más importante de Cataluña. Este año han participado unas seiscientas personas, no todas empresarias, creo que de empresarios había unos trescientos y pico. Había muchos pequeños empresarios y medios. Mi posición es absolutamente favorable al empresariado, pero no al empresariado capitalista, así es como se podría resumir. Aquí en el monasterio somos empresarias, tenemos un taller y una tienda de cerámica, y no damos a abasto con los pedidos y tenemos una persona de fuera que trabaja. A esta persona le pagamos un sueldo. Eso es tener una empresa. 

Yo quisiera que esto fuera una posibilidad para todos: tener iniciativas propias y tener un espacio donde poder convertirlas en una empresa (una tienda, un taller... lo que quieras). O sea, yo no me imagino una 'sociedad ideal', donde el estado te diga qué puedes hacer y qué no puedes hacer, por ejemplo. Ahora bien, una cosa es defender este espacio de ejercicio de las propias capacidades y otra la de montar una empresa '(necesitamos un nombre nuevo para esto ...) en el marco capitalista. ¿Qué quiere decir para mí el marco capitalista? Pues en esta conferencia voy concretarlo en tres aspectos.

Uno es aceptar que hay algo que se llama mercado y que es libre. Esto para mí es una mentira, porque nunca a lo largo de la historia el mercado ha estado libre. Ha sido siempre regulado en favor de ciertos intereses: de la realeza, intereses proteccionistas, de la clase dominante, del empresario que dominaba de turno, del pariente de los gobernantes de turno ... Y hoy en día, de la OMC, el Organización Mundial del Comercio, que ya se espabiló el año 1994 a poner trabas a una serie de economías emergentes que podían convertirse en una competencia, por ejemplo. Regulación hay. O sea, de qué mercado libre hablamos, pues, hoy en día? En cambio, hay ausencia de tasas sobre los capitales financieros, hay un aumento de la legislación sobre la movilidad de los trabajadores (inmigración), etc. Pensar que nuestra noción de empresa la podemos situar en un contexto que se llame 'mercado libre' es una hipocresía, es una falacia. Esta es la primera cosa que quise desautorizar. 

La segunda, que es muy importante, es lo que llamaríamos el 'marco global' de la actividad empresarial o de la sociedad, que en el capitalismo se llama 'el máximo beneficio'. Es decir, la mejor manera de incentivar a las personas, su creatividad, la actividad económica, y en definitiva, el crecimiento... es el máximo beneficio? Esto es aberrante, desde el punto de vista antropológico y humano. Entonces yo me pregunto, si no me enseñan un Billete verde no me muevo? Yo no creo que sea verdad. Más allá de las necesidades básicas cubiertas, a mí lo que me estimula no es el dinero. Me estimula la curiosidad intelectual, el reto de tener unas potencialidades y encontrar a alguien que te ayude a ponerlas en práctica, que te aprecio los colegas, que el trabajo que haces sea valorada, que veas que la trabajo a la gente les transforma la vida en positivo. Son muchas las cosas que valoramos más que nos enseñen el Billete. Para mí el dinero no es el máximo incentivo. Pues por qué no puedo pensar que para mi vecina, tampoco lo son. Y si no lo son ni para mí ni para la vecina, quizás es que el conjunto de la sociedad, el interés real es otro. 

Pues, ¿por qué no hacemos una sociedad basada en esto, basada en lo que de verdad nos gusta? Es tan básico, pero es tan importante! El marco global no puede ser el del máximo beneficio. Aquí tenemos una cosa que se llama el estado del bienestar, o teníamos, hasta ahora, que reconocía que había un criterio por encima del máximo beneficio, que era asegurar unas prestaciones básicas, reconocer que hay unos derechos humanos, y que esto está más allá del mercado y del beneficio. Era el derecho a la educación, el derecho a la sanidad, el derecho a las pensiones, el derecho a la alimentación... Esto ya es situar nuestra actividad empresarial y humana en un contexto un poco más humano que el del máximo beneficio.

