jueves, 2 de enero de 2014

El Papa “marxista” 
pone en riesgo 
los dólares de los filántropos estadounidenses
 PAolo Mastrolilli


  

Mientras era Rush Limbaugh, el excéntrico comentarista radiofónico conservador norteamericano, o el Tea Party, influenciados quizá por un antiguo prejuicio anticatólico, se podía pasar por encima. Pero ahora, si es cierto que el fundandor de Home Depot, Ken Langone ha declarado a la televisión CNBC que las opiniones del Papa sobre la economía están creando un problema, es algo un poco más serio que hay que resolver. 

  
Algunos grandes financieros de los Estados Unidos están reconsiderando las donaciones a la Iglesia, y esto pone en peligro sus actividades en todo el mundo. En la exhortación Evangelii Gaudium, el pontífice había advertido sobre los excesos del capitalismo. Los conservadores americanos habían reaccionado mal, y Limbaugh lo había acusado de usar un lenguaje marxista. En su entrevista con Andrea Tornielli a 'La Stampa', Francisco había respondido que el marxismo es una ideología errónea, “pero yo he conocido diversos marxistas que eran buenas personas, y por lo tanto este adjetivo no me ofende”. 


La disputa con Limbaugh y el Tea Party se había cerrado así, pero ahora se estaría abriendo otra más peligrosa. Ken Langone es un católico muy devoto y también el fundador de la gran cadena de productos para la casa Home Depot. Ha hecho siempre donaciones importantes a la Iglesia, y el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, lo ha involucrado en la recaudación de cerca de 180 millones de dólares necesarios para restaurar San Patrick, la catedral construida en 1878 en la Quinta Avenida. 
  

“Un potencial donante a siete cifras –ha dicho Langone al canal económica CNBC-- me ha dicho que es reacio a participar porque está preocupado por las críticas del Papa hacia el capitalismo. Las considera un elemento de exclusión”.El donante había quedado especialmente impresionado por las palabras según las cuales “la cultura de la prosperidad ha hecho a los richos incapaces de sentir compasión por los pobres”. Langone dijo haber planteado la cuestión a Dolan: “Eminencia, esto es un obstáculo más del que no teníamos necesidad. Los americanos están entre los filántropos más generosos del mundo, pero deben ser abordados en la manera justa. Se obtiene más con la miel que con el vinagre”. 



Según el fundador de Home Depot, Dolan lo tranquilizó explicándole que el donante había entendido mal las palabras de Francisco: “El Papa ama tanto a los pobres como a los ricos. Cuando este donante entienda bien su mensaje, no tendrá problemas en contribuir”. Langone respondió que hablará con él, pero no quiso hacer público el nombre de la persona. 



El problema, si fuera más allá de una simple deserción, podría convertirse en algo complicado para el Vaticano, llegando incluso a plantear dificultades más allá de la recaudación de los fondos necesarios para restaurar San Patrick. Estados Unidos y Alemania, de hecho, son los países que contribuyen más en las actividades de la Iglesia en todo el mundo: si los grifos de los filántropos católicos se cerraran, remplazarlos para ayudar a los pobres como hacen las Catholic Charities, sería muy difícil. 



Naturalmente puede ser que tenga razón Dolan: una duda no basta para crear un fenómeno, y una mejor comprensión de las opiniones de Francisco puede resolver la cuestión. Es curioso además que justo sobre estas posiciones económicas y sociales, la Casa Blanca espera reconstruir su relación con el Vaticano, después de las dificultades en el pasado legadas a los temas de la vida y el aborto.

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