Pbro. Jorge Trucco
DOMINGO
DE RAMOS
Lc
19,28-40:
"Si ellos se callan, gritarán las piedras"
Is
50,4-7:
"El Señor viene en mi ayuda por eso no quedé defraudado"
Flp 2,6-11:
"No hizo alarde de su categoría de Dios"
Lc 23,1-49:
"Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen"
San Pablo
nos dice “tengan los mismos
sentimientos que Cristo”. La
Semana Santa es más que recordar, que “compadecernos” como teniendo lástima
de Jesús. Semana Santa es “sentir”, tener los mismos sentimientos que Jesús. Él
vivió todo el drama del hombre, un día aplaudido y otro día criticado, vivió
nuestras luchas. El drama de Jesús
es el drama de la Iglesia, su Cuerpo, que sigue sufriendo por la condena
de los de “afuera” y la traición de los “de adentro”.
Jesús
es proclamado Rey. Muchos, también los discípulos, lo entienden al modo humano,
lo quieren rey como una forma de acceder al
poder para usarlo como
dominio sobre los demás. Pero Jesús se presenta como un REY DE MANSEDUMBRE Y DE
PAZ, (montado en un burrito y no en un
caballo...) Es el drama de la historia
de la humanidad, dividida entre amor y odio, guerra y paz, dominio y
servicio... En esta Jornada por la Memoria por la Verdad y la Justicia corremos
el riesgo de alimentar el odio o de olvidar lo que nos pasó. En ambos casos
podemos volver a generar nuevos torturados (trabajo esclavo, trata de personas,
tráfico de drogas) y nuevos desaparecidos (enfermos, olvidados, excluidos de la
sociedad, niños y jóvenes “desaparecidos” frente a las computadores o
televisores para que no molesten). Ante el drama de la vida estamos tentados de
buscar MESIANISMOS SALVADORES corriendo el riesgo, como aquellos
discípulos que hoy contemplamos en el Evangelio, de ESPERAR TODO DE ARRIBA:
cruzamos de brazos y decir: “¡qué sea lo que Dios quiera!”
Los cristianos tenemos una manera
particular de vivir la Memoria y la Justicia. Sabemos que Dios no va a
manifestar su voluntad si nosotros no hacemos nuestro aporte. La “Pasión” de Jesús no es PASIVA. Jesús
echa en cara a Pilatos su autoritarismo, les hace ver a los Sumos Sacerdotes su
pecado, responde al servidor de Caifás, no rompe su silencio ante las ofertas
de Herodes. Reclama justicia, pero
sin engendrar violencia.
SEMANA SANTA es para que fijemos
los ojos en Jesús. No el Jesús que nosotros nos fabricamos, el del populismo milagroso, el
del Hollywood (por ejemplo la película la Pasión…); sino en el Jesús que nos
muestra el Evangelio: que asume el camino de la Cruz para ser constructor de la
Paz desde la instauración del Reino de Dios. Así reina nuestro Rey. Tomó la condición de servidor,
haciéndose como un hombre cualquiera.
La pasión de Jesús es auténtica.
Como la de tantos hombres y mujeres a lo largo de la historia y en nuestros
días. La Pasión, como el dolor, no tiene
la última palabra Tampoco la única. No la tiene si se le encuentra sentido: si se sufre
por alguien y con alguien, para alguien. La Pasión del Señor no es una tragedia, sino
el acontecimiento que imprime a la historia la fuerza necesaria del proyecto
salvador para todos los hombres. A la vez, nos explica que Jesús dio a
su muerte un sentido de entrega y de fidelidad a Dios, pero para que Dios fuera
siempre el Dios de los hombres.
Hoy nos hemos olvidado los
ideales y pasamos a ser “pragmáticos” (es decir, buscar resultados eficientes y
rápidos sin tener en cuenta el ideal, el “valor”).Cuando se pierden valores
como la honestidad, la justicia, la verdad, vamos creciendo en un clima de
corrupción y en la falsa seguridad de que todo funcionará bien. Tarde nos
daremos cuenta que estamos construyendo un ídolo con pies de barro. Jesús no se acobarda y es coherente hasta
el final, por eso es fiel a la voluntad del Padre Dios.
Jesús
cumple la Voluntad de Dios. No, como muchas veces se interpreta, de
marchar a la muerte, sino de exponer claramente su mensaje y no ceder ni
ante las amenazas ni ante los halagos. Jesús no impone su mensaje (el Evangelio
impuesto no sirve para nada) pero se mantiene firme hasta el final.
¿A qué Jesús seguimos?
al de Hollywood o al que se juega la vida
por el Reino de Dios y
su justicia?
La ramita no es un amuleto, es el
COMPROMISO de la COHERENCIA y de la PAZ
en el esfuerzo de la cruz más que en el festejo de
imponer nuestras ideas. Tener la ramita de olivo en casa nos recuerda la
coherencia de Jesús hasta las últimas consecuencias. ¿Bastante comprometida la
ramita?...
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