domingo, 5 de enero de 2014

"La verdadera historia de los Reyes Magos: 
una noche alegre y tensa"
Emilio Pinto






"Bienvenidos"- dijo la Virgen María, "pasen, pasen y siéntense, fuera hace mucho frío, y muchas gracias por venir".

"Bienvenidos hoy a Belén, a Isla, a Madrid, a París, a Bata, a Damasco... Bienvenidos desde hace dos mil años a reconocer al rey de reyes, y a reconocer a todos los niños del mundo".

Melchor, sacando de sus alforjas algo tapado en trapos, se lo entregó a María diciendo:

-"Venimos a adorar a Dios y a ofrecer unos pequeños presentes, tomad". Se inclinó y lo dejó a los pies de la Virgen.

María, al abrirlo, quedó desconcertada, parecía un lingote de oro, y permaneció unos instantes en silencio, hasta que dijo:

- "¿Puede Dios aceptar esto mientras que aquí en Belén hay paro?, ¿Puede aceptar esto Dios mientras que hay mujeres y niños esclavizados en el mundo?, ¿Puede Dios quedarse con el oro mientras que hay familias que no pueden pagar la luz, o padres que no tienen nada que ofrecer a los suyos, o guerras que no dejan ganarse el pan, o campos de refugiados donde falta la ayuda, o hijos que duermen en la calle? Dígame Sr. Melchor ¿Puede Dios?"

De nuevo se hizo el silencio y de nuevo María, mirando con ojos de Madre y no de reproche, dejó que el mismo Dios la inspirase, para que fuera su alma quien hablase:

-"Si a ustedes les parece bien: ¡José, trae algo que sierre oro, que lo vamos a cortar!". Poniendo las telas debajo para que no se perdiera ni un gramo, José preguntó:

-"¿Por dónde María?"

Poniendo el dedo de Jesús sobre el lingote dijo: "Aquí tienes la medida, corta tantos trozos como puedas."

Entonces Gaspar pensó en traerse algo más cómodo para sentarse, pues con tanto corte la noche se prometía larga.

- "El primer trozo, para los pastores de Belén y también para los parados de Belén del año 2014, y para crear una bonita cooperativa donde puedan trabajar los hombres y no tengan que emigrar. ¡José cuidado con las virutas que serán para la universidad de Belén!".

- "El segundo para los niños que están por nacer y cuyas madres necesiten algo para no tener que abortar".

- "Y las limaduras para los juguetes de los que está noche no tendrán nada"

- "El tercero para los campos de refugiados y para construir casas, que nadie más tenga que nacer en ningún portal"

Y así un trozo, y otro, y otro más y María se fue acordando de todos los que sufren y lloran en el mundo, para que les llegase el consuelo de Dios. Los últimos restos los guardó para el largo viaje que les esperaba.

Gaspar traía Incienso, el incienso se quemaba delante de los dioses, y era una forma de reconocer al niño como lo que era, de hecho las iglesias católica y ortodoxa lo siguen empleando en la liturgia; María acogió el presente y mientras que prendió un poco, se iba dejando llevar por un corazón de madre que sabe que los males de este mundo no son solo materiales.

"¡Gaspar!"- Le dijo María-: "Quememos el egoísmo, quememos las envidias, las malas palabras, los comportamientos corruptos, quememos las ganas de hacer daño al otro. Hagámonos como niños, que se portan muy bien pues saben que los reyes magos quieren a los que se portan bien; Pongamos buen olor al mundo, llenémoslo de buenas noticias, de la Buena Nueva. Que este olor entregue a los hombres las mejores emociones y nadie olvide que, cuando se hace el bien, el premio es la misma acción. ¡Gaspar, más, ponga más incienso que el portal, como el mundo, huele a animal y tenemos que transformarlo en olor de santidad. Que el incienso haga que todos los corazones de hoy y de mañana huelan bien, más, más incienso, hasta que quememos todos los pecados, o al menos hasta que todo hombre lo intente, intente dar buen aire a su paso."

Baltasar se mostraba intranquilo, la noche se estaba alargando... María preguntó -"¿Baltasar, qué sucede?" -"Tienen que escapar"- contestó el rey - "Tienen que cruzar el muro, tienen que pasar por las concertinas. Sin querer le hemos dicho a Herodes que veníamos a adorar a un niño, ahora comprendo que es más que un niño, que todo niño es más que un niño, todo niño es un hombre de Dios en potencia y que éste es el propio Dios, solo hay que ver a su madre; Herodes vendrá a matarlo, tienen que huir, perdónennos, muchas veces queriendo hacer las cosas bien, las estropeamos, la estrella desapareció un rato y fuimos a preguntarle y..."

- "Tranquilo Baltasar," -le dijo María- "Nuestra muerte no es el final del camino y la muerte de este niño será la salvación del mundo, en cuanto a lo que han hecho, estén tranquilos, Dios es misericordioso y os ama por encima de vuestras acciones, amar solo por las acciones no deja de ser un egoísmo. ¿Qué traéis Vos al niño Dios?"

- "Os traigo Mirra." -"¿Mirra, y eso para qué sirve? -"Mezclada con vino," - contestó el rey- "se utiliza como analgésico y significa que este niño ha venido a quitar el dolor del mundo."

-"Sí, Baltasar, ha venido a quitar el dolor pero necesita vuestra ayuda, necesita la ayuda de los niños, necesita los brazos y los labios de las madres, las palabras de los Santos, necesita el cuidado de las enfermeras, la instrucción de los maestros. DIOS NECESITA VUESTRA AYUDA para que está noche sea mágica y alegre. Necesita al Papa Francisco y al Obispo Carlos; Dios quiere vuestra ayuda para que el dolor sea fortaleza, para que quienes sufren encuentren sentido, para curar siempre el alma, aunque el cuerpo ande mal del corazón o del estómago; Hasta el último suspiro puede ser un analgésico para los demás. Dios necesita periodistas y magos, payasos y trapecistas, bailarines y músicos, poetas, médicos, cantantes, panaderos, libreros... En el fondo Dios nos necesita a todos, si no contara con todos siempre habría algo que se quedara sin hacer".

María salió un momento fuera, mirando las estrellas, lloraba, era mucha la responsabilidad y ella se sentía pequeña, sencilla, hasta que un pastor a lo lejos gritó:

-"¡María, guapa! Reina, madre de Dios, no te olvides que estás llena de gracia". Y entonces se dio cuenta. Dios elige a los sencillos para que su ego no acabe con su mensaje y se construyan otros distintos.

Hoy en Belén no hay reyes, la iglesia cerrará a las 16:30 de la tarde, pero han llegado nuestros propios reyes, el grupo de Ain Karen que ha llevado miles de peticiones al niño Dios y sobre todo ganas de adorarle. Y las iglesias del mundo abrirán y los sagrarios en los corazones de los hombres resplandecerán. Esta noche tensa está envuelta en sueños de esperanza, han venido a curarnos las heridas, han venido a ser nuestra sangre.

Bienvenidos Majestades, pasen, pasen y déjennos el mensaje de María, el mensaje del niño Jesús y, si pueden, unos calcetines, una colonia, un abrigo o una pista de coches, lo que traigan bien recibido será, pero por favor que haya para todos.

Esta noche no huele tanto a establo, pero cuidado, que Herodes está cerca.

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