Porque el capitalismo me parece que no es ético. Primero, por la mentira del mercado libre. Segundo, porque intenta forzar nuestra actividad dentro de un marco que no le es propio, el del máximo beneficio. La tercera crítica que planteé era la crítica marxista a la plusvalía: Yo hago una empresa, la que tenemos en el monasterio, y resulta que puedo alquilar una persona de fuera que nos haga la cerámica y le pago un euro, y yo con su trabajo en gano mil. El capitalismo dice, 'viva, qué bien que lo has hecho!'. Esto es indignante. Esto va contra la dignidad del trabajo. Por eso esta crítica marxista yo creo que hay que recuperar en toda su importancia filosófica y antropológica de decir: mira, yo vengo a trabajar contigo, estamos colaborando. Y esta colaboración puede tener diferentes formas, pero no puede ser que vaya más allá de lo que es el reconocimiento de mi dignidad como trabajadora. No puede ser que tú ganes mil euros con mi trabajo y yo reciba uno. Aunque hayamos hecho un contrato. Porque, claro, quizás está bien que yo gane uno y tú en ganes cuatro, o diez, si quieres, pero mil no! Es que es muy sencillo, pero sólo con eso, ya limites o impides que haya estas diferencias aberrantes, que ha habido sobre todo durante los últimos cuarenta años, que se han incrementado de una forma nunca conocida antes en la historia, las diferencias entre ricos y pobres del planeta.

-Repensar el mundo empresarial desde estos tres parámetros es proponer un cambio de sistema?

-Yo creo que sí. A veces parece que para proponer un cambio tuviéramos que tener clarísimo qué es lo que queremos organizar como alternativa. Y eso en parte está bien, pero en parte también es una limitación. Porque, precisamente, lo que sabemos es que no queremos que las cosas sigan como hasta ahora. Y esta sociedad nueva debemos crearla entre todos. Y eso es lo que también he vivido en este ámbito de Centro América, donde no se habla de un socialismo, que ya saben perfectamente qué es, sino de este 'socialismo bolivariano', que ha tenido consecuencias tan importantes sobre los índices de pobreza del país. Allí, precisamente, lo que me ha gustado cuando he ido es que abren la posibilidad de pensar en la sociedad de una forma diferente, y no que venga ningún gurú para darte la solución hecha. 

Lo que es seguro es que no tenemos que aguantar un sistema que claramente perjudica la mayoría, y de una forma tan brutal en los últimos tiempos. A partir de aquí, fiamos de que entre todos lo podemos hacer, como han hecho en Islandia, esta asamblea constituyente nueva, y dotarnos de unos, diríamos, órganos de gobierno que sean capaces de responder a las necesidades de la gente, ya partir de ahí hacer un camino, que necesitará muchos reajustes y que no lo hemos de presentar como si ya fuera hecho. Lo que sí me gustaría poner sobre la mesa el interrogante de decir: ¿quién nos ha enseñado a no fiarse de que no nos podemos organizar mejor, constatando, como constatamos, que el modo actual es, diríamos, contraria a los intereses de la mayoría de una forma tan clara? 

Cuando digo de una forma tan clara, última ¿qué hay? Pues, por ejemplo, lo que dice Jean Ziegler, vicepresidente de la comisión asesora del comité de los derechos humanos de las Naciones Unidas, doctor en economía y en derecho. Esta persona es la que nos dice, con datos sobre la mesa, que en el mundo, actualmente, se producen alimentos para 12.000 millones de personas. Y en el mundo somos, actualmente, 6.000 millones de personas, o un poco más. Y en el mundo hay 1.000 millones de personas pasando hambre, de los cuales, 37 millones mueren cada año. Cada día mueren 26.000 niños, cada 5 segundos de esta entrevista un niño se muere de hambre. 

De ello Ziegler dice que es un asesinato programado '. Porque eso es completamente evitable y porque eso en los últimos años ha empeorado, porque una compañía concreta, que se dice Goldman Sachs, comenzó a especular con las materias primas alimentarias. Especular, ¿qué significa? Quiere decir que yo compro todo el trigo y lo guardo. La gente se va muriendo de hambre y yo lo guardo, hasta que suben los precios. Y cuando han subido, digo, ah, yo sí que tengo de trigo, os lo vendo al doble que antes. Esto ha pasado, y estos señores de Goldman Sachs se sientan en las primeras filas de los convenios, y están recibiendo premios, pero deberían estar en prisión. Como criminales, como personas responsables de esta decisión. Directamente son responsables de muertes. De ello Ziegler dice asesinato, y yo lo cito a él para ampararme en una autoridad. 

-En esta situación de crisis, a quien además pondría en la cárcel?

-Los gobernantes tienen esta responsabilidad. Yo creo en la política. Me parece que he leído en La Vanguardia esta 'contra' donde había un premio Nobel de economía que también habló en el encuentro de empresarios, que decía: 'hombre, lo peor que podemos hacer es dejar la economía en manos los políticos '. Decía que la solución es crear estas entidades fuera de lo que es el recambio de partidos, de la representatividad a través de los partidos, de los gobiernos electos, de la democracia. Él citó la reserva federal norteamericana o el Bundesbank alemán, que no dependen del ministro de economía, sino que tienen su independencia.

 Pero, claro, si te pones a pensar quizás dices: 'claro, los políticos corruptos, éstos no nos gustan, siempre están haciendo lo que quieren...' Pero, oiga, estos son los únicos a quienes usted puede elegir! Los demás, que los elige? Esto no nos lo dice, aquel premio Nobel de economía. ¿Quién los elige y ante quién responden? Si no responden ante el gobierno, que es el único que responde ante el pueblo, teóricamente, ante quien responderán? Puesto con palabras reales, quiere decir que se marchen del control democrático y vayan en este otro circuito controlado no sabemos por quién. Pero si no es democrático, ya de entrada tenemos que decir que no. Es lo contrario de la democracia. Y al mismo tiempo tenemos estos movimientos antisistema o anticapitalista o los movimientos 15-M, etc., Que si alguna acusación se les hace, cuando ellos deslegitiman los gobiernos actuales, es que son antidemocráticos. Es una contradicción muy grande, esto, porque estos movimientos lo que dicen precisamente es que quieren más democracia. 

Democracia real, y que no puede ser que tú tengas que seguir aceptando como legítimo un gobierno que te ha prometido una cosa y una vez elegido hace otra. Esto le deslegitima democráticamente. Si el gobierno no es capaz de hacerlo por voluntad propia, porque ha habido épocas pasadas en que si no cumplían, dimitían. Ahora ya no lo recordamos, pero era la actuación normal de un gobernante que se respetara a sí mismo. Ahora los gobernantes no lo hacen, y estos movimientos lo que plantean es decir: 'hacemos presión social para que un gobierno que mienta no pueda continuar gobernando.' Y yo creo que eso es básico y es el ejercicio de la democracia que nos toca hacer. Debemos tomar responsabilidad para esta democracia. No podemos sólo decir: 'es que lo han hecho mal los políticos...'. Si lo han hecho mal hasta el grado de traicionar una promesa electoral, entonces nos toca no permitirlo. 

-La gente vota a la izquierda (Syriza en Grecia, los socialistas en Francia), pero también hacia la extrema derecha. Como analizar la situación europea?

-Aquí sí que apostaría por no hacer cosmética. La situación ha llegado a un grado tal, que la reforma no es decir, 'va, más o menos mantengámonos en el sistema actual que tenemos pero intentamos, no sé, que no se recorte tanto, por ejemplo'. No, yo creo que así no vamos bien. Debemos tomar conciencia. Evidentemente, siempre que hablo de una reacción social hablo de una reacción absolutamente pacífica. No sólo por convicción propia, sino, además, porque puestos a actuar con violencia ya se sabe quién gana, eso lo tengo clarísimo. 

Pues, tanto por convicción como por estrategia, esto debe ser absolutamente pacífico y contundente, a la vez. Y contundente quiere decir que si hay una huelga general, no es una huelga general de un día, sino de una semana, una huelga general de un mes..., o sea, se detiene el país. Se detiene hasta que el gobierno, de una forma pacífica, haya que reconocer que no puede gobernar más. 

