domingo, 29 de julio de 2012


Los llamo a la conversión a los ricos
Eugenio Pizarro, sacerdote chileno




El Evangelio es la conocida "multiplicación de los panes". Nos muestra a Jesús padeciendo con los que tienen hambre. Lo significativo de este episodio de la vida de Jesús, es que da una orden: "Dénles ustedes de comer".

Esto quiere decir que nos hace responsables por el hambre en nuestra sociedad. Se trata de preocuparnos, mejor dicho: de ocuparnos de todos aquellos que sufren de hambre.

Es cierto, que cuando nos referimos al hambre, nos estamos centrando en el hambre que no tiene que comer. Pero también podemos entender que la palabra "hambre" encierra toda demanda humana, especialmente la demanda de los más pobres.

Jesús nos ha pedido y enseñado que busquemos antes que nada el Reino de Dios y su justicia. Que tengamos hambre y sed de justicia. Y que el resto se nos dará como añadidura.

Pero bien sabemos que el Reino de Dios es fraternidad, es la solidaridad: la ocupación de los unos por los otros, especialmente por los empobrecidos, que son los más necesitados de saciar su hambre: toda su hambre, entendiendo por ella toda demanda humana. Con esto debe quedarnos muy claro que Jesús nos manda a terminar con el hambre integral: de toda hambre humana.

Lo digo así, tal cual, para combatir ciertos reduccionismos con respecto a nuestra vida cristiana, especialmente a los que reducen su vida cristiana a una mal entendida vida espiritual. Se trata más bien de un espiritualismo enajenante, individualista e integrista, que mira con reservas toda acción que apunta a la justicia social, al bien común; al bien de la "polis": que apunta a la política. Hay que contraatacar ese reduccionismo, entendiendo, con compromiso, que todo lo humano también es espiritual.

Estábamos diciendo que el Reino de Dios es fraternidad, solidaridad, ocuparnos los unos por los otros. Para esto es necesario pedir y tener la virtud teologal de la Caridad. Y me refiero a la virtud teologal: de Dios, porque muchas veces confundimos el mandamiento del amor como un mero sentimiento humano de amor. Es decir no se trata sólo de amar a mis amigos y a mis seres queridos.

Se trata de amar icluso al enemigo y al "roto" que miro con desprecio porque lo considero "flojo" y que me produce rechazo y me justifica comodamente, no actuando y no comprometiéndome nunca por la causa de los más pobres, y mostrando que me muevo más bien con puros sentimientos y no con una caridad, que es un amor hasta que duela. Creo que hay que revisarse al respecto.

Esta concepción tal vez ideologizada políticamente me hacer ser renuente a todo lo que significa amar comprometida e integralmente, buscando la justicia social, la salvación y la liberación integral de "todo el hombre y de todos los hombres". Entonces, seamos obedientes a la orden que Jesús hoy nos da: "Dénles ustedes de comer".

También este Evangelio y lo significativo de la orden de Jesús, nos muestra a un muchacho que ayuda instrumentalmente a Jesús para multiplicar los panes. Entrega o comparte lo poco que tiene.

Entrega 5 panes y dos peces: responde a la orden de Jesús compartiendo y poniendo en manos de Jesús los panes y los peces. Esto también es muy significativo, sobre todo, para católicos de formas y no de fondo, que critican a su misma Iglesia y no hacen nada ellos personalmente, para construir en forma constructiva y con amor, no poniendo los peces y panes.

Generalmente son poderoso católicos que llenan los domingos los templos del barrio alto de Santiago, que no quieren compartir las inmensas cantidades que tienen, con la cual muchos chilenos empobrecidos saciarían su hambre; mejorarían su miseria de sueldo; mejorarían las condiciones de sus trabajos; habría viviendas y viviendas dignas; habría acceso a una salud digna de seres humanos; a una educación de calidad y gratuita; no existiría el miserable e inmoral sueldo mínimo de 193 mil pesos; no habría empobrecidos e indigentes.

Sí, hermanos católicos poderosos, que acumulan riqueza produciendo la pobreza y miseria en "millones de pobres que piden a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte (Medellín). Ustedes tienen muchos "panes y peces" (riquezas). Compártanla y se produciría la multiplicación de los panes en Chile. Yo les aseguro que les sobrará. Y se llenarán canastas con las sobras.

Si el abismo entre vuestras riquezas es escandaloso comparado con la miseria de tantos pobres que, intencionalmente y estratégicamente han sido escondidos en distintas partes de Chile. Los llamo a la conversión.

Y al gobierno: para posibilitar la "multiplicación de los panes" en Chile, lo llamo a no cuidar tanto los intereses de los grandes empresarios; que hagan una verdadera Reforma Tributaria, que en términos evangélicos sería como el muchacho que pone de lo suyo y se produce la multiplicación. Los llamo a la conversión, y les recuerdo que van a ser juzgados por Dios por el amor que comparte para que haya salud para los enfermos; casa para los que están a la interperie desnudos, con frío en nuestras noches de invierno (mateo 25), no olvidando que todavía quedan damnificados del terremoto del sur. Yo soy un convencido que con vuestro dinero se puede reconstruir Chile y les va a sobrar mucho dinero. ¡Vamos que se puede! El Cristo que está en el pobre espera vuestro compartir: espera vuestros panes y peces. Y en Chile habría hoy el milagro de la multiplicación y el compartir.

Este Evangelio de hoy nos está diciendo que tengamos confianza y esperanza en nuestra capacidad para hacer el bien a los demás; en nuestra capacidad de evangelizar con lo que somos y tenemos. Póngámonos al servicio de los demás; al servicio pastoral evangelizador. Pongamos con fe, en manos de Jesús, nuestra capacidad: nuestro 5 panes y dos peces. Es Jesús el que multiplica nuestros dones y esfuerzos para que salvación y liberación sea un saciar el "hambre" integral, y alcance para todos e incluso sobre.

Es Cristo el Evangelizador de "todo el hombre y de todos los hombres". Nosotros somos sus colaboradores. Cristo necesita de nosotros, nuestra decidida voluntad, de poner a su disposición lo poco y mucho que tenemos y somos; necesita nuestros pobres y ricos recursos; nuestra pobre y abundante generosidad, nuestros pocos y muchos panes y peces.
Seamos como el pobre, pero generoso muchacho oferente del Evangelio, que comparte lo que tiene... Hermanos (as): La siembra, por parte nuestra, del bien en nuestro mundo: del Evangelio encarnado, será un permanente milagro de multiplicación de nuestras capacidades y cualidades; de nuestros esfuerzos; también de nuestras riquezas no siempre bien habidas.

Será el milagro que alimenta la fraternidad y la justicia para nuestros hermanos. Se trata de un modelo de sociedad del compartir según la necesidad de cada uno; de la civilización del amor, versus un modelo de sociedad acumuladora y egoísta, que no distribuye, que acapara en pocas manos, haciendo la escasez en muchas manos empobrecidas.

Se trata del neo liberalismo o "capitalismo salvaje" condenado por la Iglesia, porque hoy, en el pobre y marginado, Cristo está padeciendo bajo el poder de Poncio Pilato. Es lo que nuestros obispos han llamado tantas veces "pecado social". Y por esto vamos a ser juzgados por Dios, no olvidando que nuestro santo el padre Hurtado, asumiendo integralmente a Jesús, nos gritó: ¡El pobre es Cristo! Amén.

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