domingo, 31 de marzo de 2013


¿Por qué somos tan reacios 
a la vida y a la alegría?
José Luis Cortés, en Ciclo C RD/Herder


- Ha terminado la Cuaresma; hemos completado ese "cursillo" que Jesús nos ha dado sobre el ser evangelizadores, portadores de su mensaje hoy. Ahora se trata de ponerlo en práctica... y empezamos a encontrarnos con las primeras dificultades.

Por ejemplo, y en primer lugar: nos cuesta alegrarnos, nos resistimos a la alegría; no entendemos por qué debemos estar alegres (DOMINGO: "Hasta entonces no habían entendido"), 
a pesar del mandato explícito de Jesús (LUNES: "¡Alegraos!"). 
A nosotros nos va más el llorar, el quejarnos, el lamentarnos (MARTES: "¿Por qué lloras?"); 
somos torpes para entender la razón de nuestra alegría (MIERCOLES: "¡Qué necios y torpes sois!") 
y nos quedamos atónitos (JUEVES: "¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón?"), 
sin atrevernos a dar el paso que nos liberaría (VIERNES: "Ninguno se atrevía a preguntarle quién era").

Jesús nos reprocha esa resistencia nuestra a echarnos en brazos de la felicidad (SABADO: "Les echó en cara su incredulidad").

La Pascua es la ocasión ideal para hacer prácticas de alegría.

Una semana para preguntarnos por qué nos cuesta tanto unir fe y alegría.

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