ES INGOBERNABLE UN PAÍS QUE SE DECLARA EN HUELGA GENERAL SERIA. NO DE UN DÍA, SINO INDEFINIDA, HASTA QUE EL CONTRATO SOCIAL SE RENEGOCIE DE NUEVO. 

Este 'renegociar' el contrato social yo creo que pasa por el 'desmantelar' el marco capitalista tal como la entendemos ahora. Y renegociarlo uno nuevo que tenga por prioridad las necesidades de la población. Y no hay ningún experto que me pueda convencer de que no es posible. Debemos saber que una sociedad justa es posible construirla. 

Y debemos saber que esta que tenemos ahora da pasos de gigante, ya velocidad incrementada, porque nos introducimos en un tipo de callejón sin salida que luego nos costará mucho salir. Y por culo de saco quiero decir estos recortes que van unidas a un endeudamiento, que es un endeudamiento para ti y para las generaciones que vendrán, y que es un endeudamiento que no tenemos porque aceptar. 

Ziegler nos lo dice claramente, 'que España no acepte la deuda'. Y el rescate vuelve a ser un eufemismo. No hace falta que me lo paguen, porque yo no lo acepto esta deuda, porque esta deuda no es mío. Para colmo, me dicen que me hacen un favor que sabemos que tiene sus contrapartidas: te comprometes a una serie de objetivos fiscales, como lo del déficit inferior al 3%, etc, que también son discutibles desde un punto de vista de teoría económica y de praxis económica. Esta no es la mejor manera de hacer progresar el país. 

-Pero el rescate puede salvar los ahorros de muchas familias modestas.

-Claro, pero esta es la trampa. Mira, sólo el dinero que ahora dieron por el rescate de Bankia, repartidos entre la población, ya salva los ahorros de muchas familias modestas. Pues que nos los devuelvan. Eso ya lo dijeron con el primer rescate este que se hizo, que presuponer unos gastos de los erarios públicos que si los hubieran repartido no estaríamos en la situación en que estamos. Ahora volvemos. Pues no nos lo creamos ahora, porque si no la tercera... Porque Grecia, cuantos rescates cuenta ya? Y Portugal? Esto no ha terminado. 

No es verdad que estamos en un momento donde no hay dinero. Hay. Lo que pasa es que están cada vez más mal repartidos. Lo que necesitamos son estrategias a largo plazo para que esto vaya a mejor, porque si no, lo que ha ocurrido en los países del Tercer Mundo con la deuda externa, es, yo creo, el ejemplo más ilustrativo lo que nos puede pasar: un país que está atornillado a producir y que un porcentaje cada vez mayor de su producto interior bruto el destinado a pagar la deuda, pero sólo consigue pagar los intereses de la deuda. 

Con lo cual, tú tienes una imposibilidad de prosperar en aquel país, y además la deuda cada año crece. 

-Ideológicamente, donde te sitúes? Podemos poner etiqueta?

-Mira, no lo sé si le podemos poner, yo diría, cristiana. No es el cristianismo una ideología, pero si que yo quisiera que fuera el evangelio el que inspira mis palabras. Y esta palabra del Nuevo Testamento, que se llama 'parresía', del griego, que la traducimos como libertad de espíritu. O sea que empecé mi intervención con los empresarios hablando de la enajenación mental, lo que representa. Que seamos una sociedad con incapacidad de imaginar una alternativa al sistema económico que vivimos, creo que es un signo de alarma. Una cosa es que tengamos la capacidad de imaginar la alternativa, pero que no nos interese, que no la encontramos adecuada, pero yo diría que hoy en día la incapacidad general es la de imaginar una alternativa. Nos quedamos como bloqueados, nos toma como miedo, nos toma como desconfianza. Es interesante estudiar este hecho desde el punto de vista psicológico, porque es el arma más importante para impedir el avance social. 

