Para entender el terrorismo contra Charlie Hebdo en París
Leonardo Boff
Una cosa es indignarse, con
toda razón, contra el acto terrorista que acabó con los mejores caricaturistas
franceses. Se trata de un acto abominable y criminal, imposible de ser apoyado
por cualquiera que sea.
Otra
cosa es buscar entender analíticamente por qué tales sucesos terroristas
ocurren. No caen del cielo azul. Detrás de ellos hay un cielo oscuro, hecho de
historias trágicas, matanzas masivas, humillaciones y discriminaciones, cuando
no de verdaderas guerras como las de Iraq y Afganistán que sacrificaron vidas
de miles y miles de personas o las obligaron a marchar al exilio.
Estados
Unidos y varios países europeos estuvieron presentes en estas guerras. En
Francia viven algunos millones de musulmanes, la mayoría en las periferias de
las ciudades, en condiciones precarias. Muchos de ellos, aunque hayan nacido en
Francia, están altamente discriminados hasta el punto de surgir una verdadera
islamofobia. Después del atentado a las oficinas de Charlie Hebdo, fue atacada
a tiros una mezquita, un restaurante musulmán fue incendiado y una casa de
oración islámica fue también tiroteada.
Se
trata de superar el espíritu de venganza y de renunciar a la estrategia
de enfrentarse a la violencia con más violencia todavía. Ello crea una espiral
de violencia interminable, que produce incontables víctimas, la mayoría de
ellas inocentes. Y nunca se llegará a la paz. Si quieres la paz prepara medios
de paz, fruto del diálogo y de la convivencia respetuosa entre todos.
El
atentado terrorista de 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos fue
paradigmático. La reacción del presidente Bush fue declarar la “guerra
infinita” contra el terror e instituir el “acto patriótico” que viola derechos
fundamentales de los ciudadanos.
Lo
que Estados Unidos y sus aliados occidentales hicieron en Iraq y en Afganistán
fue una guerra moderna con una mortandad de civiles incontable. Si en estos
países hubiese solamente amplias plantaciones de dátiles y de higos nada de eso
habría ocurrido. Pero en ellos hay muchas reservas de petróleo, sangre del
sistema de producción mundial. Tal violencia dejó un rastro de rabia, de odio y
de deseo de venganza en muchos musulmanes que vivían en esos países o por todo
el mundo.
A
partir de este trasfondo se puede entender que el abominable atentado de París
es resultado de esta violencia primera y no causa originaria. No por eso se
justifica.
El
efecto de este atentado es instalar un miedo generalizado. Ese es el efecto que
busca el terrorismo: ocupar las mentes de las personas y hacerlas rehenes del
miedo. El significado principal del terrorismo no es ocupar territorios, como
hicieron los occidentales en Afganistán y en Iraq, sino ocupar las
mentes.
La
profecía que hizo el autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre,
Osama Bin Laden, el 8 de octubre de 2001, lamentablemente se realizó: «Estados
Unidos nunca más tendrá seguridad, nunca más tendrá paz». Ocupar las mentes de
las personas, mantenerlas desestabilizadas emocionalmente, obligarlas a
desconfiar de cualquier gesto o de personas extrañas, es el objetivo esencial
del terrorismo.
Para
alcanzar su objetivo de dominación de las mentes, el terrorismo persigue la
siguiente estrategia:
(1)
los actos tienen que ser espectaculares, de lo contrario no causan una
conmoción generalizada;
(
2 ) los actos, a pesar de ser odiados, deben causar admiración por el ingenio
empleado;
(
3 ) los actos deben sugerir que fueron minuciosamente preparados;
(
4 ) los actos deben ser imprevistos para dar la impresión de ser
incontrolables;
(
5 ) los autores de los actos deben permanecer en el anonimato (usando máscaras)
porque cuanto más sospechosos haya, mayor es el miedo;
(
6 ) los actos deben causar miedo permanente;
(
7 ) los actos deben distorsionar la percepción de la realidad : cualquier cosa
diferente puede producir el terror. Basta ver a algunos chicos pobres entrando
en los centros comerciales y ya se proyecta la imagen de un asaltante
potencial.
Formalicemos
un concepto de terrorismo: es toda violencia espectacular, practicada con el
propósito de ocupar las mentes con miedo y pavor. Lo importante no es la
violencia en sí, sino su carácter espectacular, capaz de dominar las mentes de
todos. Uno de los efectos más lamentables del terrorismo fue haber suscitado el
Estado terrorista que es hoy Estados Unidos. Noam Chomsky cita a un funcionario
de los órganos de seguridad estadounidenses que confesó: «Estados Unidos es un
estado terrorista y nos enorgullecemos de ello».
Ojalá
no predomine en el mundo, especialmente en Occidente, este espíritu. Ahí sí,
iríamos al encuentro de lo peor. Solamente los medios pacíficos tienen la
fuerza secreta para vencer la violencia y las guerras. Esta es la lección de la
historia y el consejo de sabios como Gandhi, Luther King Jr, Francisco de Asís
y Francisco de Roma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario