martes, 18 de marzo de 2014




San José es una figura muy querida en la Iglesia. Son pocos los datos que tenemos sobre él. Es lógico que la piedad popular haya querido suplir estos vacíos. Y así han aparecido algunos tópicos sin mucho fundamento, que se repiten como si fueran grandes verdades. Si ahora me muestro crítico con algunos de estos tópicos es precisamente para ensalzar la figura de San José, situándola más en consonancia con los datos bíblicos y con lo que se ajusta más al ambiente en el que vivió.

Primer tópico: la edad que tenía cuando se casó. A veces, lo han presentado como un anciano para asegurar mejor la falta de relaciones sexuales con su esposa y como figura necesaria para ocultar la concepción extramatrimonial de María. Puestos a conjeturar sobre la edad hay que sostener que José y María eran dos jóvenes hebreos, con la edad más adecuada para casarse.

Otro tópico: su oficio. Decir que era carpintero, y suponer que eso implicaba ser dueño de un pequeño negocio, no parece que responda a lo que dicen los Evangelios. La palabra griega tekton, utilizada por el evangelista Mateo, es más exacto traducirla por constructor. Algunos creen que José y Jesús pudieron haber trabajado en la reconstrucción de la ciudad de Séforis. Por otra parte, Jesús no habla de carpintería, pero sí habla de las piedras de los constructores, quizás porque sabía de eso por propia experiencia. José debía ser un obrero por cuenta ajena, un pobre entre los pobres. En aquella sociedad de campesinos, dueños o arrendatarios de pequeñas tierras, había gente más pobre que ni siquiera tenía un pedazo de tierra, en ocasiones porque se habían endeudado y habían tenido que venderla. Jesús conocía por experiencia familiar la realidad de la pobreza.

Finalmente, no parece muy acorde con el ambiente de la época decir que José, junto con su esposa, habría hecho voto de virginidad. En aquella sociedad religiosa esto resultaba inconcebible. Además, ¿cómo se entiende que dos jóvenes prometidos que, por tanto, pensaban casarse, hicieran voto de virginidad? Tampoco resulta muy coherente este voto con eso que dicen algunos escritores cristianos de los primeros tiempos: que los llamados hermanos de Jesús eran hijos de José.

Resultaría más coherente con el amor que se profesaban María y José, y con la acendrada piedad de estos dos jóvenes, que una vez constatado el embarazo de María, ambos hablasen largamente. El amor que José tenía por María facilitaría que creyese la explicación de que ella no había tenido relaciones con otro varón. Y su profundo sentido religioso haría que ambos se inclinasen ante el misterio y vieran, sin comprender, la mano de Dios en este acontecimiento. Ellos, como buenos israelitas, sabían que Dios habla por medio de la historia. Y a partir de este acontecimiento, acogido con fe y sobre la base de su mutuo amor, emprendieron la difícil aventura de vivir de cara a Dios, poniéndose incondicionalmente en sus manos.

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