También ha pasado con las mujeres, por ejemplo: durante muchos años la mayoría de las mujeres, a pesar de vivir una situación de carencia de los derechos básicos (aunque ahora la mayoría de mujeres del mundo les faltan), sufrían una gran incapacidad de imaginar una sociedad donde se varones y las mujeres pudieran tener unas relaciones igualitarias. Hay muchas mujeres (yo creo que la mayoría del planeta hoy en día), que eso no se lo permiten, que no les es posible en este momento. ¿Por qué? Porque si les fuera posible, cambiarían rápidamente, ¿no? 

Con la independencia pasa lo mismo: No sé si hemos de ser o no independientes en Cataluña, pero imaginarlo ha de ser posible, eso es obvio, porque ha pasado a la historia antes, porque hay países más pequeños, y porque ahora ya empieza a ser posible para mucha gente. Pero para muchas personas de este país que aún se les hace imposible imaginarlo. Hay un bloqueo, se pone la pantalla en negro. Siempre que la pantalla se ponga en negro, es un signo de alarma, de alerta. Es como si para mí, que soy monja y vivo en el monasterio, me fuera imposible imaginar para mí una vida fuera del monasterio. También esto sería una señal de alarma. Otra cosa es que yo diga: 'sí, me la puedo imaginar, pero prefiero esta vida que llevo'. Pero si ya no me la puedo ni imaginar, una alternativa, yo creo que eso es un signo de enajenación mental. Y creo que, a nivel social, no es de extrañar que tengamos esa enajenación mental, porque así es como funciona el bloqueo de la renovación social. 

-Os enmarcan en la teología de la liberación?

-Sí, claramente, y de hecho esta influencia última que recibo es de los escritos de un filósofo que se llama Enrique Dussell. Lo conocí hace poco en Cristianisme i Justícia. Habló de la filosofía de la liberación, y de cómo él había tenido una experiencia personal que le llevó a profundizar en lo que son las teorías de Marx ya leer a Marx desde los evangelios. Aunque él le diga filosofía, también tiene estos formación que parte de la teología de la liberación. Analiza desde un punto de vista filosófico estas tesis y las concreta, por ejemplo, que hay toda una corriente que nos viene del ámbito griego, donde nosotros nos situamos ante la realidad como si la relación básica fuera la relación sujeto -objeto. Desde un punto de vista subjetivo, nos miramos lo que es objetivo. Y aquí tenemos la ciencia, y aquí tenemos una serie de epistemologías y teorías del conocimiento que nos ayudan a avanzar, y que serían de este ámbito clásico que se inicia en Grecia. 

Pero Dussell, y otros autores contemporáneos, nos hablan de otra manera de mirar el mundo como marco básico. Es la relación sujeto-objeto el marco básico donde fundamentar nuestra visión del mundo? O es, quizá, debería ser la propuesta semítica, y por tanto también bíblica, de una relación sujeto-sujeto, la que es interesante? Y en este cara a cara entra un juego de subjetividades, entran unas dignidades. Son dimensiones muy distintas de la relación sujeto-objeto. Es diferente que en la base de nuestro pensamiento exista la relación subject-objeto, o exista la relación sujeto-sujeto. ¿Pero cuál es aquella que nos define, o que permitimos que nos estructure el pensamiento? No sé si me he explicado, con ello, pero quisiera aportar como una de estas visiones, las consecuencias son muy distintas. 

-De este crisis podemos sacar elementos positivos?

-Elementos positivos los podemos sacar porque los tenemos. Esto es lo que somos, positividad. Somos energía, inteligencia, y posibilidad de pensar las cosas de una manera más coherente. Pero yo no estoy segura de lo que se dice, que cuando viene una crisis salimos mejor. Mira, o peor! La subida de los fascismos sociales..., Ahora podríamos decir que lo que tenemos es un fascismo social. Esto lo ha dicho un sociólogo, de Sousa, se dice, de Brasil. Habla de fascismo social porque dice que la ideología que se instaura se basa en no tocar los privilegios a los ricos, porque tienen que invertir, pero los pobres se les puede apretar tanto como quieras porque no reaccionarán. En este hacer el nombre que mejor le sienta es fascismo social. Porque ya se presupone que el mejor sistema es el que trata diferente a las personas según la clase social a la que pertenecen. Si tienen dinero, se les debe respetar los caprichos. Y si no tienen, pues se les puede atropellar. Habrá un tanto por ciento de esta población que deberá sacrificar. Esto lo había dicho la Thatcher, con su sociedad famosa de los dos tercios: para ganar las elecciones sólo necesitas los dos tercios. Pues del otro tercio, te puedes olvidar. Porque si intentas gobernar para todos, entonces te arriesgas a perder las elecciones. Y a partir de aquí, es tal y como tenemos el mundo montado, sólo que no son dos tercios sino la mayoría la que acaba sacrificada. 

