martes, 18 de marzo de 2014

CARPINTERIA JOSE

Cuando José, el carpintero, 
Supo que iba a ser papá, 
Levantó a María en brazos 
Para ponerse a bailar. 

Nadie puede imaginar 
Que el esposo de María 
Era capaz de cantar. 

No necesito decir 
Lo hermosa que era María 
Una perla en cada oreja, 
Hay mucha bibliografía. 

Todo iba de maravilla 
En el hogar de José, 
No se hablaba de otra cosa 
Que del próximo bebé. 

Por la noche conversaban 
Cómo lo iban a llamar, 
A él le gustaba Jesús 
A ella le daba igual. 

La dicha se interrumpió, 
Afirman las Escrituras, 
Al mismo tiempo que Herodes 
Decretó la mano dura. 

Se mandaron a mudar, 
Vendieron lo que tenían, 
Ni siquiera se salvaron 
Las dos perlas de María. 

Mirando las estampitas, 
Nadie puede imaginar 
Que el esposo de María 
Era capaz de pelear. 

Parecían dibujitos 
Atravesando el desierto, 
Los dos a punto de entrar 
En el Nuevo Testamento. 

Dormían a cielo abierto, 
Muchas veces no comían, 
Él le daba calorcito 
Con la mano en la barriga. 

Terminaron en Belén, 
Un pueblo de cien ovejas, 
Un pesebre, luna llena 
Y un montón de casas viejas. 

La soledad del lugar, 
Los dolores de María, 
José golpeaba las puertas 
Pero nadie las abría. 

Mirando estampitas 
Nadie podría decir 
Que el esposo de María 
Era capaz de rugir. 

Por un lado la fatiga, 
Por el otro el embarazo, 
José se enfrentó al pesebre 
Y lo abrió de un rodillazo. 

Esto es música, señores, 
Esto es puro sentimiento, 
Un hombre y una mujer 
Compartiendo un nacimiento. 

Mirando las estampitas 
Nadie puede imaginar 
Que el esposo de María 
Era capaz de llorar.


Daniel Salzano y Jairo

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