domingo, 20 de enero de 2013


Segunda semana del ordinario en "Ciclo C", 
de José Luis Cortés (RD-Herder)

El vino de Jesús cura las heridas, 
libra de los demonios y da... 
El resto es sólo religión




 Si queremos ser seguidores de Jesús y colaboradores en la difusión de su buena noticia, no solo debemos compadecernos de la gente, curarla o hacer esto de cualquier manera: tenemos que estar convencidos hasta el tuétano de que el "vino" que ofrecemos a las personas es el mejor remedio para sanar sus males y para proporcionarles alegría y plenitud de vida.

Se trata de un caldo buenísimo (DOMINGO: "Has guardado el vino bueno hasta ahora"); 
un vino nuevo que no puede ser almacenado en recipientes caducos (LUNES: "A vino nuevo, odres nuevos"), 
encerrado en fórmulas legalistas (MARTES: "No se hizo el hombre para el sábado") 
o dispensado por corazones duros (MIÉRCOLES: "Dolido por la dureza de su corazón").

El vino de Jesús cura las heridas de la gente (JUEVES: "Todos los que sufrían de algo se le echaban encima"), 
libra de los demonios (VIERNES: "En mi nombre echarán demonios") 
y da, con todo ello, señales patentes de que el Reino de Dios está aquí (SÁBADO: "El Reino de Dios ha llegado a vosotros").

El resto es sólo religión.

Esta semana nos invita a que revisemos en qué odres (con qué instrumentos) llevaremos nuestro vino a la gente. 
Porque incluso para los más "liberados" es difícil librarse de una tradición (religiosa) esclerotizada, o renunciar a unos moldes cómodos pero ya caducados en incapaces de seguir dando vida hoy.

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