sábado, 14 de julio de 2012


Alberto Luna: 
“La condena a Fernando Lugo ya estaba dictada antes del proceso”

Provincial de la Compañía de Jesús en Paraguay



 Como integrante de la Junta directiva de la Conferencia de Religiosos del Paraguay (CONFERPAR), el sacerdote jesuita Alberto Luna Pastore, de 51 años, es uno de los firmantes del comunicado difundido días atrás por este organismo denunciando el “juicio político” al que ha sido sometido el presidente Fernando Lugo y expresando su preocupación por el futuro del país. 

En calidad de miembro de la CONFERPAR –“no en nombre de ella”, matiza–, el actual provincial de la Compañía de Jesús en Paraguay nos acerca a una situación que “ha quebrantado gravemente el proceso democrático, hiriendo nuestra frágil institucionalidad y dificultando la convivencia social y política nacional”.

- ¿Qué está pasando hoy en Paraguay?

- Ha ocurrido un grave quiebre institucional con la destitución vía juicio político de Fernando Lugo como presidente de la República y la asunción de Federico Franco en su reemplazo. Si bien se ha ejecutado aplicando una facultad constitucional, creemos que el Parlamento Nacional, a instancias de los directorios de los principales partidos, ha abusado de esta facultad y no ha respetado las garantías y plazos del debido proceso al que tiene derecho toda persona antes de ser condenada. Más aún, vemos que la condena ya estaba dictada antes del proceso, que ha sido la ejecución acelerada de un guión de formalidades con un final predeterminado.

Esto ha quebrantado gravemente el proceso democrático, hiriendo nuestra frágil institucionalidad y dificultando la convivencia social y política nacional, lo que, sumado a la suspensión de Paraguay del Mercosur y al escaso reconocimiento internacional del actual Gobierno, han instaurado una situación de incertidumbre para el futuro de nuestro país.

“Lugo ha sido víctima de una sistemática
 conjura de intereses de grupos económicos
 interesados en mantener sus privilegios,
 y de su falta de determinación
 para impulsar las necesarias reformas sociales”.


- ¿Qué ha perjudicado más a Lugo: esa trastienda política o su falta de decisión?

- Lugo ha sido víctima, por un lado, y desde el principio de su gobierno, de una sistemática conjura de intereses de grupos económicos interesados en mantener sus privilegios, vinculados sobre todo al partido que ha estado 60 años en el poder y que fuera desplazado por él mismo en las elecciones de 2008. Estos grupos han estado al acecho de las oportunidades para sacarlo del medio y recuperar su espacio. Por otro lado, ha sido víctima de su falta de determinación para impulsar las necesarias reformas sociales, de sus desaciertos para negociar con su escaso margen parlamentario y para articularse con el partido que le dio la base para ganar las elecciones, sin olvidar la factura pendiente de sus desórdenes morales como obispo, usados sistemáticamente en su contra.



- ¿Qué papel ha jugado la Iglesia en todo este proceso?

- Esta situación ha generado y seguirá generando oposición e indignación entre sectores sociales, políticos, económicos y eclesiales que ponen en duda la legitimidad y validez del proceso de instauración del Gobierno de Franco, así como reacciones de adhesión y apoyo en los sectores sociales, políticos, económicos y eclesiales que validan y legitiman la destitución de Lugo. Así como para su postulación y elección en 2008 se vieron posturas encontradas entre obispos, sacerdotes, movimientos y grupos eclesiales, vuelven a aparecer hoy diferentes posicionamientos entre los católicos ante los nuevos acontecimientos. El problema radica, en parte, en la falta de madurez para encarar con apertura y pluralismo respetuoso un asunto político, que por su naturaleza pertenece al campo de lo opinable y no está sujeto a la disciplina eclesiástica, aunque el principal actor sea un exobispo de la Iglesia católica.

En el nº 2.809 de Vida Nueva. Entrevista a Alberto Luna.


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