lunes, 28 de enero de 2013


Tercera semana del tiempo ordinario 
según el Ciclo C 
de José Luis Cortés 
(RD-Herder)
"Tenemos que estar orgullosos de ser pequeños, y tomar conciencia de que nuestra pequeñez es nuestra fuerza"




Jesús se encontró con pocos medios a su disposición para desarrollar su programa: no pudo contar con los suyos, los de Nazaret, donde se había criado (DOMINGO); 
ni pudo contar con los representantes religiosos, que lo acusaban de pactar con el diablo (LUNES: "Tiene dentro a Belcebú"); 
ni con sus propios familiares (MARTES: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?").

Naturalmente, tampoco con los ricos o los poderosos. 
Tuvo que crear una familia nueva y pequeña, como una semilla (MIÉRCOLES: "Salió el sembrador a sembrar"), para poner en marcha el reinado de Dios.

Los cristianos recibimos en su día una buena simiente, el Evangelio, que representa la base de nuestro programa de renovación; pero no sabemos hacerla fructificar ("Cayó en terreno pedregoso"); 
colocamos mal la luz (JUEVES: "Debajo de la cama"); 
desconfiamos de su potencialidad al verla tan pequeña y tan poca cosa (VIERNES: "Es la semilla más pequeña"). 
Y, sin embargo, lo pequeño encierra una enorme potencialidad como ese niñito que dio vida nueva a ancianos como Simeón y como Ana (SÁBADO).

El Reino no se hará efectivo mientras sigamos poniendo nuestra confianza en lo grandioso, lo multitudinario, lo poderoso, lo rico. de ahí no saldrá nada. Es lo pequeño lo que produce cambios. Tenemos que estar orgullosos de ser pequeños, y tomar conciencia de que nuestra pequeñez es nuestra fuerza.


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