Segunda semana del ordinario en "Ciclo C",
de José Luis Cortés (RD-Herder)
El vino de Jesús cura las heridas,
libra de los demonios y da...
El resto es sólo religión
Si queremos ser seguidores de Jesús y colaboradores en la difusión de su buena noticia, no solo debemos compadecernos de la gente, curarla o hacer esto de cualquier manera: tenemos que estar convencidos hasta el tuétano de que el "vino" que ofrecemos a las personas es el mejor remedio para sanar sus males y para proporcionarles alegría y plenitud de vida.
Se trata de un caldo buenísimo (DOMINGO: "Has guardado el vino bueno hasta ahora");
un vino nuevo que no puede ser almacenado en recipientes caducos (LUNES: "A vino nuevo, odres nuevos"),
encerrado en fórmulas legalistas (MARTES: "No se hizo el hombre para el sábado")
o dispensado por corazones duros (MIÉRCOLES: "Dolido por la dureza de su corazón").
El vino de Jesús cura las heridas de la gente (JUEVES: "Todos los que sufrían de algo se le echaban encima"),
libra de los demonios (VIERNES: "En mi nombre echarán demonios")
y da, con todo ello, señales patentes de que el Reino de Dios está aquí (SÁBADO: "El Reino de Dios ha llegado a vosotros").
El resto es sólo religión.
Esta semana nos invita a que revisemos en qué odres (con qué instrumentos) llevaremos nuestro vino a la gente.
Porque incluso para los más "liberados" es difícil librarse de una tradición (religiosa) esclerotizada, o renunciar a unos moldes cómodos pero ya caducados en incapaces de seguir dando vida hoy.
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