-La situación puede empeorar, todavía?

-Sí, yo lo creo. Sin alarmismo, pero en estos momentos, las predicciones que conozco no son que hemos tocado fondo. Esto irá a peor, porque así es como ha ido en otros países, como Grecia, que lo tenemos cerca. Porque tal y como nos estamos situando en este canal o en esta vía de endeudamiento progresivo de 'privatizar los beneficios, socializamos las pérdidas', que dicen los anticapitalistas, pues eso: cuando hay beneficios son privados. En cuanto al rescate bancario, como puede ser que los bancos hayan tenido beneficios? Estos mismos bancos que hemos rescatado! ¿Cómo puede ser que sus directivos hayan tenido primas de bonificación? ¿Cómo puede ser que los accionistas hayan ganado dinero? Si esto es verdad, es directamente una estafa! 

Esto es lo que hemos hecho y seguimos haciendo con los países del Tercer Mundo: de cada dólar de ayuda que dábamos, diez dólares subían hacia el norte en concepto de deuda externa. Entonces, ¿cómo podemos seguir diciendo que nosotros estamos trasvasando dinero de ayuda del norte al sur? En realidad, robamos al sur nueve de cada diez dólares que supuestamente producen. Creo que la nuestra es una situación que podría ir a peor. No me contentaría con decir que como hemos llegado a una crisis grave, de ahí saldrá una oportunidad. No, automáticamente puede salir un fascismo social, puede salir un fascismo político, puede salir una subida de derechas. Puede salir de todo, puede salir una guerra. 

Ahora bien, es verdad que, ahora, en la situación de crisis, y antes, cuando no la teníamos, y después, cuando la tengamos peor, siempre es posible una reacción positiva, constructiva, que crea que es posible para nosotros como colectividad organizarnos de una forma más agradable, más justa, más solidaria, más beneficiosa para el conjunto de la población. Yo creo en este ejemplo de Islandia. Hay gente que dice: 'sí, pero Islandia es pequeño'. Que me expliquen porque el hecho de que sea pequeño hace que Islandia pueda hacerlo y nosotros no. A la inversa, en Islandia se la asustó diciendo: 'sois pequeños y por tanto no sobrevivir sólo por aislamos económicamente'. Y de momento parece que les va bastante bien. Este es un ejemplo que inspira. Ha habido ejemplos a lo largo de la historia, estos países de Centro América que yo creo que nos los tenemos que mirar y estudiar con unos ojos nuevos. 

Porque aquí nos llega una información a través de unos medios de comunicación que no son neutras, y que tienen unos intereses. También explico este ejemplo de la realidad catalana, como he podido constatar que se vive en diferentes puntos del estado español. El ejemplo que pongo es con Sevilla, porque allí tengo unos amigos que me decían: 'Cataluña está bien, lástima que no se puedo Hablar en castellano'. Y, claro, tú que vives aquí, te quedas viendo visiones. Y yo digo: 'escúcheme, que en Cataluña la mayoría de la gente habla en castellano, así normalmente, que este es nuestro problema'. Pues no se lo creen. Y viven dentro de cuatro palmos. En el mapa son unos cuantos centímetros. Y no se lo creen. ¿Por qué? Porque la realidad de los medios de comunicación tiene esa fuerza. Y por eso este estado de cosas donde yo hablo de enajenación y de que nos cueste tanto imaginar alternativas y que nos venga una inseguridad interior. Esto tiene que ver con un mensaje que se va repitiendo y que se consolida como si fuera cierto.

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